Los niños aprenden que la salud es algo que cuidan los médicos, que se arregla con medicamentos y que, si no se tienen los recursos económicos, cuando se pierde difícilmente se recupera.
No existe ninguna materia en los programas educacionales de la mayoría de los países que ponga énfasis en la capacidad de autocuidarse y de ser responsable por los procesos de la salud y enfermedad.
En muchos hogares, los niños observan la conducta de fumar como normal, el exceso de alcohol como parte fundamental de una celebración, los sedantes como ingredientes básicos de un sueño reparador y los síntomas físicos como señales de alarma para consumir uno u otro medicamento.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) plantea que la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad. Sin embargo, tenemos sistemas “de salud” orientados a la enfermedad y no realmente a la salud.
Necesitamos urgentemente que nuestros sistemas educacionales incluyan la salud en sus programas.
Esto se debe a varios factores:
1.- El claro aumento de enfermedades provocadas por abusos y conductas autodestructivas (tabaco, alcohol, drogas, mal enfrentamiento del estrés, promiscuidad sexual, etc.) cuyos modelos se incorporan en la infancia.
2.- La necesidad de que las personas estén bien informadas, para un óptimo y oportuno aprovechamiento de los recursos personales y sociales, tanto preventivos como curativos.
3.- La idea, cada vez más aceptada, de que la salud es producto de una buena calidad de vida.
4.- El concepto ecológico de que el hombre y su ambiente están relacionados íntimamente y se necesitan para mantener un equilibrio sano.
5.- La conciencia creciente de que muchos de los problemas de salud se deben a valores creados y mantenidos por nuestra sociedad, como son el exceso de trabajo, la falta de ejercicio, etc.
La educación en salud necesita estar integrada en forma permanente en nuestra vida adulta, para ser transmitida coherentemente a nuestros hijos, con objeto de conformar estilos de vida más sanos y satisfactorios.
Existe una enorme deformación relacionada a elementos fundamentales de la salud y se gastan grandes recursos económicos en los países sólo en la curación (la mayor cantidad de recursos se invierte en los últimos días de un paciente).
Las políticas de prevención son mínimas y están centradas en la detección precoz, una vez que la enfermedad está presente, con ínfimos recursos para la prevención seria y eficaz.
Hemos sido educados en una sociedad que no asume responsabilidad por sus problemas de salud y los delega al sistema.
Una intervención en las escuelas para crear conciencia de prevenir no es tan difícil y sería una forma eficiente de bajar los costos para tener una sociedad más sana.
Proponemos considerar los siguientes fundamentos teóricos básicos para tener una sociedad más sana:
1.- Cada persona es autoresponsable de sus procesos de salud y enfermedad y por lo tanto puede ejercer en este ámbito un autoliderazgo y autogestión.
2.- La persona es un todo integrado de mente, cuerpo y emociones, inserto en ambiente familiar y social. Sistémicamente cada variable influye en las otras cuando es alterada. La persona se ve afectada en todas sus áreas.
3.- Nuestro cuerpo y nuestras emociones constituyen un sistema único de información, del cual podemos depender para estar sanos.
4.- La persona posee una capacidad natural para estar sana, bajo condiciones no extremas.
5.- Nuestro organismo necesita ser cuidado; no es un instrumento que podemos usar, maltratar y abusar. Esto significa, que en la medida que se tomen las precauciones necesarias, la salud será protegida y recuperada para ser sanos o enfermos según una actitud responsable.
6.- La educación es el primer paso para cambiar modelos epistemológicos obsoletos que nos han llevado a delegar los problemas de salud al sistema.
7.- Los niños imitan a los adultos, y aprenden internalizando los modelos, por lo que toda intervención en los niños debe iniciarse en sus adultos significativos, padres y profesores.
Pensamos que es importantísimo implementar en las escuelas un programa de prevención en salud, donde los niños aprendan jugando e incorporen a su quehacer cotidiano una forma de vivir sana y saludable. Si logramos esto, en el futuro nuestra sociedad tendrá menos gastos en salud y nuestros niños hoy podrán aprender a incorporar conductas para ser los adultos sanos del mañana.
Jennifer Middleton
Psicóloga – Psicooncóloga
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