La intuición puede ser impulsada a la actividad de muy diversas maneras, y una de las más útiles y poderosas es el estudio y la interpretación de los símbolos.
Por: Alice A Bailey / Djwal Khul
Los símbolos constituyen la forma externa y visible de las realidades espirituales internas; cuando se ha obtenido la facilidad de descubrir la realidad que se halla en cualquier forma específica, significa el despertar de la intuición.
El estudio de los símbolos ayuda a lograrlo y, cuando se realiza con fe y constancia, efectúa tres cosas:
• Desarrolla el poder de penetrar detrás de la forma y llegar a la realidad subjetiva.
• Produce una estrecha integración entre alma mente cerebro; una vez lograda, se obtiene más rápidamente la intuición y, por lo tanto, la iluminación y la verdad.
• Ejerce presión sobre ciertas zonas aletargadas del cerebro, activando las células cerebrales, siendo ésta la primera etapa en la experiencia del aspirante. En la mayoría de los verdaderos aspirantes despierta el centro entre las cejas, mientras que el centro en la cima de la cabeza vibra muy suavemente pero no está en completo funcionamiento, debiendo despertarse plenamente antes de que los aspirantes estén a la altura de su máxima oportunidad.
Insistiré sobre la necesidad de que mantengan ante sí, como meta, el propósito de llegar al concepto subyacente en cualquier símbolo que estudien. Dicho concepto siempre debe ser sintético. No puede ser detallado ni fraccionado; quizás se llegue a él por el estudio de los detalles y el significado de algunas fracciones o partes del símbolo en consideración. Sin embargo, cuando han finalizado el análisis no deben sentirse satisfechos hasta haber resumido el significado del símbolo en una idea, concepto, significado o nombre sintéticos.
Los símbolos deben ser estudiados de tres maneras:
a. Exotéricamente. Implica el estudio de su forma, sus líneas, por lo tanto, su significado numérico y también
sus formas seccionales me refiero a sus modificaciones, por ejemplo: cubos, triángulos, estrellas y su mutua interrelación.
b. Conceptualmente. Implica llegar a la idea subyacente, que puede estar expresada en su nombre, llegar a su significado, que surge en la conciencia a través de la meditación, y a su significación total o parcial. Mientras realizan esto deben recordar que la idea implica la intención abstracta o superior; que el significado es esa intención expresada en términos de la mente concreta; que su significación es más bien la cualidad emotiva y puede decirse que constituye el tipo de deseos que despierta en ustedes.
c. Esotéricamente. Implica el efecto que produce la fuerza o energía y la calidad de vibración que podría despertar en alguno de los centros, quizás en el cuerpo astral o sólo en la mente.
Si este estudio es emprendido correctamente, conducirá al desarrollo de la intuición y su consiguiente manifestación en el plano físico como iluminación, comprensión y amor.
En primer lugar el objetivo del estudio del simbolismo es capacitar al estudiante para sentir su cualidad y hacer contacto con ese algo vibrante que se halla detrás de ese conjunto de líneas, color y forma, de lo cual el símbolo está compuesto.
Para algunas personas este estudio resulta relativamente fácil, pero no para la mayoría, lo cual indica la falta de algo que debe ser llenado, empleando esas facultades que en la actualidad están dormidas. Siempre es desagradable despertar las facultades latentes y requiere un gran esfuerzo y determinación para no ser desviados por las reacciones de la personalidad. A muchos les resulta difícil comprender en qué forma el desentrañamiento del significado de un símbolo puede proporcionar el medio para poner en actividad funcionante las aletargadas facultades búdicas o intuitivas.
