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Música, emociones y neurociencia

Música, emociones y neurociencia

El cerebro necesita patrones para entender el entorno y darle sentido. Son reglas que usamos para hacer predicciones y formarnos expectativas ya sea cuando estamos en un lugar desconocido o mientras vemos una película.

Nuestros ancestros utilizaban los sonidos para decodificar peligros y con posterioridad ha sido una forma de comunicación. Por otra parte la conexión con las emociones es total: la música tiene la propiedad de cambiar nuestros estados de ánimo, la neurociencia ha investigado la capacidad de la música de activar cada una de nuestras áreas cerebrales gracias a las emociones que despierta la música.

Fuente : http://neurocienciaparapsicologosdotcom.wordpress.com/

 

Las posibilidades terapéuticas de la música se amplían entonces no solo en el tratamiento de los trastornos depresivos sino también en stress post-traumático o trastornos de ansiedad. Stefan Koelsch sugiere que, sin haber estudios concluyentes sobre la naturaleza del autismo, es un dato contrastable que los niños autistas sienten un gran interés por la música y son propensos a componer música con otros y que en entornos terapéuticos es muy difícil comunicarse a través del lenguaje en cambio es más fácil hacerlo a través de la música. Es decir: la música puede transmitir información.

También está investigando que instrumentos musicales pueden fomentar la empatia y el reconocimiento de las emociones no solo con niños autistas sino en el currículum escolar de todos los niños, es una forma divertida de explorar las emociones, de expresarlas.

El impacto social de la música es uno de sus poderes, somos una especie social y no hubieramos sobrevivido sin cooperar. Mientras hacemos música podemos en marcha todas esas funciones de cohesión social.

Hay sociedades sin escritura pero ninguna sin música, en algunas culturas incluso se usa para rebajar tensiones.

Se ha visto que al escuchar música se activan las zonas del cerebro ligadas a la empatía y la imitación : las neuronas espejo.

Somos criaturas musicales y hay una buena razón para ello: nos sirve para aprender a hablar: aprendemos a hablar al escuchar los sonidos del habla y al hacerlo entendemos el lenguaje.

Hay cierta forma musical de hablar con los bebés y es claro que ayuda a que nos entiendan: hablamos con entonación y ritmo. Hay estudios sobre la influencia del uso del habla y la entonación como forma de prevenir disfunciones del habla y el lenguaje.

Entonces no solo se trata de comunicar emociones sino también información semántica.

A menudo cuando hablamos de “emociones” nos referimos a algo que hemos sentido en nuestro cuerpo pero si dos personas quieren referirse a una emoción que han sentido no es seguro que coincidan : tiene que producirse una traspolación de la sensación a la palabra…y nunca se sabe, pero ¿Que pasa si utilizamos la música para evocar sensaciones y ver si coinciden en ambas personas? Con la música podemos comunicar esas sensaciones incluso sin que se vea distorsionada por las palabras.

“No existe casi ninguna parte del cerebro que no se vea afectada por la música”

Stefan Koelsch

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