¿Qué es la conciencia?
Utilizamos un tipo de conciencia (la reflexión) para vivir con conciencia (atención), ampliar nuestros niveles de conciencia (entendimiento y percepción) y llegar hasta la conciencia universal (dios). Comienza por lo general por una búsqueda interior para crecer y muchas veces para encontrar un propósito y un sentido trascendente en este paso por la tierra.
Fuente : http://www.portaldimensional.com/
Muchas veces me he preguntado qué es la conciencia a la que se refieren los maestros espirituales. Utilizamos un tipo de conciencia (la reflexión) para vivir con conciencia (atención), ampliar nuestros niveles de conciencia (entendimiento y percepción) y llegar hasta la conciencia universal (dios). Comienza por lo general por una búsqueda interior para crecer y muchas veces para encontrar un propósito y un sentido trascendente en este paso por la tierra. .
Es un proceso individual de autoobservación y búsqueda de un conocimiento profundo para la evolución humana, una expansión de nuestro ser, una búsqueda espiritual y un renacer a otros niveles de realidad a través de un entendimiento. Por tanto, es un proceso que involucra responsabilizarse, liberarse, algunas veces reinventarse y de alguna manera transformarse. Lo podríamos explicar a través de sus diferentes nociones y dimensiones progresivas: reflexión, atención permanente, entendimiento y universalidad.
¿Qué debo hacer para realizarme personal y espiritualmente? ¿Cómo puedo ser una persona más sabia, valiente y feliz? ¿Cómo vivo, qué digo, como actúo? ¿Cómo puedo aprovechar la vida al máximo y generar un impacto positivo en el mundo? ¿Cómo puedo desarrollar mis facultades y alcanzar mis propósitos? ¿Qué control tengo sobre mi mente, mi cuerpo y las fuerzas que operan en mí? ¿Cuáles son mis pautas éticas y mis sistemas de valores? Son ciertas preguntas que acompañan este asumirnos a nosotros mismos y que por lo general involucran una búsqueda interior y un despertar espiritual.
El yoga nos hace ser conscientes de nosotros mismos, y de preguntas filosóficas como el origen del mundo, nuestra misión en la vida, las relaciones con los demás, la muerte, el sentido de la vida, y la manera para ser mejores seres humanos. Pero también qué condicionamientos mentales y actitudes he heredado o adquirido, que son limitantes para mi desarrollo y que me impiden ser libre, forman parte de este despertar de una conciencia autoreflexiva, que va de la mano de una conciencia ética y espiritual.
Los caminos espirituales nos hacen conscientes de nosotros mismos y de lo que sucede en nuestro mundo interior, así como de nuestros condicionamientos, sistemas de creencias, comportamientos provenientes de unos familiares o culturales. Es una gran oportunidad para observarnos, como si fuéramos un tercero que va a cine y ve una historia ajena sin involucrarse.
Atención, entendimiento y realización
Tomar distancia de lo que sucede en nuestra mente y nuestra vida es el primer paso para dejar de vivir controlados por el ego, o la ilusión de que somos un individuo con una identidad, unas características, unos deseos, gustos, unos objetivos, unos principios, unos temores y prejuicios determinados y que no podemos cambiar.
La conciencia empieza a modificar nuestra vida porque le da un giro a la forma como vemos el mundo; y también la vida empieza a responder de una forma diferente. Significa parar un poco y dejar a un lado las expectativas del entorno o los miedos y escuchar nuestra alma, que nos dice qué es lo que realmente queremos hacer. Porque tenemos atención.
Cuando observamos nuestra mente nos darnos cuenta de que nuestra mente tiende a apegarse al momento presente, a las personas y a las cosas y que esa es uno de los principales motivos de nuestro temor. Nos damos cuenta de que la naturaleza de la existencia es cambiante y que la permanencia y predictibilidad que pedimos no es ni posible no deseable. Conciencia es también tener toda la atención al momento presente y a cada cosa que hacemos. Es darnos cuenta de que siempre estamos pensando en los objetivos y que nos olvidamos de estar presentes en el camino.
También que nuestra felicidad no puede estar en lograr o poseer porque la dicha del mundo siempre tiene como contracara el sufrimiento. Y que el desasosiego de la vida o el temor a la muerte que nos llevan a las adicciones, a los excesos, a la ansiedad permanente o a la depresión se conquistan con la paz interior, que comienza por la paz mental, donde podremos ver con claridad nuestro camino y nuestra esencia divina. Que tiene que haber algo grande que nos explique y transforme.
La conciencia es el primer paso para cambiar, pues sólo si nos observamos, si observamos nuestros pensamientos que es donde se originan nuestras emociones, la vida que creamos y nuestras dichas y desdichas, podremos tomar el control y asumir la responsabilidad que tenemos, no solo en nuestra propia vida o en nuestro desarrollo personal, sino también en el mundo que creamos colectivamente.