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Esta es la postura corporal que mejora la memoria, según los expertos en neurociencia

Si lo conocemos, nuestro cuerpo puede ser el mejor aliado de nuestro cerebro. Lo dicen los expertos en neurociencia, que desvelan, entre otras, cuál es la postura que te hace rendir más y mejor.

Cuerpo y mente parecen dos cosas separadas y bien diferentes, pero nada más lejos de la realidad. Está claro que el cerebro controla nuestros órganos, pero también “debe escucharlos, y al cuerpo entero, para ser capaz de elaborar la respuesta neuronal. Un gran cambio de concepto que abre la puerta a la medicina preventiva“, asegura una de las mayores expertas en el tema, la doctora en Neurociencia Nazareth Castellanos, quien lleva más de 20 anos dedicada a la investigación científica de la actividad cerebral en universidades españolas y europeas como el King’s College de Londres o el instituto Max Planck de Alemania. En concreto, Castellanos estudia cómo el intestino, la respiración y la postura influyen en la dinámica neuronal y, por tanto, en nuestro bienestar emocional y nuestras capacidades. Por ejemplo, en la memoria y la concentración.

“Estamos hablando de qué podemos hacer para tener una mejor salud física y mental“, asegura la neurocientífica. Porque todas las percepciones de nuestro cerebro, “la luz, el olor (y su capacidad para activar la memoria) e incluso la digestión influyen decisivamente en las enfermedades relacionadas con la mente”. Y si somos conscientes de las reacciones de nuestro cuerpo, podemos adelantarnos a la emoción que vamos a sentir. “El cuerpo sabe aquello de lo que la mente todavía no se ha dado cuenta, somatiza lo que está preparando el cerebro. Si no sé reconocerlo, esa emoción saldrá cuándo y cómo salga, no tendré posibilidad de cambiar el rumbo de lo que se está gestando, pero si soy consciente de cómo está mi postura si podré corregir lo que siento; lo importante es darse cuenta. Cuanta más conciencia corporal tengamos, mejor sabremos distinguir una emoción de otra y si somos conscientes de las reacciones de nuestro cuerpo podremos adelantarnos a lo que vamos a sentir”. Así lo aseguraba la investigadora en la jornada ‘Habitar Plenamente’, organizada por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España para reflexionar sobre cómo actúan en nuestra salud tanto el entorno como la vivienda. “La luz, los materiales, la distribución y concepción de los espacios influyen en la forma en la que nuestro cuerpo se regula”, insistía durante el encuentro la arquitecta Paula Rivas, especialista en Medio Ambiente y Arquitectura Bioclimática.

La postura que mejora la memoria

En ese sentido, podemos considerar el cuerpo como la ‘vivienda‘ del cerebro y buena parte de las emociones que sintamos dependerán de nuestra postura. “Somos la forma de nuestro cuerpo; el cerebro se involucra y actúa de una manera diferente según nuestra postura. Estar encorvado genera malestar e incluso hace que se atenúen los recursos relacionados con la memoria: recordaré menos información de la que escuche y retendré mejor la que sea negativa. Si me estiro tendré más recursos neuronales dedicados a la memoria, pero si me encorvo, habrá una parte de mi cerebro que estará perdiendo capacidad”, asegura Nazareth Castellanos. En cuestión de memoria, tampoco ayuda el ruido que se escucha en las grandes ciudades, por ejemplo, el tráfico al que estamos acostumbrados. “No lo oyes, pero lo estás escuchando constantemente”, advierte la experta. “Y a más nivel de ruido, menos rendimiento”.

Además de mantener una postura erguida, el gesto de la cara también importa e influye decisivamente en nuestro estado de ánimo. “Fruncir el ceño hace que aumente la actividad de la amígdala, la zona del cerebro más involucrada en las emociones“, dice la doctora. Esta estructura es también la que genera el miedo, un sentimiento cuyo objetivo es ayudarnos “a seguir vivos al evitar situaciones, personas u objetos que nos ponen en peligro”, explica otro experto en este tema, Justin Feinstein, investigador de la Universidad de Iowa (EE UU). Esta zona del cerebro es la responsable de que aumenten nuestros niveles de estrés, pero “pacificar el gesto y relajar la cara, sin necesidad de obligarnos a sonreír, cambia la amígdala y nos hace estar menos nerviosos y menos estresados”, afirma Castellanos.

Moverse para evitar el estrés

Según la Nazareth Castellanos, el otro pilar de nuestra salud mental es mantener una vida activa. Y no se trata solo de ir al gimnasio. “El 60% de nuestras neuronas están dedicadas al movimiento. Y da igual que vayamos tres veces por semana al gimnasio, en un escenario ideal, porque pasamos el resto del tiempo sentados. Hoy día el estrés llega en forma de mail y aunque mi cerebro me pida movimiento, no puedo levantarme de la silla, una que en general es poco cómoda y a la que estoy atada horas y horas. Es algo que debemos cambiar”, advierte la doctora, que aconseja, como norma, evitar el ascensor en favor de las escaleras, pasear, bailar e intentar moverse y balancearse de manera natural cuando estemos de pie.

Porque la vida sedentaria que mantenemos provoca también distintas alteraciones en la microbiota que nos ponen más difícil incluso estar en un peso saludable. “Quienes se mueven poco tienen una microbiota menos diversa y menos sana. El estómago está en el cerebro”, asegura Castellanos. “Por eso es importante prestar atención no solo a lo que comemos, sino a cómo lo hacemos, siendo conscientes del sabor, las texturas… Todo ello influye en una buena digestión y evita problemas”.

Aprender a respirar

Otra forma de cuidar nuestra salud mental es a través de la nariz. “La respiración es la gran llave de nuestro cerebro, la única función que nos permite llegar hasta él”, apunta Nazareth Castellanos. “La forma de respirar influye en la memoria, en las emociones y en la concentración. Si me dicen algo mientras estoy inspirando lo recordaré mejor que si lo escucho cuando estoy expirando. Si los tiempos de coger y soltar el aire son iguales tendremos más posibilidades de estresarnos; es decir, la expiración debe ser más larga para permitir que la amígdala se relaje y no genere estrés ni ansiedad. Por contra, si respiramos rápido amentaremos nuestro estrés”. Además, siempre tiene que ser nasal, lo que nos permitirá aprovechar los beneficios del olfato, el “más completo de los sentidos y el que está más vinculado a la memoria y las emociones. “Cuando respiramos por la boca no usamos el bulbo olfativo, pero este es una de las mejores herramientas de nuestro cerebro; respirar siempre por la nariz es la mejor forma de cuidar nuestra salud mental”, concluye.

Fuente: www.elmundo.es

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