Aprende sobre tu dolor, conócelo y busca el tratamiento más adecuado
Debemos comprender que el dolor nociceptivo (no traumático) como por ejemplo la cervicalgia, la lumbalgia, la cefalea o el dolor de rodilla, es un cuadro multifactorial, esto significa que en su origen intervienen varios factores, que sumados, son los responsables de nuestro malestar. Podemos agrupar dichos factores en tres grandes grupos:
Factor Estructural: representado principalmente por el sistema músculoarticular.
Factor Metabólico: hace referencia a las reacciones bioquímicas de nuestro organismo, donde cobra especial importancia el sistema digestivo.
Factor Emocional: aquí influye nuestra educación, nuestras creencias, nuestra personalidad, nuestra forma de enfrentar las diversas situaciones que en la vida se nos presentan y como reaccionamos ante ellas, etc.
Fuente: http://www.saludterapia.com
En todos estos casos para aliviar el dolor, el tratamiento idóneo es llevar a cabo un abordaje integral del paciente, evaluando y tratando todas las disfunciones presentes en cada uno de los factores antes mencionados. No basta con tratar solo problemas musculares, tendinosos y/o articulares, también debemos evaluar y tratar las posibles disfunciones metabólicas existentes, por ejemplo, trastornos funcionales del sistema digestivo como el estreñimiento o la diarrea, intolerancias alimentarias, disfunciones hepatobiliares, etc., ya que un metabolismo alterado puede ser el origen de fenómenos inflamatorios a nivel articular o tendinoso y además referir el dolor a zonas diversas como el cuello, la cintura, los hombros, la cabeza o las piernas.
Entonces un dolor, por ejemplo cervical, puede ser la manifestación de diferentes problemas. Algunas veces el dolor será originado por un trastorno local como una disfunción articular en alguna de las vértebras cervicales o dorsales altas afectando además al tono muscular y en otras ocasiones, podría ser un dolor referido al cuello debido a un trastorno hepático o gástrico, o tratarse de una tendinopatía cervical secundaria a una carencia nutricional.
Podemos diferenciar el grado de implicación de estos factores teniendo en cuenta las características del dolor.
Básicamente el dolor puede producirse por estímulos mecánicos, térmicos y químicos. En general el dolor rápido de aparición brusca se origina por estímulos mecánicos y térmicos, en cambio el dolor de aparición lenta, sordo, suele responder en especial al estímulo químico. Hay sustancias en el organismo que excitan directamente el dolor químico y otras que sensibilizan los receptores para el dolor.
Un dolor mecánico, cuyo origen es músculo-articular, suele ser bien localizado, siempre se reproduce cuando la articulación o el músculo con problemas trabajan.
Uno o varios movimientos concretos se encuentran limitados y dolorosos y el reposo alivia el dolor ya que la articulación o el músculo no se encuentran en actividad. En estos casos, el tratamiento de base estará enfocado al trastorno mecánico a través de técnicas de terapia manual como la Osteopatía y secundariamente se abordarán las posibles disfunciones existentes a nivel metabólico.
Por el contrario un dolor de origen metabólico o inflamatorio, es difuso, sordo y poco localizado. Se puede reproducir con la actividad, aunque es más intenso durante o luego del reposo y en especial por la noche. Por la mañana suele haber dificultad al levantarse con dolor y rigidez, síntomas que mejoran luego de iniciar la actividad.
Generalmente casi todos los casos de dolor crónico son en su mayoría de tipo inflamatorio o metabólico; por lo tanto el tratamiento de base se enfocará a evaluar y tratar en forma específica los trastornos metabólicos existentes.
Los recursos disponibles en la medicina alopática son inestimables y deberemos tenerlos en cuenta si el paciente cuenta con estudios o análisis bioquímicos que nos orienten en el cuadro clínico. Podemos utilizar en primer lugar técnicas como la Kinesiología Holística, muy eficaz para la detección y el diagnóstico de trastornos como las disfunciones digestivas hepato-biliares, intestinales, las intolerancias alimentarias, las carencias nutricionales, entre otros. Como tratamiento de estos desórdenes utilizaremos la Fitoterapia, la Nutrición Celular Activa o la Oligoterapia de acuerdo a cada caso. En forma complementaria se abordarán los problemas músculoarticulares.
El factor emocional va a determinar, en cierto grado, con qué intensidad percibimos el dolor, que limitaciones este nos impone en nuestras actividades, como reaccionamos ante el, si buscamos soluciones o solo lo sufrimos y como responderemos al tratamiento. En todos los casos deberemos valorar la necesidad de implementar tratamientos en esta esfera, pudiendo utilizar diferentes técnicas como por ejemplo las Flores de Bach.
Sin la existencia de una patología o enfermedad, no hay justificación para presentar un dolor crónico. La persistencia del dolor solo significa que no hemos sido capaces de esclarecer los factores que intervienen en el origen del mismo y por lo tanto todos los tratamientos que se han llevado a cabo no fueron efectivos.