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¿Qué es la meditación?

¿Qué es la meditación?

Es muy difícil precisar qué es la meditación, ante todo se trata de una experiencia de unidad y totalidad, un estado de conciencia en el que se trasciende la dinámica (dual) del pensamiento. Mientras que la mente racional y el pensamiento analítico funcionan con el método de dividir y separar para obtener cierta comprensión sobre las cosas, la meditación se asienta en unir, es un estado en el que el meditador, el objeto de la meditación y el proceso de la meditación, se funden en una unidad. El meditador se convierte en el propio objeto de la meditación y percibe su escencia más profunda. La comprensión intelectual es muy útil y necesaria a efectos prácticos en la vida cotidiana pero es una forma de conocimiento insuficiente. Si se desea adquirir una comprensión profunda de la existencia y el papel que juega uno mismo en este mundo, es necesario integrar ambos métodos de conocimiento: el conocimiento intelectual que proporciona el pensamiento lógico-analítico y el conocimiento intuitivo, que proporciona la meditación. Cada uno tiene su lugar y momento adecuado y solo se llega a ser un individuo completo cuando ambos niveles son desarrollados armónicamente.
 

 
 
La práctica de meditación nos ayuda a ser conscientes de lo que sucede en cada momento, esta actitud es la escencia del yoga.
 
La práctica de la meditación es un proceso gradual, es el desarrollo de un estado de presencia. Un signo de progreso es el que la práctica de meditación se viva como un disfrute, una forma de sentirse; El entrenamiento meditativo en privado o en grupo, siempre es necesario y más al principio, pero también desde el inicio tiene que reflejarse en el conjunto de las facetas de la vida. La actitud meditativa ha de estar presente en todos los momentos de nuestra existencia.
 
Para el yoga, el verdadero conocimiento se alcanza únicamente a través del estado meditativo
 
Características del estado meditativo
 
Cesan el pensamiento y los condicionamientos mentales, quedando solo la experiencia directa. Todo ser humano experimenta el estado meditativo de forma espontánea u ocasional en algunos momentos a lo largo de su vida. A veces contemplando un paisaje, escuchando música, en una relación amorosa, en situaciones de extrema emergencia, en espacios naturales o en el momento más inesperado. Son estados de meditación espontánea que se desvanecen con la misma facilidad que aparecen , pero dejan una estela siempre, una resonancia interna, la sensación de haber vivido plenamente al menos unos instantes.
 
¿Cómo se medita?
 
Es importante resaltar que la verdadera meditación no puede ser practicada, sino que más bien sucede naturalmente cuando se dan las condiciones necesarias. Cuando muchos adeptos manifiestan que practican la meditación, lo que realmente están diciendo es que realizan prácticas de interiorización (pratyahara) y atención-concentración (dharana) La práctica de meditación surge cuando la concentración se prolonga un tiempo. El practicante no puede forzar el estado meditativo lo mismo que no puede forzarse el sueño. Mediante las prácticas de interiorización y concentración se prepara la situación para que la meditación suceda naturalmente.
 
En el camino de la meditación no hay atajos y no pueden saltearse etapas. Antes de abordar la concentración es fundamental que purifiquemos la mente, eliminando los pensamientos negativos (impresiones mentales) que además actúan como tensiones subconscientes impidiéndonos que desarrollemos nuestro potencial mental.
 
Elementos para la meditación
 
Estos elementos facilitan la tranquilidad de la mente, elementos o herramientas que nos sirven para anclar nuestra concentración y atención. Cuando la atención no tiene soporte bien definido, la energía mental tiende a disiparse. Postura o asana, conciencia de la respiración, mantras (sonidos), mándalas, centros de energía (chakras), símbolos psíquicos (la llama de una vela, una flor de loto o rosa, etc. Imágenes de maestros, imágenes de animales, de elementos, figuras geométricas)
 
Primeros pasos para la práctica de meditar:
 
En la postura de meditación
Tomamos conciencia de la respiración sin interferir en su ritmo natural.
Fijamos la atención en el entrecejo.
Observamos la dinámica de la mente, permaneciendo consientes, como un testigo de los pensamientos que pasan y de las emociones.
Utilizamos la exhalación para ir aflojando la musculatura.
Entre abrimos la boca, colocamos la lengua en el maxilar inferior (zona baja de la boca)
Estabilizamos nuestra atención utilizando algún elemento
Beneficios:
 
La práctica de meditación nos beneficia globalmente en todas las estructuras y niveles de nuestra persona. Sus efectos positivos se reflejan en los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales.
 
Cuando meditamos conseguimos:
 
Un alto grado de equilibrio físico y mental que nos proporciona confianza y seguridad en nosotros mismos, incrementando la resistencia al stress y a los desordenes psicosomáticos.
Irradiar energía, vibración de paz-armonía-amor que (lo mismo que las ondas sonoras) se extienden por el espacio impregnando benéficamente a otras personas y lugares (aunque esto resulta difícil de cuantificar, es una realidad innegable).
Reducir el consumo de oxigeno y la producción de dióxido de carbono, reduciendo la constricción de los vasos sanguíneos, disminuyendo la presión sanguínea
Erradicar la dependencia de tranquilizantes, somníferos y drogas.
Desarrollar nuestra comprensión y una actitud de ecuanimidad en todas nuestras manifestaciones, mejorando el desarrollo de nuestras actividades cotidianas.
Sumergirnos en los niveles profundos de nuestra mente, equilibrando el sistema nervioso, favoreciendo la circulación sanguínea, disminuyen los estados de ansiedad y tensión.
Concentrar nuestra energía, proporcionando una profunda relajación física, emocional y mental, mejorando la salud y estimulando los procesos autocurativos.
Tranquilizar la mente y generar un estado de interiorización, facilitando una actitud de apertura mental y psicológica. Aumentando nuestra espontaneidad y armonía.
Desarrollar el conocimiento de nosotros mismos, de nuestra conciencia espiritual
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