La lectura de símbolos, “lectura espiritual” como nuestro antiguo maestro Patanjali la llama, es un arte refinado. El poder para interpretar símbolos siempre precede a la verdadera revelación. Captar la verdad representada por una línea o serie de líneas que componen una forma simbólica, no es todo lo que se ha de hacer. Una buena memoria puede recordar que una serie de líneas, formando un triángulo o una serie de triángulos, significa la trinidad o cualquier serie de triplicidades dentro de la manifestación macro o microcósmica. Pero esa actividad y exactitud de la memoria de nada servirá para despertar las células cerebrales aletargadas o para activar la intuición. Debe recordarse (y aquí se hace evidente el valor de cierto conocimiento de ocultismo académico o técnico) que el plano donde se manifiesta la intuición y se halla activa la conciencia intuitiva, es el plano búdico o intuitivo. Dicho plano es la analogía superior del astral o emocional, el plano de la percepción sensoria a través de una sentida identificación con el objeto de la atención o atracción. Es evidente por lo tanto que, si se quiere activar la facultad intuitiva por el estudio de símbolos, el estudiante debe sentir o estar en cierta manera identificado con la naturaleza cualitativa del símbolo y con la naturaleza de esa realidad que la forma simbólica oculta. Deben tratar de estudiar ese aspecto de la lectura de símbolos.
Los estudiantes deberán investigar, por consiguiente, después de haber estudiado debidamente el aspecto forma, qué produce el símbolo en ellos, qué sentimientos evoca, qué aspiraciones despierta y qué sueños, ilusiones y reacciones registran conscientemente. Ésta es la etapa intermedia entre la lectura exotérica del símbolo y la comprensión conceptual. Luego hay otra etapa posterior, intermedia entre la comprensión conceptual y la captación y aplicación esotéricas, la cual se denomina “reconocimiento sintético”. Habiendo estudiado la forma y percibido su significado emotivo, se pasa a la etapa en que es captada la idea básica del símbolo y, de allí, a la comprensión sintética de su propósito. Esto conduce al verdadero esoterismo, que es la aplicación práctica de su sintético poder viviente a los resortes de la vida y a la acción individuales.
Les pediría que no sólo interpreten el símbolo inteligentemente sino también que reconozcan la reacción más sutil de su sensibilidad sensorial hacia el símbolo. Estudien cuatro símbolos por año. Primero, encarando el símbolo desde su aspecto forma, tratando de familiarizarse con su aspecto externo, líneas, triángulos, cuadrados, círculos, cruces y las demás formas que lo componen; al hacerlo esfuércense por comprenderlo desde el punto de vista del intelecto, empleando la memoria y el conocimiento que poseen para interpretarlo exotéricamente.
En cuanto se familiaricen con el símbolo y sin esfuerzo puedan recordarlo, traten de percibir su cualidad, hacer contacto con su vibración y observar el efecto emocional que les produce. Esto puede variar cada día o permanecer invariable. Sean honestos al observar esta reacción astral hacia el símbolo y vean a dónde conducen esas reacciones, recordando que no provienen de la intuición sino que son reacciones del cuerpo sensorio o astral.
Finalmente, tomen nota de lo que constituye para ustedes la cualidad básica del símbolo; luego (igual que en la meditación) eleven el tema al reino de la mente, procuren concentrarse en él con mente atenta y enfocada. Esto los llevará al reino de los conceptos.
En consecuencia, al analizar un símbolo, tenemos las siguientes etapas:
• Su consideración exotérica: línea, forma, color.
• La captación de su cualidad por medio del cuerpo astral o emocional y la reacción y respuesta en forma sensitiva, al impacto de su naturaleza cualitativa.
• La consideración conceptual de la idea subyacente, lo que trata de enseñar y el significado intelectual que intenta trasmitir.
• La etapa para captar sintéticamente el propósito del símbolo, el lugar que le corresponde en un plan ordenado de manifestación y su verdadera intención unificada.
• La identificación con la cualidad y propósito del símbolo al ser iluminado por la mente y “mantenido firmemente en la luz”. Esta etapa final pone en actividad al cerebro y también a la mente.
El estudio de los símbolos implica tres etapas:
Primero, la investigación del símbolo y el consiguiente progreso del que analiza, de una etapa de percepción a otra, hasta incluir gradualmente todo el campo que abarca el símbolo.
Segundo, la percepción intuitiva de los símbolos que se observan en todas partes en la divina manifestación.
Tercero, el uso de símbolos en el plano físico y su correcta adaptación al propósito visto y reconocido, conduce consiguientemente a magnetizar el símbolo con la cualidad necesaria, por medio de la cual la idea puede hacer sentir su presencia, a fin de que la idea intuida y cualificada encuentre una forma correcta en el plano físico.
