Disfrutar de la vida

“No hay otro momento que el ahora para disfrutar la vida”
Lucas Estrella, autor de “El Oráculo del Guerrero”

Hay varias definiciones de enfermedad, dependiendo de cómo se la mire. Hay largas y escolásticas, breves y técnicas. Pero yo siento que uno está enfermo cuando está infeliz. Si no nos sentimos en nuestra plenitud de capacidades de gozo, alegría, creatividad y amor, estamos enfermos. Si uno lo piensa en términos simples, no hay crecimiento espiritual posible si uno no está bien alimentado, si uno no está sano. Si tenemos insomnio, estreñimiento o jaquecas, nuestra disciplina corporal/espiritual se torna muy difícil de sostener. Desde ese punto de vista, saber qué comer, cuándo comer, cómo respirar, cómo darse un automasaje, etc, sienta las bases para cualquier trabajo interior. 

Fuente : http://www.revistasomos.cl/

 

Probablemente más de alguno se preguntará dónde está este guerrero, si vive en Chile, si es extranjero, si escribió otro libro además del Oráculo, si enseña artes marciales o si está en un retiro. El mes pasado lo encontramos impartiendo unas charlas en el Café Literario de Providencia, respondiendo algunas de estas inquietudes a los asistentes.

Por Constanza Jiménez

Lucas Estrella es argentino. Practica artes marciales chinas desde hace 31 años. Hace 14, comenzó a aprender medicina tradicional china, primero masaje (tuina) y luego acupuntura, realizando estudios sobre estas materias con Renán Castillo, el Dr Jiang Hwa Wang Chang (“Kin”) y en la Escuela Latinoamericana de Medicina China.

Ha hecho pasantías en China, primero en la Universidad de Guangzhou y luego en la de Beijing. También realizó una estadía en la clínica del célebre Dr. Wang Ju-Yi, en Beijing.

Paralelamente ha estudiado la filosofía de Oriente, en particular la de China, Japón y Tíbet. En esas andanzas se re-encontró con la figura del Guerrero, que lo motivó a escribir dos libros relacionados con la búsqueda del sentido de esas enseñanzas en su propia vida (El Oráculo del Guerrero, Estampa de Guerrero).

Buscando la fuente del conocimiento ha viajado extensivamente por China, Tailandia, Vietnam, Tíbet, Laos y Camboya. En dichos viajes ha aprendido y practicado tanto artes marciales como curativas. En Chiang Mai, Tailandia, estudió masaje en ITM y en SMH, escuelas de Nuad Bo Rarn tradicional.

Sin embargo, a sus ojos, lo esencial de la vida sigue siendo un misterio insondable.

Y aprovechando que nos avecinamos a la estación del florecer, conversamos con él en exclusiva para revista Somos en su consulta en la comuna de Ñuñoa para conocer más sobre su vida.

– ¿Qué le llamó la atención de la medicina china?

– Desde joven supe que la práctica marcial debía ser complementada con la médica, pues ambas tienen el mismo objetivo: entender y experimentar la energía para usarla de manera benéfica.

Es un error enfermarse trabajando para lograr algo que creemos nos dará felicidad después. Si no nos la da ahora, no nos la dará nunca.Estudiar medicina china es imprescindible cuando uno estudia estilos internos de kung fu, como Taiji, Xing Yi o Baguazhang. Conocer las funciones de los órganos da sentido a ciertos ejercicios, y conocer las rutas de distribución de la energía permite trabajar conscientemente los movimientos.

Por último, las artes que practico y estudio se valen del conocimiento de los puntos o cavidades de energía (llamados “puntos de acupuntura”). Se utilizan para ser presionados en un oponente o para alinearlos y conectarlos en el propio cuerpo, a fin de conseguir máxima eficiencia con una adecuada alineación de los segmentos corporales.

– Según la medicina china, ¿qué es la enfermedad?

– Hay varias definiciones de ella, dependiendo de cómo se la mire. Hay largas y escolásticas, breves y técnicas. Pero yo siento que uno está enfermo cuando está infeliz. Si no nos sentimos en nuestra plenitud de capacidades de gozo, alegría, creatividad y amor, estamos enfermos.

– Usted atiende a muchos pacientes en su consulta. En su experiencia, ¿de qué es lo que más estamos padeciendo?

Dolor. Físico y espiritual. La gran mayoría de los pacientes viene porque algo le duele. Patologías de columna y de la zona lumbar en particular encabezan la lista de motivos de consulta. Junto con ello, depresión, insomnio, jaquecas, estreñimiento, cansancio y falta crónica de energía son una constante en la práctica como acupunturista.

– ¿De qué manera lo ha acompañado la medicina china en su sendero espiritual?

– Si uno lo piensa en términos simples, no hay crecimiento espiritual posible si uno no está bien alimentado, si uno no está sano. Si tenemos insomnio, estreñimiento o jaquecas, nuestra disciplina corporal/espiritual se torna muy difícil de sostener. Desde ese punto de vista, saber qué comer, cuándo comer, cómo respirar, cómo darse un automasaje, etc, sienta las bases para cualquier trabajo interior. Eso es por un lado.

