Si tu carácter es flojo o muy tenso ya el corazón no da esa nota esencial que sólo tú puedes dar. La nota de tu vida que espera la sinfonía de nuestra humanidad. Ser humano es ser único. Ser total. Ser como el ser, como tú.
Tu voz, nota única reconocible entre miles. Tu mirada, una huella del alma. Tu sonrisa, música del corazón emergiendo a los labios. Un proyecto psíquico irrepetible, en ti el misterio de ser único. Como nadie. Necesario. Necesaria.
Pero aunque tú no eres el instrumento, sin él no podría resonar la música. Aunque tú no eres el cuerpo sin él no podría resonar la nota del alma. Templar las cuerdas del carácter día a día, dejar que el amor y el dolor establezcan la justa tensión para que el ser inunde con su música la vida. Construir un buen carácter, hecho más de ternuras que de temples innecesarios, más de solidaridades que de identidades para separar.
Un buen carácter, está tejido con hilos de tolerancia, está urdido en la conspiración del amor. Soporte elástico de toda relación, el buen carácter es la condición para que la vida en uno tenga el sentido de la vida en todos. Continuidad de la vida, un buen carácter es el pasaporte espiritual del mundo.
Si el temperamento es mármol, el carácter es escultura. Con el cincel de la vida cotidiana, casi siempre sin saberlo, estamos puliendo la obra del carácter. Una obra que puede ser auténtica, original y valiosa. O simplemente una copia sin valor.
Aunque no es el cuerpo, el carácter se imprime dejando huellas en el cuerpo. Esas huellas son los caminos por donde fluye el alma y están hechas de visón, tu escucha y tu palabra.
TEXTO DEL LIBRO DE JORGE CARVAJAL “EL VALOR DE SER UNO MISMO”
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Jorge Carvajal Posada