Los Sueños
Sueños comprende ocho historias cortas, cuya conexión nos es accesible luego de entregarnos a cada una y realizar un análisis minucioso. El manejo magistral que hace Kurosawa de los diferentes elementos de la dirección (escenografía, sonido, iluminación, fotografía y diálogos), aunado a su vastísima cultura, nos convierte irremediablemente en espectadores participantes, a través de “Luz a través de la lluvia – zorros”, “El huerto de los duraznos”, “La ventisca”, “El túnel”, “Los cuervos”, “La montaña Fuji en rojo”, “El diablo lastimero” y “La villa de los molinos de agua”.
La más reciente película del más conocido director de cine japonés, Akira Kurosawa es una magnífica oportunidad para acercarse a la cultura japonesa, tan diferente de la nuestra, y que tanta importancia cobra hoy día. Kurosawa es el cineasta japonés más conocido y premiado internacionalmente
Fuente: http://universalia.usb.ve/anteriores/universalia4/kurosawa.html
“Los Sueños” de Akira Kurosawa
Mireya Benaim Deman
La más reciente película del más conocido director de cine japonés, Akira Kurosawa es una magnífica oportunidad para acercarse a la cultura japonesa, tan diferente de la nuestra, y que tanta importancia cobra hoy día. Kurosawa es el cineasta japonés más conocido y premiado internacionalmente. Su obra comprende unas veintiséis películas entre las que se destacan: El perro extraviado (1949), Rashomon (1950); Los siete Samurai (1954) y Dersu Uzala (1975). Además, Kurosawa cuya vida abarca prácticamente todo el siglo XX, pues nació en 1910 , regresa a la filmación después de un silencio de más de diez años, con una película de corte post modernista y existencial en lo que resulta una reflexión y grito de alarma para quienes vivimos en la antesala del siglo XXI.
Sueños comprende ocho historias cortas, cuya conexión nos es accesible luego de entregarnos a cada una y realizar un análisis minucioso. El manejo magistral que hace Kurosawa de los diferentes elementos de la dirección (escenografía, sonido, iluminación, fotografía y diálogos), aunado a su vastísima cultura, nos convierte irremediablemente en espectadores participantes, a través de “Luz a través de la lluvia – zorros”, “El huerto de los duraznos”, “La ventisca”, “El túnel”, “Los cuervos”, “La montaña Fuji en rojo”, “El diablo lastimero” y “La villa de los molinos de agua”.
¿Por qué la película se llama Sueños? He aquí algunas razones probables:
“Nos percatamos solamente de segmentos finitos de nuestras vidas, que aparecen y desaparecen de nuestra conciencia cual ‘sueños’, dejando una sensación de incompletud”.
“Los sueños son una fuente de la ‘Verdad’, ya que ellos van desplegándose desde el Inconsciente, burlando nuestra censura con los más ingeniosos disfraces. El Inconsciente no conoce tiempo, espacio ni muerte”… O pudiéramos revertir el significado anterior diciendo: “La vida es como un sueño, no parece real. Somos criaturas impotentes comportándonos en forma absurda mientras creemos estar “en control”.
“Conocemos también que una de las funciones de los sueños es la de servir de ‘semillas’ para el futuro. Un pasaje en la Autobiografía del propio Kurosawa (1989, pp. 44/5) sustenta esta tesis: “En una competencia de grandes saltos, lo imposible ocurrió. ¡Gané! En la medida en que más medito sobre aquel incidente, aún no lo puedo comprender. ¿Fue acaso un sueño? ¿Es que acaso pueden los deseos de un niño del que se burlaban repetidamente sus compañeros en la clase de educación física, inventar el éxito para sí a través de un sueño?”
Kurosawa, desde su madurez busca develar las consecuencias que podrían desprenderse si continuamos alienados en este camino enloquecido que seguimos. Sobrevendrán la destrucción y aniquilación y desaparecerá la vida tal cual la conocemos a consecuencia de la tecnología y el aislamiento e irreverencia hacia la Naturaleza.
Pareciera querernos decir:
“La vida es un viaje durante el cual se desobedece, se siguen normas, se atraviesan conflictos, se toman decisiones y se pasa por el desasosiego y hasta la desesperanza…. En el proceso, uno ‘muere’ muchas veces, uno puede perecer si trasgrede las leyes de la Naturaleza… Pero en el proceso de “llegar a ser” y de encontrar significado, uno viaja a través del tiempo y el espacio y despliega las propias posibilidades internas. La humanidad es la respuesta… uno debe soltar de una buena vez la ilusión de “poseer el control” y sólo entonces, brillará la luz desde adentro”.
