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May 18, 2011
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¿Puede hacer mal el Yoga?

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Todos sabemos que el Yoga hace bien. A nadie le cabe la menor duda. Los médicos del cuerpo y de la mente recomiendan a sus pacientes hacer Yoga. Pero, ¿podría hacer mal?
He sabido de dos personas que murieron de un ataque al corazón practicando Ashtanga Vinyasa Yoga. Una de ellas murió en una escuela de Viña del Mar hace unos años y otra hace un par de meses en una escuela de Sao Paulo. Miles y miles son las personas que se lesionan cada día –o son lesionadas por los profesores- practicando este método o Bikram Yoga.

Un gran amigo mío –uno de los más conocidos profesores de Brasil- se lesionó en forma permanente la columna cuando Pattabhi Jois le cayó encima cuando le estaba ayudando a hacer “Drop Back”. (Aterrizar en las manos cuando estando de pie uno se va hacia atrás arqueando la columna). Yo terminé de destrozarme las rodillas practicando Ashtanga también con Pattabhi Jois y tuve más de un desgarro muscular practicando en clases dirigidas por el propio maestro Iyengar en la India.

Lesionarse practicando Yoga es una contradicción. No debería pasar. La idea de lesionarse en una práctica de Asanas va en contra de Ahimsa, uno de los postulados del Yoga: no causar daño a otros ni a uno mismo. Pero, ¿por qué ocurre?.

Pienso que hay muchas palabras que pueden darnos una buena explicación sobre este fenómeno. A la mente se me viene la palabra “Celo” y no sé si es la más adecuada, quizás “Ego”, de parte del practicante y del profesor. Tiene que ver con el espíritu competitivo y la extremada conexión que muchos practicantes y profesores tienen con el cuerpo. De hecho para la gran mayoría de los neófitos el Yoga es algo físico…ejercicios para flexibilizar las articulaciones y estirar los músculos. Algunos que están más enterados saben que sirve para lidiar con el estrés.

El practicante quiere conseguir hacer cosas con su cuerpo sin preguntarse cuáles son sus limitaciones físicas. Los músculos se pueden estirar, pero las articulaciones tienen un límite genético y no hay nada más que hacer. El profesor/a quiere que sus alumnos lleguen a hacer ciertas proezas físicas que muchas veces ni él o ella pueden hacer y cuando el alumno logra llegar a la postura con su ayuda, la satisfacción es enorme: se ha conseguido algo que antes no era posible, pero a veces, al ignorar las obvias advertencias del cuerpo, ocurren lamentables lesiones. Lo increíble de todo esto es que la mayoría de los practicantes, a pesar de las lesiones siguen aún con más ahínco practicando y exhiben sus lesiones como si fuesen trofeos de guerra. Otros, literalmente mueren en el intento de un ataque al corazón.

Que los occidentales le demos más importancia al cuerpo que a otros aspectos de nosotros mismos es parte de nuestra cultura, y en gran medida culpa de la publicidad con la que se nos bombardea  desde niños en la TV, cine, revistas… cuerpos perfectos, jóvenes y firmes Lo que no está bien a mi juicio es la falta generalizada de información que reciben los estudiantes de Yoga: pocos saben por ejemplo que “calentar” el cuerpo no es cosa de segundos, ni tampoco una acción periférica. Para practicar con un cierto grado de seguridad hay que empezar a calentar el cuerpo desde adentro hacia fuera, es decir, hay que empezar con la fascia y tejidos conjuntivos mediante posturas “Yin”, pasivas. Esto tarda al menos 90 segundos para cada parte del cuerpo involucrada: caderas, piernas, tronco, etc. Otra cosa que mucha gente ignora es que nuestro cuerpo tiene sensores que nos indican cuando el cuerpo se siente incómodo, o percibe la presencia de dolor. Estos sensores son anulados cuando se practica en ambientes calentados artificialmente a altas temperaturas como es el caso de Bikram Yoga, por lo tanto la gente se lesiona. Lo ideal es practicar temprano por la mañana cuando el cuerpo está “frio” y muy receptivo a las señales de incomodidad o de dolor.

Otro aspecto bastante desconocido es que no da lo mismo qué tipo de práctica hacer durante la mañana y cuál durante la tarde. De la misma manera que no da lo mismo tomarse varios cafés cargados durante la mañana que varios de estos cafés antes de irse a dormir. No me refiero tan solo a la práctica de Asanas, sino que también a la de Pranayama. Hay ciertas técnicas que nunca debieran practicarse de noche pues en el largo plazo pueden causar daños irreparables a la salud. En este sentido se puede decir que el Yoga hace mal si se practican las técnicas equivocadas para el momento del día. Tampoco da lo mismo practicar cuando hay luna nueva y luna llena. Son muchas las cosas que un practicante debiera saber para no hacerse daño.

En India, durante los dos años que practiqué Ashtanga Vinyasa junto a Pattabhi Jois pude percibir los efectos de la práctica obsesiva y fanática de muchos extranjeros, sobre todo en norteamericanas que en su afán de ir pasando de una Serie a la siguiente, dejaban de menstruar, se enflaquecían, perdían todo interés en los hombres, envejecían mal y antes de tiempo, y en general mostraban un aspecto poco saludable. Sin duda el Yoga les estaba haciendo mal, pero no podían detenerse. Estaban enviciadas.
Ashtanga Vinyasa es una práctica creada por Krisnamacharya para adolescentes hombres que necesitaban quemar energías, especialmente las de tipo sexual. Nunca fue pensado para mujeres, sin embargo hoy son ellas la que conforman la gran mayoría de los practicantes. Este método es sin duda extraordinario para estar en óptimas condiciones físicas siempre y cuando uno escuche constantemente su cuerpo y practique moderadamente, es decir, sin fanatismo. Tan convencido estoy de los beneficios de una práctica correcta de Ashtanga, que este método que introduje en Chile en 1997 sigue siendo muy importante en mi centro, Yogashala.

Afectuosamente,

Gustavo Ponce, Fundador de YogaShala

 

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Actividad Física
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