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Ago 25, 2021
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El corazón común que late en todos los seres

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Por Patricia May.
La expansión y dominio de las fuerzas talibanes en Afganistán constituye una arremetida de las dinámicas más oscuras presentes hoy en el mundo, fuerzas excluyentes que ven la vida como una batalla de los buenos contra los malos e imponen su visión desde la superioridad de unos sobre los otros, en este caso por sus dogmas religiosos que están dispuestos a imponer a cualquier costo incluyendo la infelicidad de quienes viven bajo ese sistema, en especial mujeres y niñas.
Sin embargo, las mentalidades excluyentes están presentes no solo ahí, sino en todo el mundo y en el interior de nosotros mismos de modos no tan radicales y  explícitos bajo distintas formas de discriminación, intolerancia, prejuicios, indiferencia, a quienes no forman parte de nuestro círculo cercano a los que no “son como yo”, o “de los míos” ya sea por parentesco, ideología, clase social, edad, etnia,  equipo de fútbol, intereses comunes etc. y cada vez que excluimos, juzgamos y decidimos desde nuestros prejuicios estamos dándole fuerza a este tipo de conciencia separatista y excluyente que es la que opera en el centro del paradigma actual, las luchas de poder político, y económico, la segregación, la inequidad la devastación ecológica y humana tiene en su núcleo esta visión de la búsqueda del bienestar de los míos sin importar el costo que esto involucre para los demás o para el mundo a largo plazo.
Este tipo de pensamiento está en la base de la devastación medio ambiental.
Es imprescindible transitar hacia la conciencia de la diversidad incluyente y colaboradora que busca el bien integral de la humanidad y el planeta.
Y la base de ésta nueva conciencia es que más allá de toda diferencia ya sea étnica, de clase, ideología, género, apariencia, en lo profundo hay algo que nos une, una Presencia que vibra en lo profundo y que da todo ser humano igual dignidad.
Esta presencia impregna toda la existencia, a la naturaleza, a la tierra y al cielo, a cada piedrecita a toda persona y el reconocimiento no sólo intelectual sino que también sentido y vivido de esto es lo que nos permitirá transitar constituir una gran familia humana y planetaria.
Este tránsito no es ni será fácil porque involucra un trabajo personal, social político e institucional y para hacerlo es vital el reconocimiento de Eso que está más allá de mi mente atormentada, de mis creencias y mis miedos, eso que mora en lo profundo y que requiere de una actitud delicada y silenciosa para ser experimentado, ese espacio de paz, claridad, sabiduría y amor, eso que está en mí y está en todos.

Eso que es como un cielo despejado que me quita la venda de los ojos separatistas y me permite escuchar y sentir el corazón común que late en todos los seres.

Fuente: Patricia May

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Actualidad Positiva
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