Conservación de la Biodiversidad, clave para la industria nacional
Factores diversos como destrucción de hábitat, sobrexplotación, contaminación o aumento de especies invasoras, han erosionado la biodiversidad a niveles críticos. Paradojalmente, nos percatamos de su valor cuando ella ya no existe.
La conservación de la biodiversidad es quizá la actividad humana más fundamental y necesaria de asumir en esta Era, si aspiramos a alcanzar (o incluso mantener) bienestar y sustentabilidad. Pero a la vez es la más desconocida, y queda rezagada ante figuras más mediáticas o comerciales como cambio climático o innovación tecnológica. La biodiversidad en toda su complejidad, que abarca desde genes hasta ecosistemas, que se manifiesta de manera casi infinita a escala local, es el capital natural que ha sostenido toda la vida humana hasta ahora, incluyendo toda su industria y negocios asociados.
Fuente :http://www.hubsustentabilidad.com/
Escrito por: Dra. Bárbara Saavedra, Directora Wildlife Conservation Society-Chile
La conservación de la biodiversidad es quizá la actividad humana más fundamental y necesaria de asumir en esta Era, si aspiramos a alcanzar (o incluso mantener) bienestar y sustentabilidad. Pero a la vez es la más desconocida, y queda rezagada ante figuras más mediáticas o comerciales como cambio climático o innovación tecnológica. La biodiversidad en toda su complejidad, que abarca desde genes hasta ecosistemas, que se manifiesta de manera casi infinita a escala local, es el capital natural que ha sostenido toda la vida humana hasta ahora, incluyendo toda su industria y negocios asociados.
Factores diversos como destrucción de hábitat, sobrexplotación, contaminación o aumento de especies invasoras, han erosionado la biodiversidad a niveles críticos. Paradojalmente, nos percatamos de su valor cuando ella ya no existe. Día a día somos testigos de cómo comunidades o industrias se ven afectadas por la pérdida o contaminación del agua, erosión de suelos, escasa producción de alimentos u otros bienes materiales, e incluso inmateriales. Problemas todos que en su centro (u origen) tienen a la pérdida de biodiversidad. No es baladí que los mandatos globales, aquellos que provienen incluso del mundo económico duro y al que Chile aspira a pertenecer (e.g. Foro Económico, OCDE), sean cada vez más explícitos en promover la conservación de la biodiversidad.
El concepto de biodiversidad es relativamente nuevo, a la vez que muy desconocido aún a escala nacional. Ello quizá explica en parte nuestro retraso en asumir su gestión de manera adecuada. Un ejemplo de esto es el nacimiento relativamente reciente de nuestro Ministerio de Medio Ambiente, muy por detrás de otros países de la Región. O el rezagado liderazgo de nuestro Estado en asignar valor a la gestión de la conservación, contrario a lo observado en otros países hermanos como México o Costa Rica.
En Chile aún se mal supone que el capital natural sólo se encuentra contenido en nuestras áreas protegidas, desconociendo que la gestión más necesaria y fuerte de conservación debe realizarse fuera de estas zonas de protección, pues es allí donde se concentra la industria nacional y se desarrollan nuestras comunidades. Esto incluye todo aquel espacio terrestre, marino y especialmente acuático, que es el sostenedor de todas nuestras actividades humanas, y que sirve de base prácticamente a toda la economía nacional. Industrias enteras dependen directamente de la gestión de la conservación de este capital natural, como por ejemplo la pesquera, minería, ciertamente la agrícola y la forestal, o la turística, e incluso la acuícola. Es un hecho que estas industrias impactan esta base natural, pero lo que es menos conocido es que ellas son sostenidas por la biodiversidad chilena. Es justamente por eso que ésta debe ser gestionada para su conservación, pues sólo como derivada aquello se puede adquirir la tan anhelada sustentabilidad.
Dada la naturaleza de la biodiversidad (compleja, cambiante, local, ubicua), la variada condición de usuarios y sus intereses, su escaso conocimiento científico, la arcaica estructura de las instituciones públicas, falta de interés y confianza de actores, las escalas espaciales y temporales en que opera la biodiversidad, entre muchos otros factores, hacen que la gestión de la conservación de nuestro capital natural todavía se encuentre en pañales. Ello a pesar que existen numerosos instrumentos y herramientas que dicen aportar a dicha gestión. Cada una por separado sin embargo, no es capaz de avanzar en la resolución de los problemas de conservación, y por el contrario, muchas veces terminan por agravarlos.
Los principios que gobiernan la gestión de la conservación están bien identificados por la ciencia, existiendo muchas oportunidades de aplicarlos en Chile. Para ello si embargo, es necesario una comprensión cabal de estos principios, además de la voluntad para iniciar acciones específicas ejemplificadoras que puedan servir de plataformas de aprendizaje para crear las condiciones políticas, administrativas, técnicas y científicas necesarias para una implementación efectiva.
Es finalmente importante comprender dos cosas. La primera es que la gestión de la conservación de la biodiversidad no es un problema del mundo verde. Ni siquiera es sólo un problema de Chile, sino que es quizá el desafío más grande y urgente que enfrenta nuestra humanidad. En el caso de nuestro país, dada la relación directa de nuestra economía con la extracción de recursos naturales y de la unicidad de nuestra biota, este desafío es aún más inmediato y propio. En segundo lugar, la gestión de la conservación es un problema que no puede ser resuelto por los actores de manera aislada. No existe una solución única, ni un actor preponderante que pueda resolverla de manera rápida, ubicua o definitiva. Independientemente del camino que elijamos, éste deberá ser caminado de manera coordinada, comprometida y honesta tanto por el mundo público, privado, y por la sociedad civil.
La sustentabilidad de nuestra economía depende de la gestión efectiva de la conservación de nuestra biodiversidad, por lo tanto hay que avanzar rápido en estas materias, más que quedarnos en las dificultades. Chile posee muchas condiciones para liderar este tema: somos un país pequeño, tenemos una comunidad científica de primer nivel, contamos con niveles avanzados en educación, con condiciones administrativas y financieras privilegiadas para innovar, entre muchos otros elementos. Tenemos la necesidad, el deber y la oportunidad. Por lo que sólo nos falta conocer, comprender y aceptar el valor estratégico (no precio!) que posee para Chile el reconocimiento, desarrollo y gestión de la conservación de nuestro capital natural. No sólo considerando las ventajas competitivas que ella pueda traer para industrias y economía local en el corto plazo, sino la básica y mínima sobrevivencia de nuestra nación.
05 abril, 2013