Hace mucho que K. Marx denunció el divorcio entre “quien somos” y “lo que hacemos”. Esta falta de coherencia nos conduce a llevar dos vidas, la personal y la laboral, como si fuera algo natural. Tal vez sea frecuente pero no es natural. Leí en una estadística que un 80% de los españoles trabajan en empleos que ni les apasionan ni les gustan… trabajan exclusivamente por dinero.
¿Es eso poner conciencia en el modo de ganarse la vida? Creo que no, es más bien un modo inconsciente de ganarse la vida. No creo que debamos trabajar sólo por dinero. En consecuencia, por el desinterés, ni la economía personal ni la del país pueden avanzar desde la apatía. Sé muy bien de lo que hablo porque yo mismo viví en la incoherencia antes de dar un giro radical en mi vida profesional para dedicarme a lo que más amo.
Respecto al gasto ocurre otro tanto. ¿En qué gastamos? ¿Cómo lo pagamos? Y, ¿a dónde va nuestro dinero? Son tres buenas preguntas antes de gastar el dinero que tanto nos ha costado ganar. Gastarlo con conciencia y no inconscientemente como es tan frecuente.
Me explico: quiero saber a dónde va a parar mi dinero, qué financia, qué clase de empresa hace sus beneficios con él. No es lo mismo que mi dinero contribuya a la agricultura ecológica que a la transgénica. Ni es lo mismo que mis ahorros estén colocados en un banco sin misión social que en un banco ético con compromiso social. No es una cuestión de comprar lo más barato sino lo más consciente.
Sólo puedes conseguir algo mejor de acuerdo con tus creencias. Si éstas no mejoran, tu economía no puede mejorar de ninguna manera. No se trata del dinero, los clientes, del mercado o la competencia…se trata de ti. Si quieres que tu vida mejore en cualquier aspecto, siempre se trata de ti.
El dinero se empieza a hacer en la mente: como todo en el mundo es una emanación de la mente, la cual es un instrumento creativo de la conciencia. Cualquier cosa que quieras crear en el mundo de la materia requiere una mentalidad específica. ¿En quién te has de convertir para manifestar lo que deseas? ¿Cómo son las personas que manifiestan fácilmente sus deseos?
Las personas no tienen problemas con el dinero, los tienen con sus creencias sobre el dinero. Buda dijo que Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado, está fundado en pensamientos, está hecho de pensamientos. En la economía personal ocurre igual: es el resultado de lo que sabemos y de lo que no sabemos, de elecciones y de hábitos. La buena noticia es que una creencia, un pensamiento, siempre se pueden cambiar. ¿Cuáles son tus creencias sobre el dinero y qué has pensado antes de hoy para que tus finanzas sean lo que son ahora?
Hay creencias que pueden hacerte próspero y otras que te pueden arruinar. Escucho cómo hablan las personas y adivino el estado de su economía. ¿Puedes ver la diferencia que suponen en tus finanzas? Cuando una persona está en conflicto con el dinero, la prosperidad no puede bendecir su vida, sus prejuicios actúan de barrera aislante.
Creo que la economía exige nuevos modelos tanto de consumo como de generación de ingresos. Necesitamos vincular la conciencia con la economía. Sueldo viene de “soldada”, el pago que recibía un soldado o mercenario bajo bandera de conveniencia, luchando no por ideales sino por dinero. Por favor, una vez más, basta ya de trabajar sólo por dinero… ¿dónde están la pasión, la vocación y el entusiasmo? Es hora de incluir el corazón en nuestras ocupaciones, además del talento, como única respuesta al desafío global.
Sea cual sea tu trabajo, la respuesta definitiva es vender amor. Como escribió Mark Twain, si amas lo que haces te aseguro que no volverás a “trabajar” ni un solo día más en tu vida. El amor es siempre la respuesta a todos nuestros problemas. ¿Cómo sería un mundo donde las personas amaran su ocupación? Sin duda, más realizado y sosegado. Sé que la incoherencia y la frustración llenan las consultas de los psicólogos. Y que al inicio del siglo XXI la humanidad necesita más significado y sentido, y menos consumo sin pies ni cabeza.
Una crisis es algo que no podemos desperdiciar, es una inmensa oportunidad de superación personal. Una crisis es una llamada al cambio, y la estrategia de esperar a que las cosas vuelvan a ser como antes no sirve más que para empeorar las cosas. Una crisis es un regalo para la autotransformación, ya sea personal, laboral, de pareja, de salud o financiera.
Mi consejo estrella es: ¡emprender con conciencia!, crear una fuente de ingresos propia y valiosa para los demás, servir a otros, añadir valor al mundo con una propuesta apasionada y útil. Poner conciencia en el modo de ganar y gastar el dinero. Si has perdido tu trabajo, o no encuentras en qué ocuparte, crea tu propio puesto de trabajo, emprende con corazón, haz algo en lo que creas de verdad, aquello que ames y concuerde con tus valores más profundos. Sólo así es posible asegurarse libertad financiera; mejor aún: dinero feliz (aquél que te hace feliz al ganarlo y hace feliz a tus clientes por lo que les ofreces).
¿Dinero feliz? ¡Sí! ¡Dinero feliz!