El giro supramarginal derecho es el área cerebral responsable de la empatía y la comprensión. Cualquier problema en esta estructura promueve los comportamientos impulsivos y altamente egoístas.
Pocos procesos son tan afinados, humanizadores y complejos como la empatía. Esta artesanía psicológica requiere, casi por encima de todo, que seamos capaces de separarnos por un momento de nuestra realidad emocional, para percibir y entender la del otro. Este proceso es posible, en parte, gracias a un área cerebral muy concreta: el giro supramarginal derecho.
Resulta curioso cómo la mayoría de nosotros intentamos cultivar y promover a su vez en los demás la empatía sin entender del todo como funciona. Afortunadamente, la ciencia nos ofrece cada día nuevas y fascinantes informaciones que nos ayudan, sin duda, a mejorar mucho más este ‘pegamento social’ que facilita tanto la interacción.
Un ejemplo. Tal y como nos explicó el instituto Max Planck en el 2013, las personas empatizamos mucho mejor cuando nos encontramos bien. Alguien estresado, con ansiedad, preocupaciones o desanimado tendrá más dificultades para descifrar y entender en su contexto estados emocionales ajenos.
Asimismo, un estilo de vida marcado por las prisas y la inmediatez merma nuestra capacidad para empatizar. De algún modo, el cerebro, y en concreto el giro supramarginal derecho, necesita descansar sobre un estado de calma para llevar a cabo esos complejos procesos que den forma a la empatía. Conozcamos más datos sobre el tema.
«El regalo más preciado que podemos dar a otros es nuestra presencia. Cuando nuestra atención plena abraza a los que amamos, florecen como flores».
-Thich Nhat Hanh-
El giro supramarginal derecho: ¿qué es? ¿cuáles son sus funciones?
El giro supramarginal es una circunvolución del cerebro situado en el lóbulo parietal inferior. Se halla justo por encima de la cisura de Silvio, entre el área de Wernicke. Esta circunvolución se distribuye en el cerebro de manera bilateral (recordemos, esto significa que hay una en el lado izquierdo y otra en el derecho).
Sabemos que el giro supramarginal se relaciona con procesos cognitivos superiores, como es el caso de las competencias lectoescritoras, la memoria de trabajo y el aprendizaje. Ahora bien, cabe señalar que el giro supramarginal derecho esconde muchos más secretos que el izquierdo.
El giro supramarginal derecho regula los sesgos egocéntricos
Si hay algo decisivo en el desarrollo de nuestra personalidad es disponer de un sentido del yo bien diferenciado del resto. Contar con él nos dota de una autorreferencia en cada situación, nos permite separar nuestra identidad del resto para posicionarnos, para disponer de una identidad propia.
Ahora bien, un fuerte sentido del yo es un potencial obstáculo para la empatía. Nadie puede entender a los demás si no es capaz de desplazarse de sus propias circunstancias. Por tanto, una de las funciones más relevantes del giro supramarginal derecho es silenciar levemente la figura del ‘yo’ para que seamos capaces de abrirnos a los demás y sintonizar con realidades y necesidades.
Así, en un estudio llevado a cabo por los doctores Giorgia Silani, Claus Lamm de la Universidad de Psicología, Universidad de Viena, nos señalan que esta área es clave para regular los sesgos egocéntricos.
Evita los «contagios emocionales»
Sabemos ya que una de las tareas del giro supramarginal derecho es facilitar la conexión humana, reduciendo primero, levemente, la voz de nuestro ‘yo’ para evitar juicios dominados por la figura del ego. Ahora bien, este dato también es interesante. Otro proceso que regula son los llamados ‘secuestros’ emocionales, es decir que la realidad del otro nos acabe diluyendo por completo.
Un ejemplo de ‘secuestro emocional’ sería estar con un alguien cercano que ha roto con su pareja y quedar altamente afectados por su experiencia. Este bloqueo, esta impregnación, no es útil en ningún caso. Nadie puede facilitar ayuda ni apoyo en estos casos, la empatía -como herramienta de ayuda- es inútil sin camino de vuelta.
Por tanto, el giro supramarginal derecho es como ese punto de equilibrio perfecto que salvaguarda nuestro ‘yo’. Lo hace facilitando la conexión emocional, pero salvaguardando a su vez, su integridad.
Todos podemos mejorar la funcionalidad del giro supramarginal derecho
El giro supramarginal derecho se relaciona además, con dimensiones tan relevantes como la compasión y la bondad. Sin embargo, tiene unos cuantos ‘enemigos’ que dificultan su funcionalidad, o al menos, el hecho de que podamos ser capaces de usar nuestra empatía al 100%. Esos disrruptores son los siguientes:
El estrés.
La ansiedad.
Las preocupaciones.
Determinados trastornos del estado del ánimo (como la depresión) y de la personalidad (como por ejemplo la personalidad psicopática)
Un estilo de vida agitado, marcado por las prisas y la hiperactividad.
Desde la neurociencia nos señalan que todos podemos mejorar o potenciar nuestra funcionalidad empática de diversas maneras. Estos serían algunos ejemplos.
Debemos procurar, en la medida de lo posible, llevar un estilo de vida más pausado y relajado.
La práctica de la atención plena nos puede ayudar a entrenar la atención. Una mente capaz de discriminar las prioridades en cada momento, entiende la necesidad de conectar con los demás y tiene incluso más recursos para lograrlo.
Otro prioridad en nuestras jornadas será sin duda gestionar mucho mejor nuestro estrés.
Asimismo, nunca está de más obligarnos a ser más altruistas en el día a día. Practicar la bondad siempre que nos sea posible, revierte enormemente en nuestro bienestar y en esa necesitada apertura hacia los demás.
Por último, y no menos importante, debemos recordar que solo cuando estamos bien por dentro, facilitamos la conexión por fuera. Cuidarnos, priorizarnos, ser felices y promover nuestro bienestar facilitará que encontremos ese equilibrio del propio ser, abriendo la posibilidad para constituirnos en una ayuda valiosa para los demás. Pensemos en ello.
Por Valeria Sabater
Fuente: www.lamenteesmaravillosa.com