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Jun 16, 2014
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Metamedicina: curar el cuerpo con la mente

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Metamedicina: curar el cuerpo con la mente

Las emociones que no sabemos canalizar se graban en nuestra memoria subconsciente y afloran una y otra vez condicionando nuestra vida y causándonos malestar y enfermedad. Encontrar el origen de esas memorias registradas y transformarlas para que jueguen a nuestro favor, nos ayudará a vivir una vida más sana y feliz. La palabra “metamedicina” proviene del prefijo griego meta, que significa “más allá”, y del sustantivo latino medicina, “ciencia y arte de precaver y curar enfermedades del cuerpo humano”. La metamedicina, por tanto, busca no sólo eliminar el dolor y otras manifestaciones desagradables que pueden provocarnos una dolencia, sino también descubrir las causas que la han originado.

Fuente : http://liberatuser.es/

 

En ningún caso se trata de girarle la espalda a la medicina tradicional, ni mucho menos de dejar de tomar un medicamento que nos puede beneficiar. Lo que la metamedicina persigue es no conformarse con acabar con el dolor o el síntoma, sino hallar la causa de la enfermedad y sanarla para que nos liberemos de ella definitivamente.

Algunas claves del método

La metamedicina considera que un 80% de nuestras enfermedades tienen un origen psicosomático, es decir, nacen de una emoción que no se ha conseguido liberar, muchas veces porque la situación que la ha provocado se produjo en nuestra etapa prenatal o en la más tierna infancia. Esta emoción crea una especie de registro, una suerte de memoria que permanece en nuestro subconsciente y vuelve a aparecer cada vez que una situación de nuestra vida vibra en la frecuencia de esa emoción, es decir, despierta el recuerdo en nuestro subconsciente y volvemos a sentirnos de nuevo con el desamparo, el miedo, la culpa… que experimentamos de niños.

Así, la sensación de abandono o de no sentirnos queridos por nuestros padres puede conllevar un miedo a la vida que nos conduzca a enfermar. Emociones estancadas como la vergüenza, la ira, el sentimiento de culpa, el miedo, las fobias o la ansiedad también pueden ocasionar grandes dolencias si no aprendemos a desactivarlas.

Somos creadores de nuestra realidad

Esta afirmación es una de las bases de la metamedicina y puede, de entrada, asustarnos o sorprendernos, especialmente si durante años hemos tenido el convencimiento de que nuestro malestar, nuestro miedo o nuestra angustia eran algo totalmente ajeno a nosotros, algo que podría haberle pasado a otra persona, o de lo que tenía la culpa nuestra desgraciada infancia, la incomprensión de nuestros padres, la incompetencia de nuestros maestros… Cambiar esta creencia por la que nos propone la metamedicina, que nos dice que nuestros pensamientos, emociones y actitudes actúan sobre nuestra salud y bienestar, que somos responsables de nuestra vida y tenemos la capacidad de autocurarnos, que debemos estar atentos a todo lo que pensamos, imaginamos y deseamos porque todo ello puede plasmarse en nuestra realidad, cambia totalmente la perspectiva.

Dejamos de ser seres indefensos a merced de las circunstancias o de los demás y pasamos a recuperar el poder de nuestra vida. A partir de este convencimiento, empezamos a estar preparados para sanar nuestro cuerpo y nuestra mente.

El cuerpo nos guía

Para la metamedicina nuestro cuerpo es como un mapa de símbolos que nos da información sobre dónde puede hallarse el origen de nuestro malestar o dolor. Cada órgano, músculo o hueso representa una actitud mental, y su función en el organismo nos da pistas de qué puede estar pasándonos cuando no funciona. La dolencia en sí también nos da información sobre cuál puede ser su causa emocional.

Un ejemplo: el sistema circulatorio distribuye el oxígeno y los nutrientes a nuestras células, es el encargado, por tanto, de hacer llegar “la vida” a todos los rincones de nuestro organismo. Uno de sus órganos principales es el corazón, cuya misión es garantizar la buena circulación de la sangre. El corazón, además, es un músculo, y como tal representa el esfuerzo que, en su caso, se relaciona con la vida. Así, las dolencias que implican al corazón pueden estar relacionadas con el esfuerzo que hacemos para vivir y ser felices. “Si pensamos que, para ser valientes, hay que trabajar mucho, sin detenerse ni quejarse, podemos exigir a nuestro corazón un excesivo esfuerzo y llegar a agotarlo”, nos dice la doctora Claudia Rainville, creadora del método.

Por otra parte, entre las muchas dolencias que pueden derivarse de un mal funcionamiento del sistema circulatorio, tenemos la hipertensión: “En la hipertensión, el flujo emocional es demasiado fuerte, la sangre se calienta y la presión aumenta. Puede estar relacionada con una emoción fuerte o no resuelta. Afecta sobre todo a las personas que reprimen sus emociones”, afirma la doctora Rainville.

El simbolismo del cuerpo no puede tomarse al pie de la letra. Es una guía que nos ayudará en todo el trabajo de encontrar el origen de nuestra enfermedad, pero también deberemos tener en cuenta otros factores, como la situación en la que apareció la enfermedad, las circunstancias, etc., ya que un mismo suceso puede dar distintos síntomas y el mismo síntoma o dolor tener diferentes causas.

“Lo que nos impide realizar aquello que deseamos son nuestras propias resistencias, que hacen que nos aferremos a lo que ya conocemos” – Claudia Rainville

La historia de nuestra enfermedad

Si decidimos tomar las riendas de nuestra vida y aceptamos nuestra responsabilidad en ella, ya estamos preparados para empezar el trabajo que supone descubrir el origen de nuestra dolencia para después poder sanarla. Uno de los primeros pasos será reconstruir la historia de nuestra enfermedad. Para ello tendremos que seguir una serie de etapas, éstas son algunas de ellas:

– Buscar qué representa cada órgano o la parte afectada
– Hallar el significado de la afección
– Buscar cuándo aparecieron los primeros síntomas
– Investigar qué ventajas nos aporta
– Descubrir qué nos impide hacer
– Aprender qué quiere esta enfermedad que comprendamos
– Elegir la solución que nos beneficiará
– Extraer la lección de esa experiencia y aprender de ella
Por qué enfermamos

La enfermedad para la medicina es la manera que tiene nuestro subconsciente de expresar nuestro malestar interior cuando no disponemos de recursos para hacerlo de otra forma.

Algunos ejemplos de qué nos puede estar pasando cuando enfermamos son:

– Necesitamos huir de una situación
– Estamos llamando la atención de alguien
– Es un mecanismo de supervivencia
– Culpabilizamos a otros de nuestros sufrimientos
El proceso de liberación

Liberar una emoción estancada que nos enferma y que quizás se encuentra en nuestro subconsciente desde que éramos bebés, puede requerir la ayuda de un terapeuta capacitado. La mayoría de las veces soltar esa emoción puede pasar por revivirla, y contar con el apoyo de alguien que nos merece confianza, puede ser imprescindible.

Una vez que hayamos reconstruido la historia de nuestra enfermedad y hallado su origen, el terapeuta nos ayudará a entrar en un estado de relajación profunda y nos pedirá que visualicemos ese momento que nos atormenta: nos dijeron algo que nos dolió, nos sentimos abandonados, no supimos reaccionar ante una agresión… Partiendo de la idea de que en un estado de relajación profunda la mente no distingue lo real de lo que imaginamos si es vivido como real, el terapeuta nos guiará para que desde nuestra posición de persona adulta ayudemos al niño que éramos a resolver la situación de una manera adecuada para su bienestar emocional.

Article Categories:
Medicina integrativa
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