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May 15, 2023
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La obra maestra de la ciencia ficción nominada al Oscar que solemos olvidar injustamente

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Antes de iniciar su periplo profesional más intenso con la adaptación que Hollywood creyó imposible durante décadas con las dos partes de Duna, o atreverse a pedir prestado el universo futurista de Blade Runner innovando y sorprendiendo con su propia secuela, Denis Villeneuve ya nos había regalado otro ejemplo magistral de la ciencia ficción. Les hablo de un largometraje de invasión extraterrestre, pero sin abducciones ni acción desproporcionada, tan íntimo, emotivo e intelectual que estuvo nominado a ocho premios Oscar. Sin embargo, siete años después de su estreno parece que se nos olvidó su existencia.

Porque dejar que La llegada pase a un segundo plano cuando hablamos del cine de Denis Villeneuve ante el peso universal que tuvieron Sicario, Blade Runner 2049 o el furor que provoca Duna; o no la tengamos presente de manera instantánea cuando pensamos en las películas de ciencia ficción más aclamadas del nuevo siglo, es una de las mayores injusticias cinematográficas. Porque a veces parece que se nos olvida que este género no solo nos trajo ganadoras del Oscar como Todo en todas partes al mismo tiempo, o fenómenos como Avatar, Gravity, Mad Max: Furia en la carretera, The Martian, Black Panther, Origen o la trilogía de El señor de los anillos o la saga de Matrix y Star Wars, etc. También existe esta obra maestra que fue aclamada por la crítica, fue nominada a Mejor Película y obtuvo resultados decentes de taquilla, que propone una experiencia que atraviesa todas las barreras del género para cautivarnos con algo creativamente arrollador.

Al comienzo de La llegada somos testigos del aterrizaje de 12 naves extraterrestres opacas e indescifrables, que se acomodan en diferentes rincones del planeta sin explicación aparente. La pasividad que despliegan sin luces brillantes, ni abducciones aterradoras ni seres extraterrestres actuando a traición (inolvidable Marcianos al ataque) desata el pánico global ante el desconocimiento del motivo o propósito de la llegada. Así entra en escena una reconocida lingüista, la Dra. Louise Banks (Amy Adams), contratada por un coronel (Forest Whitaker) para que inicie un proceso de comunicación con los seres extraterrestres y pueda preguntarles lo antes posible qué pretenden.

En la paranoia y terror de la misión, que supone entrar a la nave en cuestión sin experiencia espacial ni contacto previo ninguno del tercer tipo, Louise cuenta con el apoyo de un físico teórico (Jeremy Renner) tan aterrado como ella. Pero una vez superado el pánico inicial, Louise comienza a ejercitar su experiencia, demostrando la importancia de la comunicación y el impacto erróneo de las palabras perdidas en la traducción, para entonces comenzar a vivir recuerdos casi soñadores que juegan con la línea temporal de la historia y que Villeneuve recrea con una sinergia visual sensible e íntima, casi melancólica.

La llegada es el tipo de película donde todo tiene razón de ser. Donde cada detalle importa y está cuidado al milímetro, derivando en una narración sin desperdicio alguno, con tanta belleza narrativa como artística, visual y sonora. Es un blockbuster en toda regla. Un ejemplo de excelencia para el género de ciencia ficción que engloba un mensaje de esperanza, y que nos habla de la importancia de la comprensión y el entendimiento entre seres humanos a través de la singularidad de la comprometida actuación de Amy Adams.

Fue aclamada por la crítica -todavía mantiene un aprobado en Rotten Tomatoesdel 94%-, obtuvo $203 millones en la taquilla global sobre un presupuesto de $47 millones y cosechó ocho nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película y director. Pero lamentablemente solo ganó una estatuilla a Mejor edición de sonido. Y hablando de los Oscar, tengo una teoría: porque algo me dice que si La llegada terminó pasando a un segundo plano no fue únicamente por la huella exitosa de las siguientes películas de Denis Villeneuve y el impacto cultural de tratarse de la secuela de un clásico y la adaptación de una novela legendaria. Sino por las circunstancias de los Oscar en la ceremonia de 2017.

Fue el año en que una favorita comercial como La La Land acaparaba toda la atención, con una industria del cine que estuvo haciéndole la ola durante varios meses. Fue el año en que Moonlightdio la nota dividiendo opiniones con su victoria, además del protagonismo que tuvo la debacle desastrosa del bendito sobre leído por error por Warren Beatty. Fue el año que Manchester junto al marnos derribó los esquemas secándonos el lagrimal, el año en que Mel Gibson volvía al rodeo con Hasta el último hombre y películas maravillosas como Enemigo de todos Talentos ocultoscausaban sensación, cada una a su manera. Entre todo este arsenal de cine variopinto, La llegada pasó por los premios casi sin hacer ruido. Llegó como una de las películas más nominadas de la ceremonia –La La Land fue la más nominada con 14 candidaturas, seguida por Moonlight La llegada con ocho cada una- y se marchó con un único premio técnico.

Tampoco podemos olvidar que la conversación cinéfila estuvo marcada por éxitos de gran impacto cultural como Capitán América: Civil Warque sembró el camino para el gran final de los Vengadores, siendo el blockbuster más taquillero de 2016. También fue el año del debut de los spin-offs de Star Wars con Rogue Oneel de la adaptación en acción real de El libro de la selvade Batman v Supermandel retorno del universo de Harry Potter con la primera parte Animales fantásticoso DeadpoolEs decir, películas con sabor a blockbuster comercial que amasaron entre más de mil millones de dólares y $782 millones. Cifras que La llegada no pudo alcanzar ni por asomo.

En resumen, entre el recuerdo de las películas más taquilleras sobrevolando la memoria cinéfila; la sombra de La La Land y el debate de Moonlight, y el desinterés que probablemente tuvo en su momento una película de ciencia ficción cerebral que no cae en las fórmulas clásicas del género, La llegada terminó pasando a un plano injusto donde parece que hemos olvidado que fue una flamante película nominada al Oscar con todas las papeletas merecedoras para conseguirlo. Pero después de verla de nuevo, quise recordárselas. Porque es una obra maestra. Porque incluso en un segundo visionado sigue emocionando y sorprendiendo con el torbellino emocional y el intimismo visual de una producción inolvidable.

Fuente: es-us.vida-estilo.yahoo.com

Article Categories:
Artes visuales y escénicas
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