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May 10, 2010
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Noticia musicoterapia

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Música para curar el miedo posterremoto

Claves del psiquiatra argentino Rolando Benenzon, eminencia mundial en musicoterapia

Tras el sismo del 27 de febrero, una gran cantidad de personas quedó con secuelas psicológicas a causa del temor. Sobre todo los niños de las zonas más afectadas. Un novedoso método puede ayudarlos: la musicoterapia, una disciplina científica que se ejecuta con éxito en países desarrollados. ¿En qué consiste? ¿Cómo puede el sonido liberar un trauma? Lo explica uno de mayores exponentes de la técnica que esta semana estuvo en Chile. 

Fuente:

http://diario.elmercurio.com/2010/05/09/reportajes/reportajes/noticias/73D76A8E-2F8A-4C1A-9324-10DD03CED302.htm?id=%7B73D76A8E-2F8A-4C1A-9324-10DD03CED302

 

El 97% de los niños de la zona afectada por el terremoto y maremoto no quieren estar solos y el 40% tiene problemas para dormir, según cifras entregadas por Unicef. Después del sismo del 27 de febrero, la venta de fármacos que controlan la ansiedad aumentó en un 30% a nivel nacional, de acuerdo a un sondeo realizado por el INE. Los chilenos estamos viviendo lo que en psiquiatría se llama estrés postraumático y se manifiesta con dificultades para conciliar el sueño, miedo, irritabilidad e incluso adicciones.

Hay distintas técnicas médicas para tratar los múltiples problemas generados por terremoto, pero… ¿se imagina controlar con música el miedo al trauma que dejaron los 8.8 grados Richter, tocando instrumentos, palmoteando y dando espacios de silencio? Es lo que propuso esta semana en Chile el psiquiatra argentino Rolando Benenzon, eminencia mundial en musicoterapia, en una conferencia dictada el jueves en la Universidad Andrés Bello. Cerca de setencientas personas llegaron de distintas partes del país -entre ellos profesores de música de Concepción- y llenaron el auditorio para conocer en qué consiste exactamente esta rama de la salud que utiliza elementos no verbales para establecer canales entre el paciente y el terapeuta, y sanar.

El doctor es psiquiatra, psicoanalista y compositor musical. Figura reconocida y respetada en la comunidad médica internacional, es el creador del Método Benenzon, uno de los cinco sistemas aceptados en el Congreso de Washington de 1999 para tratar enfermos. Tiene centros y fundaciones en Argentina, España e Italia… países donde la musicoterapia es materia obligada en las facultades de Medicina.

“No es farmacología musical”

En Chile hay al menos cinco canciones que tienen como inspiración un terremoto. Desde “Llueve sobre Valdivia”, de Schwenke y Nilo, hasta el grupo infantil Mazapán que, con tambores y metalófonos, recrea el ruido bajo la tierra.

¿Por qué hay compositores que hacen música de la tragedia, de lo que duele? Precisamente por eso, porque la musicoterapia permite que ciertas sensaciones que no fueron descargadas en su momento, logren hacerlo. Para la musicoterapeuta argentina Gabriela Wagner, que también estuvo esta semana en Chile, “hacer canciones sobre el terremoto es una forma de catarsis que realiza la gente a través de la forma más intuitiva que existe: la música”.

Pero no sólo los traumas y la ansiedad pueden ser tratados con esta disciplina. También la depresión, la esquizofrenia, el dolor y el autismo han mostrado resultados efectivos con esta técnica. El doctor Benenzon explica que estas dolencias están en el plano de lo inconsciente. Es la razón por la que sólo se puede llegar a ellas a través de un método que indague en la no conciencia. “Las palabras limitan lo que le pasa a una persona, lo enmascaran, mientras que lo no verbal es infinito. Uno dice lo que realmente siente”, explica.

No hay que saber tocar instrumentos, ni conocer de ritmos: cualquiera puede entrar en esta terapia. Pero, como señala el creador del método Benenzon, “no es farmacología musical. No existe eso de que escuches un tipo de música y va a pasar algo como si fuera aspirina. Lo que sucede es personal y tiene que ver con la historia del individuo”.

