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Jun 6, 2011
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El cerebro de los niños de hoy está cambiando por la exposición a las pantallas

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No les gusta el silencio, les cuesta concentrarse en un solo objeto y cuentan con una buena visión periférica. ¿La causa? El exceso de tecnología. La rapidez de los medios tecnológicos y la corta edad en la que los niños se exponen a ellos, provoca que, a diferencia de sus padres, les cueste más concentrarse en un objeto estático.

Médicos alemanes afirman que pueden ayudar a los homosexuales a terminar con su condición Logran atrapar átomos de antihidrógeno por más de 16 minutos Los bosques son más densos y capturan más carbono que antes, según un estudio Científicos creen que el acelerador de protones revelará las claves del Universo Ver más >> SANTIAGO.- Televisor en la pieza, computador sobre el escritorio y videojuegos siempre disponibles. Sólo hay que mirar la habitación de un niño hoy día para darse cuenta de que la entretención principal ya no son ni los peluches ni los autos de carrera.

Y este cambio de comportamiento no sólo ha logrado que sepan manejar el mouse con familiaridad. También está provocando cambios en su cerebro.

Este será el tema que la neuropsiquiatra infantil Amanda Céspedes expondrá hoy en el VI Congreso Nacional Montessori que se realiza en el marco de la ExpoBebé.

“El cerebro del niño está cambiando debido a la exposición temprana a nuevos estímulos. Los preescolares, por ejemplo, tienen más contacto con juegos tecnológicos que con libros. Me acuerdo de haber ido a una casa y haber visto a un niño de cuatro años jugando videojuegos, literalmente, encima de un plasma gigante. Y uno se pregunta si el cerebro de los niños está preparado para esos estímulos”, dice la especialista.

Algunos de los cambios en las conexiones neuronales provocados por el exceso de tecnología, explica Céspedes, están generando una nueva manera de comprender. “La velocidad del procesamiento espacial es rápido, captan luego las imágenes visuales, pero les cuesta concentrarse en un texto, porque no se mueve”.

La gran cantidad de estímulos auditivos y visuales también ha tenido un impacto en su relación con el mundo. “Es probable que de aquí a un tiempo, estos adolescentes con cerebros distintos no van a tolerar la calma, la paz de estar, por ejemplo, en un camping mirando las estrellas”.

De hecho, según Céspedes, a muchos niños el silencio y la tranquilidad los perturba. “En la consulta, mientras hablo con la mamá y ellos esperan afuera, algunos van a la oficina a decir que están aburridos, que quieren salir a jugar. Yo les digo que se relajen y se queden en el sillón un rato, pero a veces les cuesta enormemente”.

Pero esos no son los únicos cambios que ha notado. “Entre los niños que van a la consulta, no todos son capaces de escuchar el canto de los pájaros en el exterior. Quizás esto se deba a que ya tienen una percepción auditiva alterada, preparada para decodificar otro tipo de sonidos. Es cierto que aún son una minoría, pero van a ir en aumento”.

Juegos de acción

Eso sí, no toda la tecnología repercute de la misma forma. Según la pediatra e investigadora en neurobiología de la UC, Marcela Peña, hay estudios que demuestran, a través de resonancias magnéticas, que entre los niños que juegan videojuegos de violencia y los que prefieren los juegos de estrategias, también hay diferencias.

“Entre los que están acostumbrados a los juegos de acción se registra un cambio de plasticidad neuronal en el sistema visual: tienen mayor agudeza visual. Ven mejor que los niños que no privilegian este tipo de juegos. También tienen mejor atención periférica, es decir, aunque están pendientes de lo que pasa en el medio, saben lo que sucede en la periferia. Los otros niños, en cambio, ignoran la periferia”.

Finalmente, el hecho de poder elegir qué canal ver y en qué momento hacerlo para recibir entretención gracias a estos estímulos externos, también está creando, según Amanda Céspedes, a un pequeño tirano. “Los niños ahora siempre preguntan qué pueden hacer para entretenerse, que dónde lo van a llevar. Antes, en cambio, eran capaces de estar horas jugando por su cuenta”.

Rol paterno

El cerebro funciona a través de redes, explica la neuropsiquiatra infantil Amanda Céspedes. Algunas, dice, se crean de manera genética, pero otras se crean desde la experiencia y la estimulación. “Por eso el ambiente al que se expone el niño va a formatear el tipo de redes que va a tener. Cada padre formatea el cerebro de su hijo”.

Fuente: Diario El Mercurio, lunes 6 de junio de 2011 http://www.emol.com/noticias/todas/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=485282

Article Categories:
Desarrollo evolutivo
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