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Paternidad y crianza

 

Poner límites a los más pequeños

¿Hay algún padre que no haya sentido un amor profundo y total por su pequeño y, al mismo tiempo, frustración e ira?

Los niños pequeños ponen a prueba nuestros nervios porque están explorando los límites en todos los aspectos del mundo que les rodea. Cada día, poco a poco, van aprendiendo nuevas habilidades y superando nuevos retos, y se sienten ansiosos y excitados ante la posibilidad de usar esos talentos.

A veces es difícil educar a un niño de corta edad, pero es posible hacerlo. Y establece normas y límites ahora — mientras su hijo está aprendiendo qué comportamientos son aceptables — ayudará a evitar mayores problemas en el futuro.

Fuente: www.kidshealth.org

 

Estas son algunas de las cuestiones que pueden ayudarle para educar a su hijo pequeño.

Sea coherente
Cuando se trata de educar, es importante ser coherente. Los padres que no respetan las normas y las consecuencias que establecen tienen hijos que tampoco las respetan. Por ejemplo, si le dice a su hijo que va a estar sin jugar durante un rato como consecuencia de su mal comportamiento, asegúrese de cumplirlo. Si hace alguna advertencia, manténgala hasta el final. Las amenazas vacías socavan su autoridad.

Y no olvide que los niños aprenden observando a los adultos, especialmente a los padres. Así que asegúrese de que su comportamiento pueda servirle como modelo. Cuando le pida a su hijo que recoja los juguetes, será mucho más convincente si sus proprias cosas están ordenadas en vez de estar desparramadas por la habitación.

Elimine tentaciones
A estas alturas ya habrá descubierto que su pequeño quiere explorar e investigar el mundo. Los niños pequeños son curiosos por naturaleza, por lo que es una buena idea eliminar las tentaciones siempre que sea posible. Esto significa que aparatos como televisores, teléfonos y equipos de vídeo deben mantenerse fuera de su alcance, así como los objetos que pueda tragarse, como joyas, botones y cosas pequeñas que los niños pueden meterse en la boca.

Y siempre mantenga bien guardadas en lugares adonde los niños no puedan llegar las medicina y los productos de limpieza.

Distráigalo
Si su pequeño explorador se dirige hacia algún objeto que pueda ser peligroso o no apto para jugar, dígale con tranquilidad “No”, y aparte al niño de esa zona o distráigalo con alguna otra actividad.

Es importante que no pegue ni abofetee a su hijo. A esta edad los niños no pueden establecer una conexión entre el comportamiento y el castigo físico. El mensaje que le comunica cuando le da un azote es que está bien pegar a alguien cuando estás enfadado. La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) desaconseja que se pegue a los niños, pues esto no es más efectivo que otro tipo de castigo, como hacer que se quede un rato sentado en silencio y sin jugar en otro lugar.

Penitencia
Si necesita tomar alguna medida para disciplinar a su hijo, puede hacer que se quede un rato en silencio y sin jugar en otro lugar. A un niño de 2 o 3 años que ha estado pegando, mordiendo o tirando la comida, se le debe decir por qué su comportamiento es inaceptable y llevarlo a otro lugar — una silla en la cocina o el pie de una escalera — designado especialmente para el castigo de quedarse un rato en silencio y sin jugar durante un minuto o dos, para que se calme.

Por lo general, 1 minuto por cada año de edad es una buena norma para estas sanciones. También puede servir un tiempo más corto, pero alargarlo no añade ningún beneficio y a veces puede arruinar sus esfuerzos si su hijo se levanta (y se niega a volver) antes de que usted indique que el tiempo de la expulsión ha terminado.

Cómo evitar las pataletas
Incluso los niños que mejor se portan tienen alguna pataleta de vez en cuando. Las pataletas son comunes en los niños pequeños porque estos pueden entender más de lo que pueden expresar y a menudo se sienten frustrados por no poder expresar sus necesidades.

También hay otras maneras en que los niños se sienten frustrados, como, por ejemplo, cuando no pueden vestir a su muñeca o no logran hacer lo mismo que hace un hermano mayor. Las luchas de poder pueden producirse cuando su hijo quiere más independencia y autonomía demasiado pronto.

La mejor manera abordar las pataletas es evitarlas, siempre que sea posible. Estas son algunas estrategias que pueden ayudar:

Dese cuenta de si su hijo está intentando simplemente llamar la atención. Intente establecer un hábito para reconocer a su hijo cuando se porta bien, es decir, recompénselo con atención por su buen comportamiento.
Permita a su pequeño controlar pequeñas cosas. Esto puede satisfacer su necesidad de independencia y prevenir las pataletas. Deje que tome algunas decisiones pequeñas que usted pueda respetar, como, por ejemplo: “¿Qué quieres para comer, una manzana o un plátano?”.
Cuando los niños estén jugando o intentando aprender algo nuevo, ofrézcales juguetes y juegos adecuados para su edad. Además, empiece con algo sencillo antes de pasar a tareas más complicadas.
Reflexione sobre lo que su hijo quiere. ¿Le parece intolerable? Quizá no lo sea. Elija cuando quiere mostrarse firme; ceda cuando pueda hacerlo.
Conozca los límites de su hijo. Si sabe que el pequeño está cansado, no es el mejor momento para ir de comprar al supermercado o para apurarse para hacer otro recado.
Cuando estallan las pataletas
Si su hijo estalla en una pataleta, manténgase frío. No complique la situación con su propia frustración. Los hijos pueden sentir cuando los padres están agotados y esto puede aumentar aún más su frustración. Intente entender qué le está pasando a su hijo. Por ejemplo, si el pequeño acaba de tener una gran decepción, puede que necesite que lo consuele.

Ignorar las pataletas es otra manera enfrentarlas, siempre que el berrinche no represente ninguna amenaza para su hijo o para los demás. Continúe con sus actividades, sin prestar ninguna atención al niño, pero de manera que pueda seguir viéndole. Si hay algún peligro de que el niño que está teniendo una pataleta se haga daño a sí mismo o a otros, llévelo a algún lugar tranquilo y seguro para que se tranquilice.

A algunos niños les cuesta mucho parar una pataleta. En estos casos, se les puede tranquilizar si se les dice: “Te ayudaré a calmarte”. Pero sea lo que sea que haga, no recompense a su hijo dándole lo que quiere. En vez de eso, elógielo verbalmente por calmarse.

A medida que su capacidad de expresarse a través del lenguaje mejora, los niños empiezan a manejar mejor la frustración y las pataletas se hacen menos frecuentes. Si tiene dificultades con las pataletas de su hijo o alguna duda sobre cómo aplicar la disciplina, consulte a su pediatra.

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