¿Cuáles son los efectos reales de la música clásica? ¿Qué hay de realidad y qué hay de mito? ¡En este artículo te lo contamos!
Todos hemos escuchado alguna vez que la música clásica estimula el aprendizaje, tanto en adultos como en pequeños. Se han encontrado evidencias de que estar en contacto con la música desde edades tempranas nos ayuda a desarrollar ciertas capacidades. Sin embargo, ¿es cierto que la música clásica estimula el aprendizaje?
La respuesta es muy sencilla: sí. Es más que evidente la relación entre la escucha activa de música clásica y los buenos resultados académicos en niños y en jóvenes. Y es que este tipo de música estimula funciones del cerebro relacionadas con el aprendizaje, la memoria o la capacidad de concentración. Del mismo modo, sus beneficios también son notables en los procesos de adquisición del lenguaje, ya que los más pequeños ven aumentado su vocabulario y una mayor facilidad en la expresión lingüística.
La música clásica estimula el aprendizaje y las habilidades cognitivas
Sin embargo, la cosa no termina ahí. También está demostrado que la música clásica ayuda a que los más pequeños mejoren sus habilidades cognitivas y emocionales. Principalmente, todas aquellas relacionadas con la empatía, ya que los niños que escuchan este tipo de música son más hábiles a la hora de captar diferentes matices en los estados de ánimo. Sin duda, una gran ventaja a la hora de enfrentarse a las relaciones sociales que les espera en el mundo exterior.
Otro aspecto que destacar sería el desarrollo de la creatividad, pues la música clásica estimula la imaginación y la sensibilidad, por no hablar de su efecto sobre nuestro estado de ánimo. Incluso hay estudios que evidencian que la rabieta de un niño puede resolverse de manera rápida con la música adecuada.
Esto es lo que apunta una investigación publicada por científicos de la Universidad de Radboud de los Países Bajos en colaboración con la Universidad de Tecnología de Sidney. En ella se señala un matiz importante: los beneficios de la música en función del tipo de pensamiento que nos exige la tarea que estamos realizando.
Los resultados del estudio evidenciaron que en casos en los que es necesario el pensamiento convergente (buscar la solución a un problema) es preferible desarrollar la tarea en silencio. Sin embargo, para aquellas tareas en las que entra en juego el pensamiento divergente (generación de nuevas ideas), la música es el acompañamiento perfecto. Y cuanto más alegre, mejor.
Beneficios de escuchar música clásica
Además de estimular el aprendizaje en niños y jóvenes, cabe destacar un buen número de beneficios que proporciona la música clásica y que están más que demostrados:
- Influye en el estado de ánimo, ayudando a reducir el dolor y la ansiedad.
- Ayuda a combatir el insomnio.
- Mejora la capacidad para el aprendizaje de nuevos idiomas.
- Influye de forma positiva en el tratamiento de enfermedades como el alzhéimer, el síndrome de Tourette o la enfermedad de Parkinson.
- Reduce el estrés y la presión arterial.
- Ayuda a mejorar los resultados académicos.
- Influye en la superación de la dislexia.
- Aumenta la resistencia física.
- Estimula el desarrollo del feto durante el embarazo.
- Mejora en la capacidad de memoria, atención y concentración.
Efectos de la música clásica en el cerebro
Más allá de los beneficios de la música clásica sobre el aprendizaje y el estado de ánimo, existe una vertiente que investiga los efectos de la música a nivel molecular. Esto empieza a ser posible gracias a estudios como el de un grupo de investigación finlandés que descubrió que escuchar música clásica afecta a los perfiles de la expresión génica tanto en sujetos expertos como aficionados a la música.
El estudio consistió en la escucha por parte de todos los participantes del Concierto para violín en Sol Mayor, de W.A. Mozart. Los resultados demostraron que la escucha mejora la actividad de los genes implicados en la secreción y el transporte de dopamina y la función sináptica. Dichos genes también están implicados en el aprendizaje de canciones y canto de aves, por lo que se sugiere un fondo común evolutivo entre especies en la percepción de este tipo de sonidos.
Concretamente, uno de los genes que veían aumentada su expresión es la sinucleína alfa (SNCA), un gen implicado en enfermedades como el párkinson. Dicho gen se encuentra en la región más fuertemente vinculada con la aptitud musical.
Por otro lado, los investigadores defienden que, a raíz del estudio, escuchar música clásica provoca una bajada de expresión de los genes relacionados con la neurodegeneración. De este modo, podría haberse demostrado que la música cumple un papel neuroprotector en nuestro cerebro.
Fuente: lamenteesmaravillosa.com