Lucidez y sabiduría en la vejez
La lucidez.
Sabido es que quien ejercite su cerebro lo mantendrá lúcido y aumentará las posibilidades de que este se conserve sano al llegar a la vejez.
Para ayudarlo a mantenerse joven, muchos geriatras hoy día recomiendan a los ancianos a aprender cosas y oficios nuevos.
Dice el viejo adagio que ” nunca es tarde para aprender”.
Y hoy sabemos que las nuevas experiencias, el poner en marcha los mecanismos de aprendizaje, ayudan al cerebro a desarrollar nuevos canales de comunicación en las neuronas y quienes son más flexibles en su pensamiento y son creativos favorecen en gran parte su agudeza mental.
Otro factor que ayuda a mantener en forma el cerebro es vivir una vida emocionalmente estable. Esto ayuda, a realizar sus actividades intelectuales con más calma y precisión.
Fuente: http://www.vejezyvida.com/
Quienes creen que sólo gozando de salud física pueden mantener una buena salud mental no necesariamente están en lo cierto, pues vemos muchas veces, como los padecimientos de enfermedades físicas no atrofian para nada la capacidad intelectual de las personas.
Aunque no hay que olvidar que hay padecimientos tales como la arteriosclerosis y la hipertensión, que sí afectan las facultades mentales, pero éstas no afectan sólo a las de edad avanzada sino también a personas jóvenes que tienen malos hábitos.
Se ha demostrado que personas de la tercera edad que padecen parálisis de algunos de sus miembros no ven afectada su capacidad mental y pueden desempeñar muchas actividades de carácter intelectual.
La sabiduría.
Existe una gran realidad que hoy día parece ser olvidada: La vejez está llena de sabiduría.
Por fortuna no todas las sociedades modernas consideran que los ancianos son personas limitadas intelectualmente.
Tal es el caso de lugares como China, donde ser viejo es ser sabio y las personas mayores gozan de una alta jerarquía en la sociedad.
Otros estudios realizados han demostrado que las personas mayores tal vez sean más lentas en realizar actividades intelectuales, pero las hacen con mucho más perfección que personas jóvenes y aunque tarden más tiempo en tomar decisiones se equivocan menos.
Los expertos geriatras afirman que el cerebro de un anciano no es inferior al de un joven, sino simplemente son distintos, al igual que el de un niño y un adulto.
Mientras las personas jóvenes son más rápidas para pensar y hacer las cosas, tienen grandes huecos en información y los ancianos suplen la falta de rapidez con su experiencia y sabiduría.