Investigación reveló que con esta sencilla técnica se aminora, además, la sensación de malestar en un 57%
Definitivamente, ya no se trata de una técnica esotérica que ejerce sus efectos a través de la sugestión. La ciencia ha demostrado, por el contrario, que la meditación es una herramienta que brinda varios beneficios a quienes la practican.
Ahora es la universidad de Wake Forest la que revela una nueva ventaja de esta técnica: reduce la sensación de dolor en un 40%, mientras que la sensación de malestar, su componente subjetivo, en un 57%.
“La meditación logra esto aumentando el foco de atención en la respiración de la persona, con lo cual, los pensamientos y las emociones desagradables se diluyen y así se mejora el ánimo”, dice a El Mercurio la doctora Fadel Zeidan, investigadora principal de este trabajo. Sus resultados los publica en la edición de hoy del Journal of Neuroscience.
Lo que dice el cerebro
Para el estudio, 15 voluntarios sanos que nunca habían practicado meditación, realizaron 4 sesiones de 20 minutos cada una para aprender la técnica conocida como la “atención enfocada”. Se trata de una forma de meditación del tipo conciencia plena, donde las personas aprenden a fijarse en su respiración, y todos sus detalles sin distraerse en pensamientos o emociones que pueden invadir en ese momento.
Tanto antes como después, de este entrenamiento, a los participantes se les examinó su actividad cerebral con un tipo de resonancia magnética que registra procesos cerebrales de larga duración, como es el caso de la meditación.
En la prueba se aplicó un aparato a 49 grados Celsius en una pierna por 5 minutos, lo que causa dolor. La resonancia mostró gran actividad en el área de la corteza que registra el lugar del estímulo doloroso y la intensidad con la que se percibe. Pero cuando la persona está meditando, la actividad de esa zona del cerebro se hace casi indetectable.
Asimismo, al meditar, aumenta la actividad de otras áreas cerebrales “que modulan la experiencia del dolor, reduciendo el malestar que provoca” dice otro de los autores del trabajo Robert Coghill.
Fuente: Diario El Mercurio