Abrazarse a un árbol parece una ridiculez, pero si lo es, bienvenida sea esta bendita locura que, así, a bote pronto, aunque solo sea por pensar que es una bobería está ayudándonos a sonreír y a sentirnos más cerca de la naturaleza que nos rodea.
Lejos de serlo, la costumbre de abrazar un árbol tiene algo mágico, de comunión con la naturaleza. Se remonta a la noche de los tiempos y está vinculada a los beneficios que puede proporcionarnos interactuar con el entorno verde.
En este sentido, abrazar un árbol es una bonita y beneficiosa manera de finalizar un paseo por el campo o, por qué no, de iniciarlo. Cualquier momento es “el momento”, ese instante perfecto para rodear un árbol con nuestros brazos.
Energía positiva y poder terapéutico
Son muchas las culturas milenarias que consideran el árbol como parte central de la vida en la Tierra. No en vano, desde un enfoque evolutivo, los antepasados del ser humano tuvieron su morada en ellos.
Aquellas creencias se consideran hoy una rica sabiduría, transmitida a lo largo de generaciones como, por ejemplo, ocurre con el taoísmo, que considera el árbol una pieza fundamental de la vida. A ellos les atribuye, además, poderes sanadores.
Hay toda una filosofía alrededor de esta idea. Los poderes terapéuticos del árbol van desde cargarnos de buenas vibraciones hasta su uso como un remedio para curar dolencias, atribuyendo a cada tipo de árbol unas propiedades diferentes.
La ciencia lo demuestra
Más allá de creencias ancestrales, los científicos también han sucumbido a los pretendidos beneficios del abrazo verde. Son muchas las investigaciones que se han centrado en esta cuestión, y un sinfín de estudios han demostrado que estar en contacto con plantas y árboles es muy beneficioso a nivel mental y físico.
“Blinded by Science” recoge los resultados de estos trabajos y en él, su autor, Matthew Silverstone, también comprueba científicamente el poder de los árboles para mejorar la concentración, aliviar la ansiedad y ayudar a liberarnos de pensamientos negativos.
Además de la influencia de un entorno bucólico, los beneficios están relacionados con las vibraciones que emanan de ellos. Son vibraciones casi imperceptibles, pero nuestro organismo sí las capta, y nos equilibra a nivel biológico. ¿Por cierto, dónde hay un árbol…?
Fuente: www.ecologiaverde.com