5 casos en los que el ejercicio es la medicina ideal
Todos conocen los beneficios de la actividad física para prevenir ciertas enfermedades. Sin embargo, hoy los especialistas miran con nuevos ojos el deporte, ya que una serie de estudios realizados en diferentes lugares del mundo dan cuenta de sus facultades terapéuticas sobre diferentes patologías. Eso sí, hay que saber en qué dosis aplicar esta medicina sin efectos colaterales.
Fuente : http://www.caminoalwellness.cl
por Jennifer Abate.
1. Hipertensión
60 minutos de natación tres a cinco veces a la semana disminuyen notoriamente la presión arterial.
La hipertensión es una de las principales causas de consultas médicas en Chile, donde un 26,9% de las personas padece de este trastorno. Para ellos, ejercicio y más ejercicio, el medicamento más efectivo contra esta enfermedad, cuyos beneficios han sido avalados por instituciones tan importantes como la Asociación Americana del Corazón, el Colegio Americano de Medicina Deportiva, el Instituto Nacional de Salud y el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos.
Un estudio de la doctora del Departamento de Kinesiología de la Universidad de Indiana, en Estados Unidos, Janet P. Wallace, demostró que los llamados ejercicios cardiovasculares, como la caminata, la bicicleta o la natación, en sesiones de entre 20 y 60 minutos tres a cinco veces a la semana, son, por lejos, los más efectivos, ya que proporcionan beneficios incluso cuando no se combinan con medicamentos antihipertensión o una dieta equilibrada. Una frecuencia de tres sesiones a la semana es considerada el mínimo para la reducción de la presión arterial. Mientras mayor es la frecuencia, mayores pueden ser los beneficios, pero no se recomienda que se aumente la exigencia de los ejercicios, pues esto puede ser perjudicial para las personas con sobrepeso o sedentarias, las más propensas a sufrir por esta condición. Tampoco es necesario: la investigación de Wallace comprobó que los ejercicios más demandantes no son tan efectivos como los de baja intensidad.
Jorge Cancino, doctor en Ciencias de la Actividad Física y miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Medicina del Deporte, asegura que al hacer ejercicio, el músculo esquelético y los vasos sanguíneos liberan óxido nítrico, que es una sustancia vasodilatadora. Así, el ejercicio reduce el estrés cardiovascular y junto con él disminuye la presión arterial.
2. Diabetes
45 minutos diarios de bicicleta revierten en un 50% la diabetes tipo 2
Las personas diabéticas poseen células musculares que no son capaces de incorporar el azúcar y metabolizarla. En estos pacientes, asegura el doctor Cancino, “el ejercicio es capaz de aumentar el transporte de glucosa al interior del músculo, o sea, produce beneficios inmediatos y es capaz de mantenerlos por hasta 72 horas después de realizada la actividad”. Para los diabéticos, lo recomendable es el trabajo aeróbico (caminar, andar en bicicleta, trotar) en sesiones de entre 20 y 45 minutos, que no deben espaciarse por más de dos días. Por supuesto, al entrenarse más, una persona podría obtener mayores beneficios. Sin embargo, antes debe cuantificarse el gasto energético de la persona. Lo ideal es que se planteen rutinas en las que la persona tenga un gasto energético no superior a las 1500 o 2000 calorías a la semana, pero depende de cada paciente. El doctor Cancino es enfático en recalcar que “el ejercicio, al igual que un medicamento, no es universal, y la misma dosis no le sirve a todas las personas”.
Los resultados sobresalen. Una investigación del doctor Christian Roberts, del departamento de Ciencia Fisiológica de la UCLA, en Estados Unidos, demostró que un programa de ejercicio diario moderado, en sesiones de 45 a 60 minutos, durante tres semanas, es capaz de revertir en un 50% el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2 del grupo estudiado.
Otros estudios acompañan estos resultados. Una investigación canadiense publicada en la revista Annals of Internal Medicine descubrió que las personas con diabetes tipo 2 que comenzaban un programa estable de ejercicios tenían un mejor control de sus niveles de azúcar, como resultado del ejercicio aeróbico y del aumento de su resistencia física. Las personas que combinaron los ejercios aeróbicos con otros de levantamiento de pesas obtuvieron los mejores resultados.
3. Artrosis
30 minutos en una escalera, cinco veces a ka semana, ayuda con el dolor a las articulaciones
Según el doctor Roberto Negrín, miembro del equipo de rodilla y medicina del deporte de la Clínica Las Condes, los ejercicios son cruciales para el tratamiento de la artrosis, ya que “es lo único que está científicamente comprobado para combatir los síntomas de la enfermedad”. La artrosis no se cura y, según Negrín, no hay medicamentos 100% efectivos que ayuden a aliviar sus síntomas. Así lo aseguran los estudios comparativos que han probado la efectividad en pacientes tratados sólo con remedios o sólo con ejercicio, que han demostrado que éste último es superior.
