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Alimentación y Cocina Macroorgánicas

Alimentación y Cocina Macroorgánicas: “Un tipo de cocción para cada estado emocional”

Ser conscientes de la procedencia energética de cada alimento y sus efectos en la salud es la propuesta de la alimentación y la cocina macroorgánicas, que recogen las costumbres ancestrales del mundo, la medicina que nos aportan los alimentos y sus auténticos sabores libres de sustancias tóxicas y aditivos químicos.

Fuente : http://www.revistasomos.cl/

 

Por Isabel Díaz Medina

Los alimentos orgánicos son cultivados y producidos sin plaguicidas, hormonas ni fertilizantes químicos, y de acuerdo con algunas investigaciones, las frutas, hortalizas y productos cárnicos producidos de esta manera contienen más vitaminas y minerales que los tradicionales.

Aunque todavía no se han masificado, los alimentos orgánicos son cada vez más consumidos en Chile, debido al creciente cuestionamiento a la agroindustria, por los impactos sanitarios, medioambientales y socioeconómicos que afectan la salud de la población y a las comunidades de pequeños campesinos. Los costos de producción de los alimentos orgánicos suelen ser más elevados porque requieren más mano de obra por unidad de producción y porque la mayor diversidad de las empresas impide hacer economías de escala. En los últimos años han proliferado los huertos orgánicos caseros. Incluso se imparten talleres y existen grupos que montan huertas a medida en balcones, jardines o patios.

Para la alimentación y la cocina macroorgánicas es vital saber elegir e incorporar productos locales, orgánicos y de la estación, ojalá sean verduras y hortalizas de la huerta o frutas en su maduración.

La alimentación y la cocina macroorgánicas apuestan porque cada persona pueda aprender sobre los efectos que generan los diferentes alimentos y bebidas que ingerimos a diario, y a reconocer sus necesidades y carencias nutricionales. También busca el incorporar formas de cocción, temperaturas y tiempos para la preparación de los alimentos adecuadas a nuestras propias necesidades en la búsqueda de salud integral.

La terapeuta Joyce Garcés Carreño asegura que “la cocina macroorgánica se define como una alimentación consciente que nos proporciona energía y estados de ánimo estables, nos nutre y nos aporta felicidad. Un tipo de cocción para cada estado emocional. Son costumbres ancestrales traídas a nuestra mesa, con un enfoque moderno, nutritivo y, lo más importante, con sentido”.

Garcés ha investigado una gran variedad de cocinas locales y del mundo, recorriendo países de Europa, África y Asia. Oriunda de Santiago, inició sus estudios en Chile con la dieto-terapia china. Luego, en Barcelona, estudió la cocina energética, y en Japón llevó a cabo la práctica la cocina macrobiótica en auténticos pueblos originarios.

Para la especialista, la macroorgánica es una experiencia de conexión con el universo y nos ayuda a mantenernos en perfecto equilibrio tanto energético como biológico, optimizando nuestro metabolismo. Activa la circulación sanguínea, fortifica el sistema inmunológico, produce una constante renovación celular y mantiene la flora intestinal y un pH sanguíneo balanceado. Además, favorece la eliminación de residuos tóxicos acumulados en nuestro organismo por años de mala alimentación, y es una de las mejores opciones para mantener un peso adecuado y perdurable en el tiempo.

(Fotografía: Gentileza Joyce Garcés)

Respeto a la estacionalidad

La alimentación macroorgánica nos impulsa a conectarnos con las estaciones del año y con nuestro clima interior. “Me encontré comiendo tomates en invierno y dije “aquí hay algo que no está bien”. Siento que estamos desorientados con respecto a lo que comemos, no estamos conscientes de la importancia de respetar la estacionalidad, los tiempos de maduración de los vegetales y frutas que ingerimos a diario”, sostiene la profesional.

Para la alimentación y la cocina macroorgánicas es vital saber elegir e incorporar productos locales, orgánicos y de la estación, ojalá sean verduras y hortalizas de la huerta o frutas en su maduración. De gran importacia y valor energético será la variedad de legumbres y cereales integrales escogidos, algas marinas, germinados y fermentados; leches y proteínas vegetales de buena calidad. Además de las hierbas aromáticas, existen numerosos vegetales que son productos medicinales, y otros, extraordinarios sucedáneos para la sal y el azúcar.

Joyce Garcés, experta en alimentación y cocina macroorgánicas.

Comida lenta (slow food)

Joyce Garcés asegura que debido a la influencia de países extranjeros hemos permitido una invasión de fast food o comida rápida, lo que nos ha llevado a un constante deterioro nutricional y energético. Pero también, añade, hay una buena noticia: importada de otros países como España, Italia, y Japón, está llegando a Chile una nueva tendencia “cuya apuesta es la de alimentarse en el sentido de slow food, que significa comer con atención, valorando la calidad, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas. Y esa ventana nos está abriendo a rescatar la simpleza de los sabores auténticos”.

Debido a los determinantes sociales que condicionan la alimentación, en medio de una sociedad cada vez más exigente, acelerada, con altos niveles de stress, crear nuevos hábitos alimenticios no es nada fácil.

Con el fin de masificar los conocimientos respecto a los beneficios de una alimentación creativa, consciente, simple y nutritiva, Joyce Garcés realiza charlas y talleres, y responde consultas “que permiten comprender cómo alimentarnos, la procedencia energética de cada alimento y sus efectos. Incorporamos a la práctica variados estilos para cocinar, preparamos nuevos platos, más nutritivos, con sentido y llenos de vitalidad, adaptados a las necesidades y carencias de cada uno”.

La cocina macroorgánica se define como una alimentación consciente que nos proporciona energía y estados de ánimo estables, nos nutre y nos aporta felicidad.La terapeuta afirma que “hay muchos niños con déficit atencional y, frente a este diagnóstico, lo primero que hay que reducir son los dulces. El 50 por ciento de la alimentación de los niños se compone de dulces de ”. Por ello, debemos introducir dulces de buena calidad; por ejemplo, compota de manzanas o de membrillos, barritas de cereales hechas en casa, crema de zanahoria con un toque de canela, paté de betarragas, alimentos sabrosos y de gran aporte energético para la demanda de los más pequeños de la casa.

Ella sugiere que la alimentación y la cocina macroorgánicas son una excelente y beneficiosa forma de abordar trastornos como delgadez, obesidad, cansancio físico leve o crónico, fibromialgia, dolores de todo tipo, mala circulación sanguínea, sistema inmunológico débil, problemas ginecológicos, ansiedad o altos índices de stress, dolores de cabeza, insomnio, inflamación de los intestinos o colón irritable y mala concentración.

A través de la macroorgánica aprendemos a incorporar proteínas vegetales con un alto grado proteico, nuevas para nuestra dieta, como el seitan, un preparado a base de gluten de trigo, o el tempeh, producto de la fermentación de la soya. Por este motivo, es ideal para personas que padecen algún desbalance energético o enfermedad, para quienes quieran modificar sus hábitos alimenticios, madres de hijos que no quieren comer “carne” de ningún tipo, vegetarianos que crean necesitar más información para cubrir sus necesidades nutricionales y amantes de la cocina rica y sana.

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