Por lo tanto, ocúpense de los símbolos en forma general, amplia, exotérica, conceptual y esotérica, pero deben hacer también un análisis de su propia sensibilidad y respuesta a la cualidad del símbolo.
Permítanme recapitular por un momento. Primeramente, es de gran valor recordar que el estudio del símbolo requiere, exotéricamente, el uso del cerebro y la memoria. Esfuércense en estudiar línea y forma, número y aspectos generales externos, sabiendo que toda línea tiene significado, todo número tiene su interpretación y todas las formas son símbolos de una cualidad y vida internas.
El estudio conceptual del símbolo los conduce, internamente, del cerebro a la mente, en el reino de las ideas. Impele a la actividad, enfocada en el mecanismo mental. Así se darán cuenta del concepto o la idea que el símbolo o signo personifica. Captarán su significado y lo que representa. Comprenderán el propósito para el cual la forma ha sido manifestada. El estudio de los números y de las líneas les ha proporcionado una rica estructura de conocimientos en el plano objetivo riqueza que depende en este caso de la lectura individual, equipo mental y conocimiento. La capacidad para leer el “significado” que encierra un símbolo depende también de la riqueza del significado que adjudican a los acontecimientos de la vida diaria y a la capacidad para practicar la verdadera meditación.
Quisiera aclararles que no hay una interpretación establecida para cada símbolo, pues a cada ser humano le impartirá un significado especial. La falta de interés en los símbolos presupone generalmente falta de interés en la debida interpretación de las formas de la vida y su signficado. Demostrar un interés muy académico por los símbolos, presupone una mente tortuosa y compleja que ama los dibujos, las líneas, las formas y las relaciones numéricas, escapándosele totalmente la significación del significado. Es vital para el crecimiento del discípulo y de los aspirantes el equilibrio mental entre forma y concepto, expresión y cualidad, signo y significado.
La gran necesidad que tienen la mayoría de los estudiantes es trabajar con ideas y conceptos para llegar al significado, el cual necesitará el uso de la mente para comprender, captar e interpretar. Requiere el desarrollo de esa sensibilidad mental que permitirá, a su poseedor, responder a las vibraciones provenientes de lo que llamamos Mente Universal, la Mente de Dios, el Instigador del Plan. Presupone determinada habilidad para interpretar y el poder de expresar la idea que subyace en el símbolo, a fin de que otros puedan compartirla. Esta idea de servicio y acrecentada utilidad debe mantenerse con firmeza en la mente.
¿No se dan cuenta cómo esta capacidad de estudiar, interpretar y penetrar hasta el significado, acrecienta el progreso espiritual? ¿Creen que empleando este método aprenderán a trabajar más inteligentemente con el Plan y prestar más ayuda a sus semejantes?
¿Qué existe en este mundo objetivo que no sea un símbolo adecuado de una idea divina? ¿Qué tenemos en nuestra manifestación externa que no sea el signo visible (en alguna etapa del propósito en evolución) del plan de la Deidad creadora? ¿Qué son ustedes sino la expresión externa de una idea divina? Debemos aprender a ver los símbolos a nuestro alrededor y luego penetrar detrás de él y llegar a la idea que éste debe expresar.
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Extracto del libro Espejismo (glamour): un problema mundial. ed. Sirio
Alice A Bailey esoterista y escritora inglesa, perteneció en su juventud a la Sociedad Teosófica de Los Ángeles, en Estados Unidos. Su trabajo se desarrolló como una dualidad: su servicio de discipulado, que incluyó la fundación de una escuela esotérica; y su acuerdo, al cual fue reluctante en un principio, de trabajar con el Maestro Tibetano, Djwhal Khul, en la escritura de una serie de 24 libros que presentarían la etapa siguiente en la continuidad de la enseñanza de la Sabiduría Perenne destinada al presente y futuro inmediato.
Djwhal Khul, el maestro tibetano o simplemente DK se hizo conocido para el público a través de su trabajo con Alice A Bailey; el Maestro DK le dictó telepáticamente 24 tratados de filosofía esotérica en un lapso de 30 años (1919-1949) mientras él residía en el Tíbet, y donde presidía un Monasterio Lamásico. Asimismo, dictó parte de La doctrina secreta.
Fuente: https://www.mundonuevo.cl/como-desarrollar-la-intuicion/