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Mar 5, 2023
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Algas para acabar con el hambre y luchar contra el cambio climático

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El cultivo de algas se presenta como un arma que promete acabar con el hambre en el mundo, al tiempo que servirá para reducir los gases de efecto invernadero y, en consecuencia, mitigar el cambio climático. No obstante, aún quedan barreras que superar para que la producción de algas a escala global sea una realidad

La población mundial no ha llegado ni mucho menos a su punto más alto. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se espera que durante los próximo 30 años los habitantes humanos de este planeta aumenten su número en 2.000 millones, llegando a la cifra total de 9.700 millones de personas.

Para la ONU, este crecimiento supone un verdadero desafío, sobre todo desde el punto de vista de la seguridad alimentaria y sostenibilidad ya que se necesitará producir un 56% más de alimentos procurando no expandir nuestras tierras de cultivo con el fin de evitar la degradación de los ecosistemas.

No obstante, en un escenario tan pesimista como este, la FAO, división de alimentación y agricultura de Naciones Unidas, señala que los océanos podrían ser la llave que solucione el problema, siempre y cuando se lleve a cabo una transformación en nuestra forma de explotar sus recursos alimentarios, que actualmente se enfoca a la pesca de especies localizadas en la cima de la cadena alimentaria, como el atún o el salmón.

Lo que la FAO plantea es iniciar una apuesta por el cultivo de algas, un sector con importante tradición en los mercados asiáticos y que, según un manifiesto de la ONU, ha comenzado a ganar popularidad en occidente.

“Las exportaciones de algas por parte de los países de la OCDE se valoraron en cerca de mil millones de dólares. En 2018, Europa representó casi la mitad del valor de las importaciones mundiales, cifradas en 1.300 millones de dólares”, asegura la ONU.

De invertir el 1% de la superficie del océano como granjas productoras de algas como fuente de alimento, materiales y productos químicos, se podría obtener 15 veces más algas de las que se producen en la actualidad. De utilizar el 2%, se podría aportar las proteínas suficientes para alimentar a una población de 12.000 millones de personas.

“Para que se aumente el consumo de algas es necesario un cambio en la cultura alimentaria, sobre todo de occidente. Esto se podría llevar a cabo realizando campañas que conciencien sobre los beneficios que acarrea su consumo”, comenta la ONU.

Las algas, además, podrían servir como ayuda a la hora de reducir los gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera ya que su cultivo daría origen a enormes almacenes de carbono naturales. Además, su digestión ayudaría a que los animales que las ingiriesen en forma de pienso redujesen sus emisiones de metano en un 90%.

Desde el punto de vista del mantenimiento de la biodiversidad, la ONU afirma que los cultivos de algas en los océanos servirían como hábitat para diversas especies, además de realizar una labor de limpieza en el medio marino que incrementaría la salud de estos ecosistemas.

A pesar de los enormes beneficios, su cultivo parece estar aún bastante lejos de nuestro alcance por diversos factores que, principalmente, radican en el establecimiento de reglamentos o estándares que ayuden a regular su producción, sobre todo fuera de Asia.

Los aspectos tecnológicos también relucen en este sentido ya que, según la ONU, en la actualidad aún no se ha invertido lo suficiente en proyectos que resuelvan problemas como el impacto de la fuerza de las mareas, clima, viento u oleaje en este tipo de cultivos.

“Del mismo modo, existe una imperante necesidad de colaboración para que empresas, instituciones públicas y otros interesados comiencen a compartir experiencias y conocimientos en favor de acelerar el proceso que desemboque en el cultivo masivo de algas en el futuro”, añade la ONU.

A pesar de todo, existen empresas que se animan a dar un paso adelante. Es el caso de Kelp Blue, que prevé cultivar enormes bosques de algas frente a la costa de Namibia abarcando unas 70.000 hectáreas. Estos bosques, según la empresa, ayudarían a resolver la crisis alimentaria mundial y, al mismo tiempo, eliminarían de la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero y crearían cientos de puestos de trabajo.

Estos ecosistemas controlados se poblarían de algas gigantes, una forma de hierba marina que puede crecer hasta 30 metros. Según Kelp Blue, los bosques conseguirían retener un millón de toneladas de dióxido de carbono, y al usarlas como alimento para ganado se lograría una reducción de las emisiones de metano.

Otro posible beneficio es el incremento de hasta un 20% de las poblaciones de peces en aguas circundantes, ya que se espera que alrededor de 200 especies vivan en las algas marinas.

Fuente: www.elagoradiario.com

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Medio ambiente
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