Comunicación asertiva
Las relaciones humanas son complejas porque en cada encuentro de dos o más personas intervienen diversidad de factores individuales, culturales, del contexto y de la situación, que se van entretejiendo a lo largo del tiempo para configurarlas.
Una base fundamental para la construcción de las relaciones es la comunicación que establecemos con las personas en cada espacio de nuestra vida. Acorde con el tipo de comunicación que prevalezca, las relaciones pueden caracterizarse por vínculos de amor, solidaridad, apoyo, conflicto, manipulación, confusión, cercanía o distancia, entre otros.
La comunicación asertiva es una forma de expresión clara, directa y equilibrada que permite comunicar ideas, deseos, necesidades y sentimientos en dos vías, con confianza y respeto por sí mismo y por los demás; por lo tanto, es excelente para manejar el conflicto y para crear relaciones sanas que faciliten el crecimiento mutuo.
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En una comunicación asertiva suceden cosas como las siguientes:
Cada persona observa la conducta de la otra y entiende su forma de comunicación.
Las ideas, valores y sentimientos fluyen en dos vías, libremente de una persona a otra.
Cada persona escucha activamente, asume responsabilidad por lo que oye, aclara y revisa el contenido y significado de lo que la otra persona dice.
No produce tensión ni confusión.
El lenguaje verbal es coherente con el no verbal.
Las diferencias se pueden manejar sin llegar al conflicto.
Quienes intervienen no se agreden ni se someten a la voluntad de los otros.
Las personas se sienten respetadas, lo cual mejora su autoestima y su capacidad de autocritica sana.
Mejora la efectividad de la comunicación en situaciones familiares, sociales y organizacionales.
Pautas para comunicarse asertivamente, aplicables en cualquier contexto
Establezca contacto visual.
Sea sensible al mundo del otro, a sus valores, creencias, necesidades, expectativas.
Use lenguaje sencillo y directo. Evite rodeos, actitudes evasivas que pueden crear desconfianza y falta de credibilidad.
Escuche atentamente, conectado y concentrado en la otra persona. No haga otras cosas cuando está escuchando.
Sea consciente de sus diálogos internos, sentimientos y preocupaciones.
Permítase ser redundante cuando lo vea necesario. Si hay una información que puede ser compleja o difícil de comprender, repítala de diferentes maneras, asegurándose que es comprendida por la otra persona.
Comuníquese a cerca de la comunicación y retroalimente. Mientras más compleja o difícil sea la comunicación, se hace más necesario aclarar dudas o señalar ambigüedades, preguntar, expresar cómo entendemos y cómo se afecta la relación.