Si se me pidiese elaborar una historia principal coherente a partir de las ocho historias laterales allí presentadas, diría que Sueños es la historia de un ser humano desde su temprana infancia que tuvo que sufrir las consecuencias derivadas de desobedecer las reglas de la Gran Sociedad, mucho más poderosa que la familia nuclear. A través del amor por la naturaleza y de la compasión, su corazón se abrió a la comprensión.
Conjuntamente, la curiosidad y la capacidad de asombro ayudaron a este niño, a medida que crecía, a hacerse sabio al distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal. Fue testigo de innumerables acontecimientos durante su “Viaje”, disponiendo de diversos recursos para encontrar las respuestas a los difíciles retos que le planteaba la vida, si bien dichas respuestas yacen en las cosas sencillas y cercanas.
Una vez adulto y mientras se acercaba a la tercera edad, comprendió que si los seres humanos asumimos la responsabilidad por nuestras acciones y dejamos de ser presuntuosos creyendo que somos dioses todopoderosos, entonces el Viaje que constituye la vida resultará una luz para el hombre y el resto de la Naturaleza. Los seres humanos no somos diferentes ni superiores a la Naturaleza y a menos que comprendamos esto, la Humanidad se verá perdida.
La respuesta se encuentra en la vida sencilla, desprovista de tecnología, útil a través del trabajo y respeto por la Naturaleza y los demás.
La película Sueños nos puede conducir a cualquier lado dependiendo del que sueña, de manera que, cada persona que haya sido expuesta a estas ocho historias, extraerá su propia y única versión, su propia y única realidad, su propio sueño, a partir del “Sueño” de Kurosawa.
Al acercarme posteriormente al estudio de la cultura japonesa, pude comprender por qué había salido de la exhibición con un profundo sentido de insatisfacción, imposible de expresar en palabras. Siendo una mujer occidental, la película no respondía a mis preguntas fundamentales que tienen que ver con cómo trascender la dicotomía mente cuerpo, carne y espíritu, interrogantes que me han llevado a imbuirme apasionadamente en el estudio de la Medicina Psicosomática.
Por otra parte, para los japoneses, la experiencia de la Naturaleza es de un íntimo intercambio, es una experiencia de identificación con ella. Kurosawa, como oriental se adentró en el problema de la dicotonomía del “Omote” y “Ura”, del “Totemae” y del “Honne”, trascendiendo dicha dicotomía con la proposición de fluir con la Naturaleza. Así termina la película y creo que es la respuesta que encuentra para sus preguntas fundamentales.
En la cultura japonesa, “Omote” equivale a “frente”, a la apariencia que uno debe mostrar a los demás, mientras que “Ura” equivale a “detrás”, lo que uno debe ocultar de los otros. Estas palabras denotan las constantes actitudes que se reflejan en el manejo de las situaciones sociales. Así, cuando los japoneses se refieren a los asuntos del “Omote”, se refieren a lo que ellos hacen para impresionar a aquellos cuya presencia los pone “en guardia”. Por el contrario, cuando nombran los asuntos del “Ura”, se refieren a aquellos secretos que revelarán solo a sus seres más cercanos. Similarmente, “Totemae” es un principio formal común a todos los japoneses que garantiza la armonía grupal mientras que “Honne” se refiere a los sentimientos u opiniones que se tienen privadamente sobre alguna situación. Esta es la forma como los japoneses manejan los sentimientos ambivalentes y ello explica parcialmente el porqué parecen tan homogéneos y cohesivos, si bien, al perder el “Totemae” caen fácilmente en la violencia.
Según Takeo Doi (1989), es esta doble estructura de conciencia en los Japoneses lo que a los occidentales da la impresión de un doble estándar de moralidad que tanto les molesta.
El asunto de Dios y nuestro destino luego de la muerte no es abordado; hay apenas una mirada a la experiencia de muerte en la historia “La Ventisca”. Japón no tiene una tradición cristiana según la cual Dios es fuente de toda existencia y donde la Naturaleza puede ser solaz para los seres humanos, o aun una compañera, pero nunca puede proporcionarles la salvación. En Japón, Dios como el creador está ausente y es por ello, que los seres humanos buscan alivio intentando sumergirse por completo en la Naturaleza. Esto explicaría cómo para Akira Kurosawa no existe la necesidad de encontrar una respuesta a la dicotomía mente cuerpo, carne espíritu.
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