Contra hormonas estresantes

Un estudio realizado en Gran Bretaña señala que las melodías agradables descienden los niveles de las hormonas estresantes en la sangre. Eso hace que la gente se sienta menos tensa y reduzca el dolor. Benenzon no cree que exista un tipo de melodía que cumpla un determinado efecto en la población que la escucha. Para él, el efecto de esta disciplina complementaria tiene que ver con la historia, la cultura y la relación que tiene una persona con determinados sonidos. Por eso, su método trabaja buscando la identidad sonora de un individuo, que contempla desde los ruidos que escuchó dentro del útero, los de la naturaleza y hasta los del último recital al que asistió.

Encontrando la identidad sonora de una persona, han descubierto efectos positivos. Por ejemplo, se ha logrado cambiar la estructura de la matriz del dolor (es decir, aquella configuración irracional que hace que una persona que ha sido amputada de una pierna, por ejemplo, siga sintiendo dolor en el miembro que ya no está). Variar la estructura de ese dolor a través de los sonidos y silencios hace que el estímulo que provoca el malestar no llegue al cerebro y, por lo tanto, que no se sienta o duela menos.

Otro foco de estudio han sido los adolescentes. Para empezar, no presentan la negativa propia de los jóvenes ante una psicoterapia. A través de los ritmos que ejecutan se puede saber si sienten pena, abandono, vergüenza e incluso el tipo de droga que consumen. Los ritmos explosivos y rápidos son característicos del éxtasis, por ejemplo, y los reiterativos y sin escape, de la pasta base.

En musicoterapia, según Benenzon, idealmente se debe trabajar con un solo paciente, aunque hay terapias grupales. De acuerdo a su método, quien es atendido se enfrenta a una serie de instrumentos -mediadores- y elige con cuál quiere expresarse. El musicoterapeuta escucha los sonidos, el ritmo, los silencios y el acercamiento que tiene con el instrumento. Si hace un ritmo, una melodía. Si lo acaricia, golpea o lo sopla. Sólo a través de lo que toca puede hacer un diagnóstico.

Terapias grupales

Aunque Benenzon señala que lo ideal es que la musicoterapia se realice con un solo paciente, en el caso de los damnificados del terremoto aconseja lo que desde hace varios años se viene haciendo en Buenos Aires: las terapias grupales en lugares donde la gente está sufriendo.

En las salas de espera de los hospitales trasandinos han llegado musicoterapeutas a mejorar el ánimo de los pacientes que luego serán atendidos en las salas por los especialistas. La forma de trabajar es la siguiente: primero se evalúa el estado de ánimo de los asistentes y luego llega un grupo con panderos, maracas y tambores que hacen mover, cantar y gritar a los enfermos. “Incluso, después de la sesión, algunos se van porque ya no sienten el dolor que los hizo ir hasta allí”, señala Benenzon. Para el doctor, incluir la musicoterapia en los planes de rehabilitación es fundamental. “En la zona afectada, todos vivieron el mismo terremoto. Pero, más allá de lo que les pasó, movilizaron cosas que tienen que ver con la historia de cada uno, despertaron miedos ancestrales e infantiles de hechos que vivieron anteriormente. O que les contaron. Por eso la música ayuda mucho, porque lleva a un estado de regresión infantil”, dice.

Una técnica eficaz es llevar a musicoterapeutas a campamentos, centros de salud y colegios de la zona afectada, para hacer sesiones grupales, ojalá de no más de 25 pacientes por grupo. Dice que la gente se va a sentir más liberada, “porque cuando se pierde todo, sentir que pueden ser escuchados y gritar, vale mucho”.

 Desmitificando el efecto Mozart
El doctor Benenzon se alegró esta semana cuando leyó que los diarios del mundo coparon páginas publicando que el famoso y vendido efecto Mozart no sirve para lo que medio mundo cree: hacer que los niños sean más inteligentes.

También que el año pasado “Baby Einstein” tuvo que devolver dinero a las familias que consideraron que su música no había vuelto a sus hijos más despiertos. Es que para él, no se puede “recetar un disco”. “Pretender que las cosas son causa y efecto son producto de otra época. No se puede pensar que un mismo elemento va a producir los mismos efectos en todas las personas. El efecto Mozart no es más que una expresión de la sociedad de consumo, donde nos comemos todo los que nos den”, señala. Explica además que una melodía puede cambiar estados de ánimo, pero eso no es musicoterapia, sino que sólo escuchar música.

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