Al llegar a viejo no sólo se es más sabio, sino también más feliz. Aunque generalmente se piensa que la felicidad está ligada a la juventud y a la plenitud de las capacidades físicas, los resultados de un estudio de la American National Academy of Sciences, contradicen radicalmente esta creencia.
Más que con el paradigma de ser joven, bello o rico, la felicidad tiene que ver con la tranquilidad mental, con conocerse a sí mismo, con aprender a aceptar las cosas y hasta con liberarse de ciertas presiones sociales.
Según el análisis hecho por el profesor Lewis Wolpert, psicólogo del University College de Londres, las personas son “medianamente felices” en su adolescencia y en el transcurso de los 20 a los 30 años. Esta emoción comienza a declinar al llegar a la adultez temprana, cuando tienen que mantener una familia y una carrera.
La cima
“Pero después, pasando los cuarenta, las personas se vuelven más alegres y optimistas. El máximo de felicidad se alcanza entre los setenta y ochenta años”, dice el investigador.
Para llegar a tales conclusiones, Wolpert junto a su colega Andrew Steptoe llevaron a cabo un sondeo en 341 mil personas, de diferentes edades. Así, observaron que, a partir de la infancia, la curva de la felicidad baja hasta los cuarenta años y luego vuelve a subir hasta llegar a su máximo a los 85 años.
Para Steptoe, lo anterior tiene que ver con que hoy muchas personas llegan a esa edad con buena salud, lo que hace que esta etapa sea doblemente agradable.
La investigación también muestra que aunque algunas habilidades como las matemáticas empeoran con la edad, la capacidad de tomar decisiones y el procesamiento del lenguaje mejora con los años.
En Chile, un estudio realizado el año pasado por la Escuela de Administración de Servicios de la U. de los Andes, junto con la consultora Visión Humana, demostró que el 56% de las personas mayores de 70 años reconoció sentir que la etapa que vive actualmente es una de las más agradables que han vivido, ya que pueden dedicarse a sus propios intereses.
En la encuesta a 386 personas autovalentes de la Región Metropolitana, el 34% dijo estar más satisfecho con su vida familiar que antes y el 84% reconoció estar feliz con su vida social.
Fuente: Diario El Mercurio
