Gobernantes sabios
Sabemos que en una sociedad pacífica, lo más preciado es un gobierno de sabios, pero en tiempos de problemas, en primera línea están los revolucionarios y los rebeldes que gradualmente se van convirtiendo en dictadores. Hoy si miramos al mundo, nos queda claro que los líderes revolucionarios están comenzando a tomar el poder fácilmente, gracias al descontento creciente de los ciudadanos.
Las sociedades en las cuales los revolucionarios se imponen son sociedades menos estables, sin una dirección clara. Ellos exploran todas las ideas necesarias para alcanzar el poder. Esa es la forma más básica de lograr simpatizantes, adaptar su discurso a ciertas necesidades y presentar una solución populista. No requieren de mayor formación o conocimientos, sólo fanatismo personal y un rango de visión contraído al mínimo: quién está contigo es tu aliado y quién piensa distinto, es tu enemigo.
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Lo que les interesa a este tipo de líderes, que entran al poder prometiendo cambios radicales y que poco a poco van mostrando su fanatismo personal, es reforzar su populismo y restringir cada vez más las libertades de sus electores. El problema es que de esa manera las civilizaciones débiles van a un fracaso seguro con el consiguiente sufrimiento de quienes depositaron sus sueños y su confianza en esos gobernantes.
Por otra parte, podemos ver que la civilización occidental se ha debilitado, porque se ha olvidado completamente de su herencia cultural. En el siglo XIX, su valor principal era el desarrollo de la ciencia y la cultura, hoy en día todos esos valores están tras el velo del olvido. Además, en nuestros días, el dinero y el poder tienen mucho valor y se han transformado casi en conceptos idénticos. La riqueza alguna vez despreciada por los grandes científicos y por las personas de la cultura, ahora está por encima de todo. Hoy todo puede ser comprado. Esto es lo que caracteriza a la actual civilización occidental, acercándose peligrosamente al barbarismo romano de “pan y circo”.
La falta de educación de las masas es lo que nos ha conducido a este estado. En vez de atraerlas hacia la cultura y la ciencia, lo cual era muy valorado en el siglo pasado, hoy parece ser sólo un vago recuerdo. Pero, no se trata de entregar un sombrío panorama sin señalar que un cambio de paradigmas es posible si todos tomamos consciencia e influimos con nuestras acciones, pensamientos e intenciones. Todos nos merecemos gobernantes sabios, que trabajen por mejorar las condiciones de los ciudadanos, que nos presenten solucionen creativas y participativas, para que, todos juntos, hagamos los cambios que los tiempos modernos demanden.
Publicado por: Todos Juntos
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