La razón de la eficacia del ejercicio es simple: al mejorar la musculatura alrededor de la articulación dañada, los músculos se convierten en un amortiguador que protege los huesos, lo que es un “factor protector muy importante”, dice Negrín, puesto que “esto evita un aumento de la carga sobre las superficies articulares”. Además, el movimiento continuo de las articulaciones produce mayores cantidades de líquido sinovial (encargado de reducir la fricción entre los cartílagos y otros tejidos en las articulaciones), que también es un factor protector que hace que la articulación funcione mejor. Para estos pacientes, lo recomendado son los ejercicios aeróbicos de bajo impacto, como subir escaleras, por 30 minutos, cinco veces a la semana.
El doctor Fernando Vergara, de la clínica MEDS, asegura que los ejercicios de carga, como las pesas en piernas y brazos, son buenos complementos de la terapia aeróbica para las personas que sufren de artrosis, pues potencian mucho la generación de musculatura. A juicio del especialista, estos deberían realizarse un mínimo de tres veces por semana para ser capaces de fortalecer y flexibilizar las articulaciones.
4. Alzheimer
60 minutos en la trotadora, cuatro veces a la semana producen mejoras cognitivas
Según el reporte mundial de Alzheimer de 2010, un 7% de los chilenos mayores de 60 años sufre esta enfermedad. Para ellos, ésta puede ser una buena noticia. Recientemente, investigadores de la Universidad de Washington (Estados Unidos) midieron el efecto del ejercicio sobre un grupo de 33 hombres y mujeres diagnosticados con deterioro cognitivo leve, que suele ser la antesala del Alzheimer. Los resultados fueron prometedores.
Los pacientes comenzaron un riguroso programa de ejercicio aeróbico, que los hizo pasar entre 45 y 60 minutos en una trotadora o una bicicleta estacionaria cuatro veces a la semana durante seis meses. Al finalizar, se los comparó con otro grupo, que sólo se había dedicado a realizar ejercicios de equilibrio y estiramiento. Comparado con éste, el grupo “aeróbico” obtuvo notables mejoras cognitivas. Las mujeres fueron las más beneficiadas, pues el entrenamiento mejoró su desempeño en tests múltiples que medían la función ejecutiva y redujo sus niveles de cortisol; en todos los pacientes mejoró la agilidad mental. La doctora Laura Baker, autora del estudio, señala que aún no están claros los mecanismos específicos tras estas mejorías. Algunos investigadores sospechan que la estimulación de la salud física y mental, en general, puede funcionar como un amortiguador o una reserva que le permite al cerebro soportar más daño y seguir funcionando normalmente. Baker aventura “que el ejercicio aeróbico probablemente protege el cerebro de muchas formas. Construye resiliencia arterial y cardíaca, que, por ejemplo, favorece la circulación de la sangre hacia el cerebro. El ejercicio también libera del estrés, previniendo los daños que produce”, dice, en consonancia con otras investigaciones, que también han mostrado que los altos niveles de estrés están relacionados con la aparición del Alzheimer.
5. Cáncer
30 minutos de caminata, al menos 3 días a la semana, disminuye en un 50% los síntomas
Por supuesto, no hay ejercicios que sirvan para curar el cáncer, pero sí una de sus peores consecuencias. La fatiga que producen los tratamientos oncológicos no es muy comentada, pero afecta la vida de sus pacientes mucho más que otras condiciones asociadas, según una investigación estadounidense. En ésta, se asegura que a la hora de responder qué es lo peor de los síntomas asociados al cáncer, un 61% de los pacientes afirma que es la fatiga, frente a sólo un 19% que asegura que es el dolor.
Según el autor de este estudio, el doctor y profesor de Terapia Física de la Universidad de Western Carolina, Todd Watson, 15 a 30 minutos de un ejercicio de intensidad moderada, como la caminata, al menos tres días a la semana, haría que las personas disminuyeran en por los menos un 50% la presencia de estos síntomas. Los pacientes deberían comenzar el tratamiento físico apenas comiencen la quimioterapia o radioterapia.
Sin embargo, a pesar de que todos los pacientes se benefician de algún modo del ejercicio físico, no todos llegan a los mismos resultados. El doctor Watson asegura a La Tercera que hay algunos tipos de fatiga asociados a la anemia que producen los tratamientos y otros a deficiencias metabólicas, y estos no pueden ser atacados con el ejercicio. Pero para un tercer tipo de fatiga, las causas son la depresión, el cambio sorpresivo de los estados de ánimo y los desórdenes del sueño. Son estos pacientes los que más se benefician.
A diferencia de la fatiga normal, que proviene del cansancio físico tras realizar alguna actividad, la fatiga que ocasionan los tratamientos contra el cáncer aumenta en la medida en que la persona cede al sedentarismo. “Mientras más descansas, más te fatigas”, asegura Watson.