Beneficios de la meditación para los niños
La meditación es normalmente asociada a los adultos, al estrés, o quizás a prácticas religiosas: rara vez pensamos en “niños” realizando esta tarea. Pero la meditación es una práctica que no discrimina sexos, edades ni religiones. Además, iniciar a los niños en la meditación, desde temprana edad, puede ser una buena clave para el bienestar a lo largo de toda su vida. En edad adulta, la meditación nos permite equilibrar nuestro ser interior, facilitando nuestra concentración e interacción con el mundo circundante. En los niños sucede algo similar, aunque con beneficios asociados también a su aprendizaje.
“La meditación es un entrenamiento de la mente que propicia una mejor concentración, mejorando así la interacción del niño en el proceso educativo y escolar. .”
Fuente : http://educacion.comohacerpara.com/
La meditación es un entrenamiento de la mente que propicia una mejor concentración, mejorando así la interacción del niño en el proceso educativo y escolar. De igual modo, la meditación y la mejora de la concentración permiten un mejor proceso de memoria, facilitando así el aprendizaje duradero y con mejores bases.
En otros aspectos, la edad infantil y preadolescente es una etapa complicada a nivel psíquico. La comprensión del mundo y de la realidad suelen conllevar la noción de situaciones adversas, miedos e incertidumbres, y una difícil comprensión de nociones adultas como guerras, maltrato del ambiente, dudas y miedos sobre su futura edad adulta. La meditación permite renovar las energías del cuerpo y tranquilizar la mente, colaborando mucho en la disminución o desaparición de la ansiedad y de los miedos.
Técnica de meditación infantil
Es muy probable que los niños necesiten instrucciones o guías para iniciarse en el proceso de meditación. Aunque lo ideal sería contar con asistencia especializada, con instructores conocedores de la materia, bien puedes ser tú quien instruya a tus hijos para iniciarse en la meditación, si cuentas con las nociones necesarias.
Al final del día, con los deberes ya hechos y las tareas ya cumplidas, reúnanse en familia, sin televisor ni estímulos externos agresivos o invasivos. Sentados, mejor en el piso y en una pose cómoda (como indio, con las piernas cruzadas y la espalda recta), pide a tus hijos que cierren sus ojos y respiren lenta y profundamente. Ve impartiendo las instrucciones con voz calmada, a bajo volumen: inspira, mantén el aire en tus pulmones, y exhala lentamente.
Los primeros días sólo realicen esta tarea de respiración, hasta convertirla en un hábito saludable. Luego, conforme vayan aumentando la comodidad con la técnica de respiración, comienza a incorporar nuevos conceptos en las instrucciones: deja ir tu ira, deja ir los miedos, libera tu mente de pensamientos, o bien ayuda a los niños a visualizar paisajes y situaciones de calma, como “imagina un campo, con hierbas, siente la brisa en la piel, siente el sol abrigando tu cuerpo” u otras semejantes.
Conforme vayan pasando los días en la técnica de meditación para tus hijos, minimiza las instrucciones, permitiendo que los niños se dejen llevar por sus pensamientos y sensaciones de paz y calma, visualizando, o simplemente concentrándose en su respiración. Finalicen cada sesión con respiración lenta y profunda, abriendo lentamente los ojos, y comentando la experiencia entre sí con la mente y el corazón abiertos, haciendo que los niños se sientan cómodos con lo aprendido.
Nota final: los niños no son adultos
Si le hablas al niño sobre estrés, tensión y ansiedad, probablemente no captures su atención. Y es que el niño es un niño, y no sufre los mismos conflictos diarios que un adulto. Aún no comprende los conceptos de estrés, de ansiedad, sino que siente sensaciones y emociones adversas y contrarias a la felicidad. Por ello, procura permitir al niño el tiempo y el espacio necesarios para ir interiorizando solamente el concepto de paz interior y de memoria y concentración para comprender la importancia del proceso de meditación.
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