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Sep 21, 2010
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Fitoterapia

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Hierbas medicinales en acción  
 

En los últimos años, la fitoterapia está llamando poderosamente la atención de la industria farmacéutica y de los consumidores informados. Sin bien, los productos a base de plantas medicinales no son inocuos, bien indicados, pueden ser una real alternativa para prevenir, atenuar o mejorar diversas patologías.

Fuente: www.revistavida.cl

La fitoterapia es el uso de plantas -o partes de éstas- con fines curativos y es tan antigua como la humanidad. El hombre prehistórico utilizó los vegetales para aliviar sus enfermedades, probablemente, luego de observar las costumbres de los animales. De esta forma, gracias a la experiencia acumulada de curaciones e intoxicaciones causadas por el consumo de diversas especies vegetales, fue aprendiendo las distintas propiedades de las plantas. El ser humano desarrolló una gran intuición y capacidad de selección para escoger, por ejemplo, la planta para neutralizar el veneno de una serpiente; una flor para detener la hemorragia o una raíz que, al ser masticada, calma los dolores cólicos.

Muchas veces, se asociaba la propiedad curativa de un vegetal a la similitud que ésta tenía, en forma y aspecto, con el órgano sobre el que se quería tener efecto. En consecuencia, se le daba un nombre alegórico. Por ejemplo, la raíz de la mandrágora, que tiene una forma similar a la figura humana, se la asoció a la fecundidad; la pulmonaria (sus hojas machadas representan la superficie de un pulmón con nódulos tuberculosos) sería adecuada para tratar afecciones pulmonares; las nueces, por su parte, beneficiarían la actividad cerebral.

Una vez que el hombre se hizo sedentario, esta sabiduría pasó a ser un elemento de poder y quedó restringido a los hechiceros y sacerdotes de la tribu, quienes fueron responsables de la salud del grupo.

En la actualidad, el saber popular de las propiedades curativas de las plantas es parte de la herencia cultural de los pueblos, lo que se conoce como etnobotánica.

Es importante mencionar que en todas las culturas del mundo se han utilizado plantas medicinales como alimento, medicina y elemento ritual. De esta forma, encontramos el uso herbal en los pueblos de América, Europa, África, Medio y Lejano Oriente.

Saber científico
Basándose en los conocimientos populares, la ciencia comenzó a investigar las plantas medicinales para conocer su composición química y aislar sus distintos principios activos con una finalidad terapéutica, lo que se denomina fitoterapia.

Alrededor de 1930, los médicos estadounidenses iniciaron un estudio más acabado del empleo de fármacos extraídos de plantas. De hecho, en 1870 la farmacopea de Estados Unidos enumeraba 636 hierbas; de éstas, sólo 58 permanecieron en la edición de 1990. Aunque algunas plantas salieron de la lista porque se descubrió que su acción era débil o insegura, la mayoría de los vegetales útiles clínicamente se sustituyeron por medicamentos, los cuales mantienen en pie la industria médica actual.

De esta forma, los fitofármacos, históricamente, han sido relegados a un segundo plano. En la actualidad, del total de los medicamentos, sólo el 25 por ciento de éstos tiene su origen en alguna planta, aunque un gran porcentaje cuenta entre sus componentes con un principio activo vegetal. Por ejemplo, la aspirina viene de la corteza del sauce y la morfina de las amapolas.

Sin embargo, en los últimos años, las plantas medicinales han incrementado su presencia en la terapéutica debido al retorno hacia lo natural, una creciente tendencia que experimenta la sociedad moderna. Esta inclinación se ha visto favorecido por las numerosas evidencias de los efectos secundarios de los fármacos de síntesis; por el avance químico, farmacológico y clínico del conocimiento de los fitofármacos; por el desarrollo de nuevas formas de preparación y de administración de éstos y por el desarrollo de métodos y técnicas que garantizan un mejor control de calidad.

Además, el paciente ha desarrollado una actitud más activa, ya que no se limita a seguir las indicaciones del médico, sino que quiere participar en su curación con mayor conocimiento.

Un fitofármaco es el extracto estandarizado de una parte de la planta medicinal. La estandarización se realiza considerando alguno de los principios activos, que son los responsables de la acción farmacológica. Por ejemplo, Valeriana officinalis, Hypericum perforatum o Ginkgo biloba  son plantas medicinales que proporcionan respectivamente los siguientes  fitofármacos con sus respectivos principios activos: extracto de raíz de valeriana (valepotriatos y ácido valerénico), extracto de flores de hypericum (hipericina e hiperforina) y  extracto de hojas de ginkgo (ginkgolidos).

Ciencia & tradición
Existen numerosos avances en el conocimiento de los principios  activos de las drogas vegetales y de sus mecanismos de acción, a pesar de que siempre ha sido notoria la escasez de ensayos clínicos que demuestren la  utilidad terapéutica de los preparados. Ello se debe principalmente a  razones económicas: por una parte, por el elevado costo de los mismos y, por otro lado, la  imposibilidad de patentar una medicamento en base a un extracto vegetal.

No obstante, debido a la regularización de las legislaciones nacionales, en los  últimos años se ha incrementado la realización de ensayos clínicos controlados, principalmente con extractos estandarizados. Estos ensayos son de gran utilidad  para una mejor definición de las indicaciones y la posología, así como para  detectar posibles reacciones adversas. La Comisión E del Ministerio de Sanidad Alemán, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ESCOP (European  Scientific Cooperative for Phytotherapy) también han aunado esfuerzos para investigar y publicar sobre las drogas vegetales.

