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Maha Samadhi…sobre la Muerte

Leí hace poco una historia india. Era más o menos así:
Un viejo leñador regresaba del bosque cargando sobre su cabeza un pesado atado de leña. Era muy viejo y estaba cansado, no sólo a causa de su trabajo sino que de vivir. Su vida era monótona, repetitiva, todos los días lo mismo: levantarse de madrugada para ir al bosque a buscar leña y regresar tarde por la noche a su casa. No recordaba haber hecho nada diferente en toda su vida. Estaba simplemente cansado de su vida y de vivir. Especialmente ese día no solo se sentía cansado sino que mal: le dolía la cabeza y estaba traspirando copiosamente. También le dolía el pecho al respirar. Harto de su vida, lanzó al suelo el atado de leña como queriendo librarse de la carga que era su vida. Se sentó en el suelo, elevó la mirada al cielo y dijo implorante, “Muerte, te llevas a todo al mundo, ¿Porqué a mi no? ¿Cuántas cargas de leña tengo todavía que llevar sobre mi cabeza?”

De repente, la Muerte se le apareció. El leñador no podía creerlo.
La Muerte le dijo, “¿Me estabas llamando?”

En ese momento el viejo leñador se olvidó por completo de su dolor de cabeza, de su cansancio y de su aburrida y rutinaria vida. “Si, si. Te he llamado por que necesitaba ayuda. ¿Me puedes ayudar a cargar nuevamente el atado de leña sobre mi cabeza? Como no había nadie más te llamé a ti.”

Morir es un arte que debe aprenderse. Estar cansado de vivir no significa que en lo más profundo de uno haya desaparecido el anhelo de seguir viviendo. Uno puede estar harto de un cierto tipo de vida, pero no de la vida en sí misma, y si te visitara la muerte posiblemente harías lo mismo que el leñador, a no ser que seas un Yogui y te hayas preparado.

Un Yogui sabe que la muerte es una  puerta y no el final. A la vida eterna se entra por la puerta de la muerte. Todo el mundo muere, pero la muerte no es voluntaria. La muerte nos asusta, nos  da miedo. Para aquellos que siguen seriamente el camino del Yoga la muerte es voluntaria, deseada. Sacrifican lo limitado por lo ilimitado; sacrifican el Yo por el Yo supremo.

Sólo el otro día le pregunté a Swami Ekananda las circunstancias que rodearon la muerte de su maestro, Swami Satyananda. Me dijo, “La gran mayoría de los Paramahansas elige el momento para abandonar su cuerpo. La literatura de Yoga está llena de casos y si uno lee la Autobiografía de un Yogui de Paramahansa Yogananda, quien en 1952 experimentó su propio Maha Samadhi en el hotel Biltmore de California habiéndose hecho fotografiar previamente, encontrará allí muchos ejemplos. Mi maestro se encontraba en perfectas condiciones de salud. El día antes de morir le dijo a sus más cercanos que quería estar totalmente solo y les pidió que nadie lo disturbara. Se sentó en su habitación en la posición del loto como es habitual en estos grandes maestros Yoguis y en esa misma posición experimentó Maha Samadhi”.

Maha Samadhi ocurre solo una vez en la vida cuando el Yogui intencionalmente desecha su cuerpo mortal, sin agonía ni sufrimiento y todo su Karma se extingue conjuntamente con su muerte. Sólo los Yoguis iluminados pueden acceder a Maha Samadhi después de una extensa y precisa preparación.

Afectuosamente,

Gustavo Ponce, Fundador de YogaShala  

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