Los Principios primero
Cuando hablo de Principios me refiero a aquellos valores, creencias o características que definen a un Ser Humano y que empiezan a hacerse presente cuando el criterio formado de cada uno se hace evidente. Los humanos, muy diferente a los animales, nacemos sin saber nada, todo lo aprendemos. Por ejemplo, un perro al nacer sabe que con su boca puede comer o morder, pero un Ser Humano no, lo aprende. Pero va más allá y luego de haber aprendido lo básico (morder o comer), también aprende a silbar, soplar y a besar. El tema desde mi punto de vista está, que luego también aprendemos a hablar, una característica netamente comunicacional, aunque muchas veces es la peor traba para ello, pero a partir de allí, lo más importante es que comenzamos a interpretar todo lo que observamos y escuchamos, éstos dos últimos son fenómenos biológicos propios sólo de la raza humana.
Fuente : www.jorgefmendez.com
Las interpretaciones no son buenas ni malas, a veces nos empeñamos en endosarle al que escucha que me “mal interpretas”, cuando eso no se constituye de esa forma, son sólo juicios que cada uno puede hacer de acuerdo a todo lo que ha aprendido en su vida de los seres con los que se ha rodeado. Por tanto tu repertorio de interpretaciones es tan limitado como número de personas con las que has compartido. Estos juicios son como gatillos que suceden cada vez que estás frente a cualquier estímulo. Desde este lugar formamos nuestro criterio lo que nos permitirá constituirnos en un ser único con un cúmulo de principios a los que echaré mano cuando sienta peligrar mi razón de ser.
Y ahí está mi reflexión. Cada vez que tengo dificultad en entender a otros, cada vez que siento que atacan a mi forma de pensar o de actuar, cada vez que no aceptan mi punto de vista o que no me escuchan; allí voy a la biblioteca de mis principios y empiezo a sacarlos de a uno como soldaditos de plomo, para poder lanzarle a esos que se atrevieron a desafiar mi pentagrama ideológico todo lo que vengo siendo hasta aquí, que no es mío sino de aquellos que pasaron por mi vida, pero de eso me doy cuenta después. Lo importante es que mis principios están primero y a ellos los luzco en todos los ámbitos en que me muevo, porque creo en ellos, porque me representan, porque para mí la vida es así y no de otra forma, porque no entiendo como los otros la viven de otra manera, porque bajo mi criterio es correcto. Estás defendiendo sólo una ideología de otros que se encarnó en ti por años y que es parte de tu identidad, está bien, pero cuidado en hacerte fanático en ella, o como diría Facundo Cabral, que tu fuego no queme, sino más bien que abrigue.
Jorge F. Méndez
Escritor – Asesor Coach de Ejecutivos
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Desarrollo Personal