El trabajo, realizado por L. Passamonti, pretendía analizar la relación entre la apertura, como rasgo de personalidad, y los circuitos de dopamina en el cerebro. Para ello contaron con la colaboración de un total de 46 participantes sanos en tres experimentos distintos en los que se utilizó resonancia magnética funcional. En un primer experimento, los participantes se sometieron a la prueba de imagen cerebral en una condición de reposo, sin hacer ninguna actividad. En el segundo experimento se tomaron las imágenes mientras realizaban una tarea en que se presentaban olores agradables y en el tercero mientras veían fotografías de comida. Para valorar la personalidad se utilizó una prueba tipo test muy utilizada en el ámbito de la Psicología. De forma particular, la apertura se define como la capacidad para verse influido por la experiencia sensorial, la búsqueda de novedad y la capacidad creativa.
Después de analizar los datos, los resultados mostraron que el rasgo de personalidad denominado apertura se asoció con la conectividad neural entre algunas áreas del cerebro. Concretamente, cuanto más altas eran las puntuaciones en apertura, más conectadas estaban la sustancia negra y la corteza prefrontal dorsolateral. Para que nos hagamos una idea, la sustancia negra es una estructura del cerebro fundamental en la segregación de dopamina. Por otro lado, la corteza prefrontal dorsolateral es un área relevante en tareas que ponen en marcha varios procesos de la memoria de trabajo.
Según explican los autores, esta conexión más intensa entre la sustancia negra y la corteza prefrontal dorsolateral podría explicar por qué las personas con una personalidad más abierta se muestran más ‘permeables mentalmente’ a los estímulos nuevos y absorben mejor la experiencia que les llega a través de los sentidos.
Una cuestión curiosa sería averiguar si entrenando el cerebro también puede cambiarse la personalidad… quizá en un futuro nuevos estudios nos iluminen sobre esta y otras preguntas relacionadas con la forma de ser de las personas.
Fuente: http://www.psyciencia.com/