“La Nave de la Muerte” O Un Mundo Devastado (por 1,3 millones de abortos)
El Mar de la Muerte hoy está turbio e inquieto mientras nos acercamos con dificultad al puerto por aproximadamente 1,3 millones de pequeños esqueletos de niños abortados desde 1985, que en el agua de este lugar, casi logran que encalle la poderosa nave nuclear completamente automatizada.
Pienso que pronto será imposible llegar a algún puerto por la acumulación de cadáveres, después de informarme que entró a regir una nueva ley que permite abortar a adolescentes desde los 16 años sin el consentimiento de los padres, hasta las 14 semanas de gestación sin causas, salvo ser “un embarazo indeseado” o por “riesgo psicológico”, y hasta las 22 semanas “en caso de “riesgo para la salud de la madre o graves anomalías del feto”.
Mi nave, la “Dios ha Muerto” (o “La Estrella de Caronte”), se aproxima a su destino, la Costa de los Esqueletos cerca de España.
El Mar de la Muerte hoy está turbio e inquieto mientras nos acercamos con dificultad al puerto por aproximadamente 1,3 millones de pequeños esqueletos de niños abortados desde 1985, que en el agua de este lugar, casi logran que encalle la poderosa nave nuclear completamente automatizada.
Pienso que pronto será imposible llegar a algún puerto por la acumulación de cadáveres, después de informarme que entró a regir una nueva ley que permite abortar a adolescentes desde los 16 años sin el consentimiento de los padres, hasta las 14 semanas de gestación sin causas, salvo ser “un embarazo indeseado” o por “riesgo psicológico”, y hasta las 22 semanas “en caso de “riesgo para la salud de la madre o graves anomalías del feto”.
En la noche, como los lamentos dolientes de los no- nacidos se hacen insoportables entre el viento oscuro que presagia una tormenta, prefiero encerrarme en el camarote a escuchar el magnífico tema número cuatro del conjunto post rock “This will Destroy You”, en su disco “Quiet Mountains”.
Mientras bebo un buen vaso de vino leo pensativamente en a Jacobo Fitz-James Stuart, editor de “Siruela”, quién opina que “Vivimos en la época más fea de la historia, por eso me parece casi ético aportar valores estéticos”.
Es cierto, no hay nada más feo y horroroso que matar a un niño en gestación, por lo que nos parece casi hermosa su disolución en el fuego primordial.
Mientras subo a ver porque el barco casi se detuvo, me da vueltas una frase, sin recordar su autor.
“Todo lo ético es estético, y todo lo estético es ético”.
Nuestra función era “pescar” los cadáveres y cremarlos en los Hornos Nucleares del barco, para permitir que otras naves pudieran usar los puertos sin los problemas ecológicos causados por el olor de la podredumbre, y el exceso de ruido doloroso contaminante.
Esto había sucedido porque se decía que la tierra se había cansado de su tarea de descomposición de cadáveres, pero la verdad era que la esterilización radical de los suelos para suprimir todo lo imperfecto e impuro en todos los ámbitos, había exterminado paradojalmente hasta las bacterias capaces de descomponer y degradar los cadáveres.
Mi tripulación que irónicamente, eran los únicos que se habían ofrecido para esta tarea humanitaria, estaba compuesta por una joven dulce y silenciosa con Síndrome de Down, su pareja sin padres conocidos y posiblemente adoptado ya de 30 años, y el “viejo sabio” que se había cegado voluntariamente para como él decía “poder ver sin ver”.
El ritual de desintegración era muy simple.
Se ponía en los parlantes el tema 4 del disco ya mencionado a todo volumen, y después de que el “sabio ciego” murmuraba “materia a la materia, energía a la energía” se arrojaban los grandes contenedores llenos y herméticos a los Hornos.
(Recuerdo sí, que tiempo atrás, a los fetos siempre le poníamos nombres, pero después de un tiempo sólo fueron números.)
Lo único que no puedo evitar a mis 58 años, son las lágrimas que molestas y misericordiosas, ya casi no me dejan ver.
¡Joder, coño! No soporto más mi tarea en este mundo devastado de humanidad.
¡Creo que el próximo año me voy a jubilar!(o quizás, a cremar).
Dr. S. Canals, l 6 de julio del 2010
