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Es imposible no comunicar

Es imposible no comunicar

Hagas lo que hagas y te pongas como te pongas siempre transmitirás un mensaje, incluso cuando no hablas, cuando finges o cuando deseas mantener un gesto “neutral”. Y por si esto fuera poco, queremos recordarte otro gran secreto que olvidamos con facilidad: Es imposible no influir
En cualquier conversación cotidiana, por muy imparcial que quieras permanecer, tu mensaje, con una forma y contenido concreto, generará una determinada reacción consciente o inconsciente en el receptor.
Los mapas de lo que cada uno considera “la realidad” se construyen y matizan a partir de la suma de los mensajes percibidos. La red de las palabras dichas genera una alquimia en la cual tú eres responsable de tu mensaje, ese ingrediente verbal y no verbal que puede convertir el plomo en oro o viceversa. Somos agentes de cambio con nuestro discurso y con nuestro silencio.
 

 
Herramientas de PNL para decir lo que quieres decir
 
Nuestro miedo más profundo es reconocer
 
que somos inconcebiblemente poderosos.
 
No es nuestra oscuridad, sino nuestra luz
 
lo que más nos atemoriza.
 
A medida que nos permitimos que nuestra luz se irradie,
 
sin darnos cuenta, estamos permitiendo
 
que otras personas hagan lo mismo.
 
Al liberarnos de nuestros propios miedos,
 
nuestra presencia automáticamente libera a otros
 
Nelson Mandela
 
Hagas lo que hagas y te pongas como te pongas siempre transmitirás un mensaje, incluso cuando no hablas, cuando finges o cuando deseas mantener un gesto “neutral”. Y por si esto fuera poco, queremos recordarte otro gran secreto que olvidamos con facilidad:
 
Es imposible no influir
 
En cualquier conversación cotidiana, por muy imparcial que quieras permanecer, tu mensaje, con una forma y contenido concreto, generará una determinada reacción consciente o inconsciente en el receptor.
 
Los mapas de lo que cada uno considera “la realidad” se construyen y matizan a partir de la suma de los mensajes percibidos. La red de las palabras dichas genera una alquimia en la cual tú eres responsable de tu mensaje, ese ingrediente verbal y no verbal que puede convertir el plomo en oro o viceversa. Somos agentes de cambio con nuestro discurso y con nuestro silencio.
 
Dicen por ahí que las palabras se las lleva el viento, y, sin embargo, sostenemos nuestra visión del mundo y de nuestra identidad a través de ellas. Somos lo que nuestras conversaciones nos permiten ser ya que hablar es un acto generativo. A través de la palabra generamos ideas, identidades, pasan cosas, creamos sueños, barreras, puentes, proyectos…
 
El rumbo de muchas historias personales ha variado en función de la capacidad – innata o adquirida – de transmitir a otros un sueño, un proyecto, un invento, una propuesta, una obra maestra… Antes de aceptar cualquier proyecto o propuesta todos necesitamos que esa iniciativa nos resulte convincente. A veces, el que mejor convence no es precisamente el que presenta el proyecto de más calidad, y sin embargo, es el que ha sabido conectar y transmitir.
 
Después de tanto marketing y publicidad muchos hemos tenido que superar el prejuicio de que adquirir habilidades de comunicación supone alejarse de la autenticidad. Esto no ocurre en todos los casos. Cuando adquieres habilidades para que tu voz resuene en tu centro, para que tu postura acompañe tu sueño, para que tu discurso sea entendido por un determinado auditorio, puedes estar acercándote más a transmitir sin barreras lo que tú eres y quieres. Seguro que todos conocemos a alguno de esos “genios” de la música, pintura, arquitectura o informática, cuya calidad está fuera de toda duda pero que son tan incapaces de presentar lo que hacen, que viven a duras penas gracias a los amigos que los conocen íntimamente.
 
En nuestra opinión, todos y cada uno tenemos una parte de la Luz que transmitir y nuestra misión en la vida es buscar cómo expresarla con todo su esplendor, entusiasmo y amor. La supuesta “humildad” y despreocupación” mencionada anteriormente puede esconder una auto marginación por evasión, una inmadurez o un poderoso ego enmascarado en la bohemia.
 
Vamos a plantear unas cuantas preguntas. Pueden ayudarnos a conocer profundas motivaciones internas que operan en nosotros de forma inconsciente. Atrévete a darte cuenta:
 
¿Para qué hablas cuando hablas?
 
Según la PNL casi todos tenemos un metraprograma base – consciente o inconsciente – que marca decisivamente el contenido y las cualidades de nuestro lenguaje. Puedes dirigir tu mensaje verbal, tono, ritmo, gestos y postura hacia muy diversos fines, en función a los valores que operan dentro de tus niveles lógicos, aquellos que modelan tus creencias, comportamientos e identidad.
 
