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Medicina Antroposófica: Un enfoque global del ser humano

Medicina Antroposófica: Un enfoque global del ser humano
La medicina antroposófica está sustentada en la epistemología ampliada del ser humano y la naturaleza. Ella no es una medicina “alternativa”, en el sentido de que todo médico antroposófico debe ser un médico, con título académico reconocido en una universidad. Es decir, se presupone el conocimiento científico de la medicina natural y se extiende la mirada más allá de ella. Se consideran, además del aspecto físico según el conocimiento científico natural, los procesos vitales del paciente, sus aspectos anímicos y espirituales.

Fuente : http://www.sochipe.cl/

 

Los iniciadores de las bases de la medicina antroposófica son el Dr. Rudolf Steiner (1861-1925) y la Dra. Ita Wegman. La primera clínica (que hoy lleva el nombre de Ita Wegman Klinik) fue creada por ellos en 1921 en Arlesheim, Suiza. Actualmente existen hospitales, clínicas y terapéuticos en varios países, especialmente en Alemania, Suiza y Holanda. En los grandes hospitales antroposóficos se pueden encontrar todos los servicios (cirugía, unidad de cuidados intensivos, neonatología etc.) como es el caso del Hospital Comunal de Herdecke, en Alemania.

Bajo la óptica de la medicina antroposófica, la enfermedad no es vista como una experiencia fortuita o aleatoria, sino como una vivencia que marca la biografía de ese ser humano, que tiene profunda relación con él y como una crisis que busca resolución de sentido.

La Dra. Michaela Glöckler estuvo en Chile durante el mes de enero y participó como docente en el Diplomado en Medicina antroposófica, además realizó una conferencia abierta titulada “Las dificultades en la vida del ser humano”, donde tuvimos la oportunidad de conversar con ella.

¿Cuáles son las principales herramientas terapéuticas de la Medicina Antroposófica?
Los principios terapéuticos de la medicina antroposófica se guían por la gravedad y la comprensión de la etiología de la enfermedad: se utilizan medicamentos sintomáticos tradicionales como antipiréticos, antiinflamatorios, antibióticos, etc., cuando la autorregulación del organismo es muy débil. Pero si sus posibilidades de regulación alcanzan, se utilizan medicamentos preparados de origen vegetal y mineral principalmente, que requieren de una preparación farmacéutica especial (antroposófica); como también aplicaciones externas, medidas dietéticas o terapias físicas. No obstante, es frecuente que las causas psicosomáticas estén en primer plano, de modo que a través de la terapia artística, indicación de ejercitaciones personales para la conducción propia de la vida o para el manejo de sí mismo, se busca alcanzar un estado de salud duradero. También puede darse el caso que el afectado requiera un intensivo consejo biográfico, es decir una nueva orientación de vida que pueda serle de una ayuda decisiva. Lo “antroposófico” en estos casos es que se considera al ser humano completo según su cuerpo físico (terapia sintomática), organismo de fuerzas vitales (terapia regulatoria), organismo anímico (métodos psicológicos, artísticos, principios de acción psicosomáticos) y el plano de la personalidad u organización del Yo (indicaciones espirituales, procesos de encuentro de su propia identidad, trabajo biográfico) y según la situación se escoge la terapia o combinación de terapias más adecuadas. Por lo tanto el fundamento es el diagnóstico combinado de la medicina académica científico-natural y de la ciencia espiritual antroposófica.

La medicina alopática ha tenido enormes éxitos, con su modelo de organizar las especialidades médicas dividiendo por sistemas, a riesgo de un detrimento en la visión total del ser humano. ¿Visualiza usted algún riesgo en la aplicación de la Medicina antroposófica?
No existen riesgos en la medicina antroposófica, excepto que el médico que la aplique no tenga los suficientes conocimientos o haga mal uso de ella. Lo mismo ocurre en la medicina tradicional. Un médico antroposófico posee la formación universitaria tradicional, por lo tanto debiera estar en condiciones de saber cuando se deben usar medidas terapéuticas tradicionales y cuándo aplicar las preparaciones farmacéuticas o medidas terapéuticas específicas de la medicina antroposófica.

El concepto de considerar un episodio de enfermedad como una vivencia trascendente puede aplicarse a todo tipo de enfermedades, ¿Resulta particularmente en ciertas enfermedades específicas o en ciertos contextos específicos de personalidad del paciente?
Se puede utilizar un modelo de diagnóstico-terapia en varios niveles en todas las enfermedades porque en todas se encuentra más o menos afectado el ser humano completo. Esta contemplación es especialmente importante en la infancia, ya que en esta época se suele dar una cantidad excesiva de antibióticos y antipiréticos innecesarios que va en detrimento de la maduración del sistema inmunológico del niño. Esto se manifiesta en una mayor tendencia a la aparición de alergias o déficits inmunológicos en edades posteriores.

El hecho de dar importancia a la persona humana en su globalidad e inserta en su contexto implica necesariamente que el tiempo dedicado a cada atención resulta mucho mayor que el usado habitualmente en medicina convencional. ¿Es posible aplicar la medicina antroposófica bajo los modelos actuales de atención médica?
La medicina antroposófica se aleja de la terapia estandarizada y conduce a la terapia individualizada, por ello es imprescindible que el tiempo de atención también lo permita. No pretendemos aplicar la Medicina Antroposófica bajo o al lado de los modelos actuales de atención médica sino siempre en un entendimiento de integración donde se conocen y sopesan los conocimientos médicos tradicionales. No obstante también pueden dejarse en forma conciente de lado y se pueden complementar o transformar cuando la situación lo exige en beneficio del paciente. La medicina antroposófica es por un lado una medicina tradicional académica crítica y por otro lado también una medicina complementaria.

En su conferencia “Las dificultades en la vida del ser humano”, usted mencionó la curación de los enfermos que hacía Jesús. Para una persona de fe, esto resulta concordante con sus creencias, no así en el caso contrario. ¿Es válido que el terapeuta aplique sus creencias personales cuando está frente a un paciente que no las comparte?
El terapeuta debe orientar sus consejos-indicaciones según las posibilidades de comprensión del paciente. Yo hablé de esta forma en Santiago de Chile porque aquí el catolicismo vive en la cultura y su forma de pensamiento se puede comprender también por parte de las personas que no sean creyentes. En otros ámbitos culturales o en pacientes ateos, que preguntan por el sentido de la enfermedad, trato de buscar, en conjunto con el/la paciente, entender el sentido respecto a su enfermedad, que le resulte comprensible o que pueda descubrir por sí mismo(a). Todo ser humano entiende que no puede haber verdadero desarrollo sin encontrar un sentido. Si no se vivencia el sentido de la enfermedad no es posible de llevarse a cabo un desarrollo conciente. En ese caso, el sentido de la enfermedad actúa sólo en lo inconciente y el paciente no gana nada con ello. Por este motivo trato -cuando el /la paciente tiene una pregunta en esa dirección (y sólo entonces, por supuesto)- de buscar en conjunto con él o ella una relación de sentido; ya que la vivencia de sentido es un sentimiento salutogenético valioso, por eso también actúa de manera sanadora.

Dra. Michaela Glöckler
Pediatra, directora mundial del movimiento de medicina de orientación antroposófica, Directora de la Sección Médica del Goetheanum, Dornach, Suiza

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