Pese a todos los esfuerzos de diversas entidades internacionales de salud, una de las grandes desventajas de las investigaciones modernas es su gran selección en los estudios con seres humanos (un único grupo de edad, sexo, etnia o localidad); la relativa brevedad del tratamiento y de la monitorización de los intervalos y una incapacidad para documentar totalmente los síntomas subclínicos o en apariencia irrelevantes de los pacientes.

Además, se debe tener presente que la actividad de un fitofármaco no va a ser exactamente igual  que la de su principio activo aislado y, que los efectos de ciertos fitofármacos, pueden deberse a la coexistencia de varios de sus constituyentes  químicos que trabajan en sinergia.

Por ello, es importante relacionar y contrastar la información científica con el conocimiento empírico obtenido del empleo de las hierbas durante cientos de años. A su vez, crear un contexto más holístico en cuanto a la investigación, por ejemplo, asesorarse por hierbateros, evitaría que se eliminara de forma inadvertida factores importantes en el efectivo uso de las hierbas.

Por otra parte, un estudio científico acerca de la composición de las plantas podría ser una explicación reduccionista e incompleta del alcance de las propiedades de las plantas alimenticias y curativas. Por ejemplo, sería importante considerar que los herbalistas tradicionales y muchos otros practicantes, consideran el concepto de la “fuerza vital”, que aún no termina de ser bien comprendido. Ellos afirman que la energía curativa es inherente a las plantas y que es sobre todo esta energía, en vez de sus constituyentes químicos y nutritivos, la que activa la curación.

A pesar que las investigaciones científicas todavía tienen un largo camino que recorrer, la apertura en este ámbito de la salud se torna alentador, sobre todo frente al uso y abuso de los fármacos de síntesis, de sus efectos adversos y sus contraindicaciones. Siempre es preferible una medicina basada en agentes naturales.

No sólo infusiones
Las plantas medicinales se someten a procesos de preparación para hacer efectivo su potencial curativo. Existen varias formas de consumirlas:

Infusión: la forma más sencilla de preparar las hojas y las flores.
Cocimiento: se usa para las partes más duras de la planta, como raíces, cortezas, ramas y bayas. Cortadas en trozos, hay que sumergirlas en agua fría y calentarlas hasta que el preparado comience a hervir. Puede beberse frío o caliente, tras filtrar el líquido.
Maceración: a menudo el calor elimina los principios activos; para evitarlo se recurre a la maceración en frío. Consiste en echar la planta en un recipiente, añadir agua fría y dejarlo toda la noche. Al día siguiente se cuela.
Cápsulas y polvos: el polvo se puede esparcir sobre los alimentos o directamente consumirlo en cápsulas.
Jarabes: se combinan infusiones o cocimientos con miel o azúcar.
Lociones: son para uso tópico.
Tinturas: la hierba se deja en alcohol para disolver los componentes activos. Su acción es más potente que infusiones y cocimientos.
Cremas o pomadas: resulta de la mezcla de agua con aceites a baño María.
Cataplasmas: mezcla de hierbas frescas o secas hervidas para aplicar sobre la piel.

Precisando conceptos…
Plantas medicinales: vegetales que contienen principios activos con un rol terapéutico conocido en el ser humano.

Fitoterapia: disciplina que usa plantas medicinales y fitofármacos en el tratamiento de las enfermedades reconocida por la OMS en 1978.

Fitofármacos: medicamentos que contienen principios activos, derivados de plantas, elaborados de acuerdo a estándares de calidad definidos por los organismos reguladores de cada país. El término fitofármaco  no debe confundirse con el de planta medicinal.

Principio activo: sustancia dotada de actividad farmacológica. Éstos suelen ser metabolitos secundarios de la planta, es decir, que no son fundamentales para ella (es común que sean sustancias de reserva, productos para repeler o para atraer a los insectos para la polinización, etc.).

Droga: es la o las partes utilizadas de la planta que contienen la mayoría de los principios activos. No debe confundirse con las drogas que son objeto de narcotráfico. Por ejemplo, la droga de la frángula es la corteza envejecida; de la genciana, la raíz, etc. Hay que destacar que, en ocasiones, distintas partes de una planta tienen diferentes principios activos por lo que también tendrán acciones farmacológicas específicas (puede haber varias drogas en la misma planta).

Alcances de la fitoterapia
Cuando se habla de fitoterapia, es muy importante tener claro que natural no es sinónimo de inocuo. Esta premisa debe tenerse presente aunque los fitofármacos, en general, presentan menos complicaciones que los fármacos sintéticos.

Se ha demostrado que muchas plantas poseen principios activos muy potentes. Esto significa que tienen que administrarse siguiendo el consejo de un especialista y en dosis recomendadas, ya que es frecuente que interactúen con los nutrientes de los alimentos o con otros medicamentos.

En la mayoría de los casos, el uso de plantas medicinales y fitofármacos están contraindicados en las embarazadas y en periodo de amamantamiento. Asimismo, los lactantes, niños y ancianos son especialmente de cuidado.

Fuente: Fundamentos de medicina alternativa y complementaria, Marc. S. Micozzi, Editorial Paidotribo.

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Medicina integrativa
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