Hablas para:
 
generar amor, humor y buen rollo casi todo el tiempo. Incluso cuando hay que poner limites.
hablar de mi, dejar clara mi posición y propuesta sin escuchar.
expresar sobre todo: sentimientos, ideas, propuestas, deseos, sueños perdidos, nostalgias, denuncias, criticas…
informar de forma neutra sobre hechos concretos, verificables y cuantificables.
venderme: parecer muy list@, preparado y eficiente.
resultar encantador, irresistible, digno de ser admirad@ bajo ese barniz de humildad natural.
dar pena, pobrecit@ de mí, que lío tengo, qué mal me trata la vida, que poco me comprenden…
mentir sobre lo que hago y no hago, lo que desearía ser y todavía no soy, para justificarme.
generar Unión, mensajes constructivos, para sacar lo mejor de la otra persona, para reconocerla.
generar confusión, duda o desorden.
evitar a toda costa la confrontación aunque sea ocultando la verdad / mi verdad.
preguntar sobre lo que otr@ está diciendo para facilitar su proceso mental hasta que llegue a una solución.
dar soluciones y resolver continuamente los problemas de otros teniendo los tuyos francamente pendientes.
despistar a los demás de quien soy yo realmente para no sentirme vulnerable.
convencerme a mi mismo de lo que digo conforme lo voy diciendo.
expresar qué esta pasando dentro de mí en este aquí y ahora con sinceridad y compromiso.
para comprometer en cada mensaje el rumbo del resto de mi vida.
agradecer.
¿Desde dónde hablas cuando hablas? ¿Qué tiñe más tus palabras?
 
El amor, la conciencia, la libertad, el humor, la frescura, la ternura, la sinceridad, el desapego de los resultados.
El silencio, la conexión con la tierra, el alma y la sociedad, la unión entre emisor y receptor.
El ego, el temor, el rencor, el resentimiento, la competitividad, la susceptibilidad, la herida, el victimsmo.
La autoridad, el sentimiento de superioridad, el querer tener la razón o ser admirad@ a toda costa.
La poca importancia personal, la humildad, la celebración de cada momento de la vida como algo irrepetible.
Es muy importante “darse cuenta” de este pequeño gran detalle, A veces hablo desde la autenticidad, otras veces se cuela el miedo, el ego, la deseabilidad social… Vamos cambiando de polo.
 
Dicen de uno y otro modo las Sagradas Escrituras de todos los pueblos que al principio era El Verbo. Las palabras cargadas de silencio y coherencia pueden llegar a cambiar muchas cosas. Para llegar allí hay todo un camino de trabajo de observación, aceptación y ajuste.
 
¿Qué consigues y qué no consigues con tu discurso?
 
Caer muy bien y no cuidarme a mi mism@.
Los resultados que me proponga para mí y cierta distancia emocional con los demás.
Consigo que el otro lidere siempre el ritmo y yo me dejo llevar.
Consigo buen rollo y no concreto cuando, como y donde y luego genero mal entendidos.
Un diálogo comprometido con lo que yo quiero y siento y con el otro.
La vida en muchas ocasiones ha ejercido sin darnos cuenta de eficiente entrenador. Hemos entrenado unas habilidades más que otras, por lo que tenemos puntos fuertes que fluyen sin mucho esfuerzo y otros pendientes de desarrollar. Es muy habitual que a las personas criadas en familias numerosas les resulte más sencillo negociar mientras que a aquellos que han leído mucho les resulta más fácil describir propuestas claras. Es bueno plantearse qué tipo de semilla nos queda pendiente de cultivar.
 
Lista de prejuicios que me limitan:
 
Aprender oratoria es aprender a mentir.
Si aprendo a modular mi voz perderé naturalidad.
Yo hablo desde el corazón. Si aprendo todo será manipulación.
Yo no manipulo nunca cuando hablo según lo que siento en el momento.
Jamás podré comunicar lo que siento, mi sueño, la pasión que siento por mi proyecto.
Me siento mal si transmito mis ilusiones. No las van a comprender, no las van a acoger, me van a hacer daño.
Es lícito y sabio proponerte entrenar aquellas habilidades que estén pendientes de entrenamiento. De hecho puede ser un camino apasionante. Se puede aprender a estructurar el mensaje de acuerdo a las características del interlocutor para que te entienda mejor, tener una postura justa, la voz centrada, y un montón de pequeños detalles que alineados con nuestro ser conforman armonía y veracidad. No obstante un paso previo que nadie puede dar por ti es la firme decisión de comenzar a expresar abiertamente la belleza de tu Ser para que todo el universo se nutra con tu brillo.
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