El Poder Sanador De Los Elementos: Aire, Agua, Tierra Y Fuego Y El Rebirthing
La medicina china, la ayurvédica, las medicinas ancestrales chamánicas y otros métodos de sanación y prevención utilizados a lo largo de miles de años, señalan a los elementos como claves del equilibrio en nuestras mentes y cuerpos. De hecho, nos recuerdan que estamos formados a partir de ellos, que los elementos habitan en nosotros. El elemento aire pasa por nuestro interior constantemente a través de la respiración. La tierra es el alimento sólido que nos nutre diariamente y se funde y transmuta en nuestro organismo. Nuestro cuerpo, como nuestro planeta, es en su mayor parte agua, pero también tiene un componente de fuego que le suministra energía vital.
Los elementos están en nosotros y nosotros somos los elementos. ¿Somos conscientes de ello? ¿Hasta qué punto? ¿Hemos podido experimentar el fuego moviéndose en nuestro interior? no nos referimos al nivel simbólico (entusiasmo, pasión, etc.), ni a experimentar el calor en nuestros cuerpos. Tampoco nos referimos, por supuesto, a sentir la quemadura por contacto directo con las llamas, no, la experiencia de sentir fuego en algún punto de nuestro cuerpo, una sensación energética pero inconfundible de la presencia del fuego en nuestro interior. Tal vez sea lo que algunos llaman espíritu santo y otros Kundalini. Debido a que es el elemento más sutil de los cuatro, posiblemente sea el más difícil de experimentar de forma consciente, aunque es el que más nos sorprende.
Los elementos están interactuando constantemente en nosotros a todos los niveles. Las medicinas ancestrales nos alertan de la importancia de su equilibrio. El desequilibrio de los elementos en nuestros cuerpos es causa de enfermedades. Indican, por ejemplo, que un exceso de fuego o de agua nos puede generar problemas.
Los elementos son la forma más pura de la materia y la forma más física de dios. Cada elemento tiene, además de su componente bioquímico, su significado simbólico y se corresponde con un plano distinto de nuestra existencia. La tierra es el elemento más concentrado, más sólido, es fácil de tocar, de sostener. Se relaciona con el plano más físico y concreto. El agua guarda la memoria emocional (ver investigaciones de Masaru Emoto) y evoca nuestra vida prenatal durante la cual nos desarrollamos sumergidos en líquido amniótico. El aire se puede mover con rapidez y ligereza y corresponde al plano de nuestros pensamientos, invisibles y variables. El fuego es el elemento más sutil, luminoso y cálido. Es el amor, el entusiasmo. Amor significa “sin muerte”, entusiasmo significa etimológicamente “estar en dios”. El fuego es nuestra dimensión espiritual.
También se corresponden con las cuatro estaciones del año y con las cuatro etapas vitales del ser humano: infancia, juventud, edad adulta y vejez. Nos muestran que a cada fase le sucede otra, en un ciclo infinito de existencia. Los elementos se apoyan y se interrelacionan constantemente y nos proponen adquirir su maestría para vivir más y mejor.
Una vez reconocemos esta realidad… que nosotros somos los elementos, que habitamos en ellos y que éstos habitan en nosotros… ¿mantenemos este conocimiento en la dimensión teórica o bien nos apetece explorarlo y profundizar en él? Ante nosotros se abren distintos caminos de revelación, el rebirthing es uno de ellos.
El Rebirthing o re-nacimiento es una herramienta de conocimiento y desarrollo personal que se basa en el poder de los elementos para contribuir a nuestro equilibrio físico y psíquico, en una concepción holística de nuestra existencia.
Nació en el año 1974 en San francisco y su creador es Leonard Orr. La técnica principal del rebirthing es la respiración consciente conectada. Mediante ésta, corregimos nuestras desviaciones respiratorias y vamos liberando patrones psicoemocionales asociados.
El movimiento consciente del aire en nuestro cuerpo activa nuestro fuego vital, la pulsión de vida en nosotros y aumentamos nuestros niveles de alegría, entusiasmo y confianza. Al mismo tiempo, al respirar mejoramos el funcionamiento de nuestro metabolismo: la circulación mejora, el sistema nervioso se fortalece, los sentidos se avivan. El agua en nuestro interior se purifica y se eliminan las toxinas físicas y emocionales con más facilidad. Los elementos trabajan en equipo.
Pero además de estimular los elementos internos para que trabajen a partir de la respiración, el rebirthing también hace uso de los elementos externos para propiciar nuestro bienestar y estados más elevados de consciencia.
De alguna forma, todos utilizamos los elementos externos a nuestro favor. ¿Quién no da un paseo por el campo para tranquilizar su mente o se baña en el mar para revitalizarse? ¿Quién no toma el sol para reconfortar su estado de ánimo o respira el aire puro de la montaña para sentirse mejor?
El Rebirthing nos propone ir más allá e incorporar los elementos de forma consciente en nuestra práctica diaria:
Práctica consciente con el elemento aire: realizar ejercicios de respiración, ya sea en formato breve o en sesiones profundas en las que experimentar un ciclo energético completo.
Práctica consciente con el elemento agua: concedernos el tiempo suficiente para sumergirnos en agua antes de iniciar el día y al finalizarlo, propiciando de este modo un estado de relajación que nos ayudará a ser conscientes de nuestras emociones en lugar de reprimirlas acumulando tensión.
Práctica consciente con el elemento fuego: exponer el campo electromagnético de nuestros cuerpos al elemento fuego, ya sea a través de los baños de sol, las velas o el fuego de una chimenea.
Práctica consciente con el elemento tierra: alimentarnos de forma sana y consciente, introduciendo también la práctica del ayuno depurativo periódico para mantener el buen estado de nuestros órganos. Realizar ejercicio físico, el que más disfrutemos.
Estas prácticas actúan a nivel energético, tanto en su dimensión física, como emocional y mental, y propician la conexión consciente con la dimensión espiritual de nuestro ser. Ayudan a que tomemos contacto con nuestro propósito de vida, a sentir el gozo de vivir y darle un sentido a nuestra existencia. Al realizarlas diariamente podemos experimentar con claridad sus beneficiosos efectos.
Los elementos son complementarios y, como ya hemos referido, trabajan en equipo. Al usarlos simultáneamente en un mismo día, aumenta su poder curativo y preventivo. Trabajan para restablecer el equilibrio en nuestra mente y nuestro cuerpo. Es asombroso experimentar como nos limpian por dentro, la paz, rejuvenecimiento y vitalidad que nos otorgan.
Fuente: www.holisticoonline.com