Por el otro, es muy reconfortante sentir que al final del día, al cerrar la consulta, el trabajo que has realizado ha sido en beneficio de las personas que allí acuden. Estar a disposición de los demás -pacientes y alumnos –es una de las cosas que le da sentido a mi vida. Me saca de un círculo pequeño y me sitúa en uno más amplio, donde el conocimiento adquiere sentido justamente porque está al servicio de los demás, no se guarda egoístamente.

El brote del espíritu

– Hace poco, impartió una charla sobre su libro “El Oráculo del Guerrero” y otra titulada “Primavera, el Brote del Espíritu”. Le preguntamos ¿qué nuevos comienzos vienen para usted?

El guerrero se lanza al vacíoSalta al precipicio. Arriésgalo todo y lánzate. Aunque todo en el exterior parezca indicar que morirás, inténtalo. La mano del Altísimo te recogerá en el último momento. Pasarás hambre y frío. Sentirás el horror apoderarse de tu piel durante la caída. Pero no dudes. Si lo haces, morirás. Confía en que nada te pasará.
Y aterrizarás suavemente.

Del libro “El Oráculo del Guerrero”, Editorial Cuatro Vientos.

– Estoy en un momento de mi vida en que voy a hacer lo que quiero hacer, con la gente que quiero, del modo que quiero y al ritmo que quiero. Ya he arado bastante la tierra, ahora tengo ganas de cosechar un poco, antes de seguir en esa tarea de hacer surcos. Los sacrificios han sido muchos y tuvieron (y tienen) sentido, pero no sin límite. No hay otro momento que el ahora para disfrutar la vida.

Para mí personalmente, es un error enfermarse trabajando para lograr algo que creemos nos dará felicidad después. Si no nos la da ahora, no nos la dará nunca. Mis nuevos comienzos se orientan a vivir la vida exactamente del modo en que quiero.

– ¿Qué significa para usted la primavera y qué debemos escuchar de ella?

– Vemos, desde la óptica de la medicina china, que el año está gobernado por cinco tipos de energías o fases. Algunos las llaman “elementos”, pero no es la mejor traducción. Fuego, tierra, metal, agua y madera son manifestaciones de la energía del universo, y en cada estación predomina una de ellas en particular.

La primavera, el tiempo que viene, es el tiempo regido por la energía de la madera. Esto no debe entenderse como un trozo de madera inerte transformada en marco de puerta o en durmiente de ferrocarril. Por el contrario, cuando en medicina china decimos “madera” o, en este caso, “primavera”, estamos hablando de aquella época del año en que la energía Qi que ha estado oculta, latente, resguardada del entorno frío, vuelve a la superficie y se manifiesta en todo su esplendor.

Basta pedalear por las calles de Santiago en primavera para sentir aquel olor fragante de los brotes de las plantitas que se llenan nuevamente de savia, colores y aromas.

La primavera es la época en que la energía Qi que ha estado oculta, latente, resguardada del entorno frío, vuelve a la superficie y se manifiesta en todo su esplendor.Primavera es la estación del hígado, órgano que nos permite planificar, imaginar, crear.

Este es también el tiempo para salir de casa, de ejercitar los tendones con movimientos de elongación, de comer ensaladas crudas, ojalá de color verde, etc.

– ¿Podría darnos alguna recomendación para las alergias?

– Una reacción alérgica es una respuesta desproporcionada de nuestro sistema inmune ante ciertos alergógenos como el polen, los pelos de gato, etc. La acupuntura y la auriculoterapia (inserción de agujas en el pabellón auricular) funcionan muy bien para manejarlas y permitir una vida normal.

Pero, evidentemente, hay cosas que uno puede hacer por sí mismo también. La primera, y el sentido común así lo indica, es evitar exponerse de manera directa a los alergógenos.

Pero hay más. Una es disminuir el consumo de estimulantes, como café, té, mate, alcohol o tabaco. Otra es disminuir tanto como sea posible la ingesta de leche de vaca, azúcares y harinas blancas, pues aumentan la producción de mucosidades. Eso es en forma general.

Luego, paciente a paciente, se pueden dar recomendaciones específicas a cada uno, dependiendo de su edad, ocupación, sexo, etc.

“Si no nos sentimos en nuestra plenitud de capacidades de gozo, alegría, creatividad y amor, estamos enfermos”, dice Lucas Estrella. (Fotografía: Jocelyne Giese)

Cultivar la gratitud

– En primavera también aumentan los índices depresivos; sin embargo, es un tiempo de regeneración y nuevos comienzos. ¿Cómo adaptarnos a esta nueva estación saliendo del invierno?

– En un vuelo, el despegue y el aterrizaje son los momentos claves. En un embarazo, el inicio y el término son los momentos de mayor riesgo. Los momentos de transición, de cambio, siempre son desafiantes y a la vez necesarios.

En primavera suele producirse un contraste evidente entre nuestros planes y proyectos (regidos por la función del hígado) y lo que nuestra vida es en realidad.

Fijarse metas realistas y cultivar la gratitud son claves en la vida. Si yo me propongo correr los 100 metros planos en los próximos juegos olímpicos, estoy destinado a la frustración y a la depresión, invariablemente.

Pero si agradezco mi salud, las posibilidades que mi cuerpo me brinda hoy, aquí y ahora, tengo muchas más posibilidades de ser feliz. He dado un ejemplo acotado a lo físico, pero siento que eso se puede extrapolar a otras áreas también.

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