Este término es utilizado hoy día para describir situaciones donde uno se siente vivaz, alegre, animado, feliz. Se dice que una persona está contenta cuando satisface sus deseos y se encuentra en ausencia de penas y dolores; cuando las dudas escasean y afloran las certezas.
Contento proviene del latín contentus con origen en continere que significa “contener”. El prefijo con- hace referencia a lo que está unificado, a las partes reunidas que conforman un todo. El verbo tenere, significa “dominar”, “retener”.
Algunos intérpretes relacionan el término con unificarse con las experiencias buenas, lograr retenerlas interiormente y dejar por fuera aquellas consideradas malas. En el Imperio romano, y en las culturas clásicas, lo bueno se asoció al desarrollo de la virtud en el ser humano y a la capacidad de mantener vivos los valores atemporales como la solidaridad, el respeto, la convivencia o la concordia.
En Roma era bueno aquello que beneficiaba a todos los ciudadanos, encontrando su antítesis en la búsqueda egoísta de acumulación de bienes y satisfacción de pasiones. Se estaba contento al focalizarse en la unión más que en la separación, cuando se retenían experiencias eclécticas y estas lograban transformarse en certezas interiores que permitieran la comprensión de uno mismo, de la sociedad y de la naturaleza toda.
¿Acaso es necesario superar el egoísmo para estar contentos… abrir oídos, ojos y corazón para capturar lo bello de la vida, mantenerlo en el interior y que se convierta en una guía?
Fuente: www.revistaacropolis.org