Se impone entre los adultos la moda de los libros para colorear
Cada vez, más personas encuentran en el pintar con lápices de colores, como se hacía en la infancia, una forma de relajarse, conectarse con sus emociones y volver a ser un poco niños.
Fuente: www.emol.com
Al menos dos veces a la semana, Cristina Stange (41) se sienta con su hija de 4 años y su hijo de 2 a pintar. Ella suele fabricar sus propios libros con imágenes encontradas en internet o compra textos con ilustraciones de dibujos que le gustaban a ella cuando era niña, como Hello Kitty, Sarah Kay, Frutillita o los Ositos Cariñositos.
Además de ser una entretenida manera de compartir con sus niños, Cristina dice haber encontrado en esta actividad un disfrute propio. “Retrocedo inmediatamente en el tiempo. Creo que mi cerebro hace clic y se va a un lugar donde no hay estrés, preocupaciones ni responsabilidades de ningún tipo; solo me dejo llevar por el relajo de colorear imágenes bonitas”, explica.
Si bien pintar imágenes de libros para colorear es una actividad que se asocia a la niñez, cada vez son más los adultos que están encontrando en esta actividad una manera de reducir el estrés y mejorar la concentración.
Además de miles de imágenes que se pueden bajar de internet, se pueden encargar por correo libros para colorear de artistas extranjeros especialmente diseñados para adultos. Además, en las librerías chilenas se pueden adquirir libros para pintar mandalas, diagramas o representaciones simbólicas complejas utilizadas en el budismo y en el hinduismo.
Lápices y mandalas
Karen Matteo (28), relacionadora pública, tiene como hobby colorear estos símbolos circulares. Por lo general, los domingos o en la semana antes de quedarse dormida lo hace en solitario. “Me interesa buscar actividades que me permitan meditar, reflexionar, tranquilizarme, y no andar todo el día a mil por hora”, cuenta.
Aparte de entregarle tranquilidad y equilibrio, a Karen esta actividad le trae recuerdos de infancia. “Cuando era pequeña me encantaba pintar con crayones de muchos colores; era un hábito. Mi madre me enseñó a pintar con mucho cuidado, sin salirme de los bordes”.
Pintar también es una actividad que se puede hacer en grupo. En Viña del Mar, la gestora cultural Marcela Ponce dirige talleres para dibujar y pintar mandalas. Con música de relajación e incienso, un grupo de ocho adultos de diversas edades se relajan pintando.
“La gente encuentra una sensación de felicidad en esto. Las mandalas también son una forma de meditar activamente, por lo que les sirve para plasmar lo que sienten, resolver problemas, aumentar su autoestima y desarrollar la creatividad”, dice Ponce.
Para que los adultos obtengan beneficios de la práctica, aconseja que el pintar vaya aparejado a una respiración continua y consciente, dice Daniela Becerra, docente y psicóloga de la Universidad Mayor. “Esto promoverá la calma, la baja de la presión sanguínea y la disminución del estrés”.
El pintar, junto con favorecer la concentración y la creatividad, imaginar en base a colores y formas facilita el relajo, la calma y la sensación de satisfacción, además de la paciencia y el uso de la intuición.