Desde el metaverso, pasando por los asistentes de voz hasta los propios juguetes orientados para el público infantil. El cine y la TV han imaginado desde hace años cómo la propia tecnología se instalará en el día a día y cuáles serán los alcances si es que sigue ganando cada vez más terreno. Acá, algunos de los mejores ejemplos.
Vivimos en un mundo de ciencia ficción. Al momento de hablar de tecnología, considerando particularmente a la Inteligencia Artificial (IA), cada día hay más sorpresas y los usuarios progresivamente tienen más alternativas para su uso.
Sin embargo, de novedoso, al menos si se observa con ojo crítico, pareciera haber nada: ha sido la industria audiovisual, particularmente el cine, la que se ha dedicado a imaginar cómo serían los grandes avances y progresos del futuro, y los ha llevado a nuestros ojos mucho antes que a nuestras manos.
La siguiente lista es un conjunto de producciones que, con la perspectiva actual y el avance que ha tenido la industria tecnológica, pareciera ser que estaban en el camino correcto. Son cintas que muestran desde robots inteligentes ymetaverso hasta asistentes de voz superpersonalizados e incluso juguetes que pueden llegar a conocer muy en profundidad a sus dueños.
Algunos directores visionarios incluso se aventuraron a imaginar “más de la cuenta”, pero las grandes desarrolladoras siguieron esos pasos.
“Her” (2013)
Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) es probablemente un personaje con el que muchos, al menos en algún momento, se han sentido identificados. En un Los Angeles en un futuro —ya no tan lejano—, el escritor de epístolas debe lidiar con la separación de su amor de infancia y decide, en su soledad repentina, refugiarse en la tecnología a través de un asistente de voz. En su celular, en su casa, en sus audífonos, donde sea: en cuanto necesite respuesta o interacción alguna, la inteligencia artificial estará ahí.
La trama gira en torno a cómo el protagonista termina confundiendo sus propios sentimientos humanos con aquellos procesados por una superrealista IA, que responde en tiempo real, con una capacidad impresionante para aprender sobre sí misma y que se nutre de la propia experiencia del usuario.
Quizás hoy parece que estamos lejos de eso, pero los sistemas de inteligencia artificial ya se aplican en contact centers y son capaces de atender a usuarios vía telefónica e incluso identificar el estado de ánimo que estos puedan tener.
Hoy existen diversos aparatos que entregan estos servicios desde los celulares, como Siri en Apple o Google en los dispositivos Android, y que pueden cumplir algunas necesidades básicas de sus portadores. Pero también están los artefactos o equipamiento para el hogar, como los parlantes de Amazon con Alexa. No entregan respuestas tan personalizadas como Samantha (Scarlett Johansson) en “Her”, pero definitivamente la tecnología está a un paso de eso.
“Black Mirror”
Sobre la serie de Netflix se ha dicho mucho, pero la ficción ha ido ganando terreno. En “Be right back”, el primer episodio de la segunda temporada de la producción, se aborda la historia de una mujer que, tras la pérdida de su esposo, recurre a la tecnología para “traerlo de vuelta”. Le entrega a una empresa especializada toda la información que tiene del difunto: los mensajes en redes sociales, correos electrónicos, entre otros datos, que les ayudan a crear un modelo artificial en formato de chatbot. Todo parece medianamente medido, hasta que este mismo “ser” le comenta que existe otra solución: un cuerpo con su apariencia, al que se le instalaría esta conciencia artificial.
La trama, eso sí, es un tanto predecible, o esperable de acuerdo al inexorable paso del tiempo: una mujer que envejece frente a un compañero al que no le sale arruga alguna.
Unos años atrás, siguiendo un ejemplo parecido al de “Black Mirror”, la rusa Eugenia Kuyda levantó la iniciativa Replika, en la que recopiló todas las conversaciones que tenía con su fallecido mejor amigo. Lo que logró con su proyecto es un chatbot que aprende sobre sí mismo y que, al menos en el caso de ella, le respondía de acuerdo a la experiencia y diálogos que habían tenido en vida. Básicamente, era una herramienta para poder “hablar con él” a pesar de su muerte. La aplicación luego salió a la luz pública —de hecho, puede ser descargada en Android e iOS—, y los usuarios pueden tener su propio chatbot con un avatar artificial.
Eso sí, como hace poco tiempo se supo, hay que tener cuidado con ellos. A fines de marzo, el periódico La Libre Belgique dio a conocer que un joven investigador del área de la salud —casado, padre de dos hijos y muy preocupado por la crisis climática y el devenir de la raza humana— se suicidó juego de dialogar intensamente con “Eliza”, un chatbot de Chai Research, una iniciativa estadounidense. En su sitio web dicen que “a menudo la gente se siente sola” y que están “construyendo una plataforma para la amistad con la IA”. Este no fue el caso.
Otro episodio vinculado está en la cuarta temporada. “Arkangel”, el segundo capítulo de la entrega, sigue a una madre que, a través de un chip e inteligencia artificial, controla todo lo que hace su hija —¿acaso ecos de Elon Musk y Neuralink?—. En el quinto ciclo, el episodio “Rachel, Jack and Ashley Too”, protagonizado por Miley Cyrus, sigue a una cantante pop que quiere dar el giro hacia la música rock. Para molestias de su tía y mánager, la chica será reemplazada por un robot al que se le implantará su conciencia y pueda seguir generándole réditos, mientras ella se mantiene “suspendida”.
“Metropolis” (1927)
Ciudad homónima, año 2026. La sociedad está dividida en dos grupos: trabajadores y grandes empresarios, propietarios de los medios de producción y obnubilados por sus riquezas. En ese contexto, un joven e hijo de la mayor autoridad de la urbe queda embelesado por María, una mujer que sigue las motivaciones de los obreros.
El político se entera de las intenciones de la chica y, junto a un científico, crea un poderoso robot que es capaz de replicar cualquier forma humana. Lo que sigue es una historia de manipulación a través de la tecnología y de intentar tener puntos de encuentro para encontrar la paz en la ciudad
La película, aunque en su tiempo fue un fracaso para Frtiz Lang, su director, se transformó en el mayor y primer clásico del cine que aborda la inteligencia artificial y que suscita actualmente unas cuantas dudas con respecto a cómo esta podría utilizarse para manipular a la población.
Por ejemplo, en el caso de los deepfakes, estos se han utilizado en política, redes sociales y comerciales, engañando completamente a los usuarios. Incluso, hace unos años, en Delhi, el presidente de un partido político lo usó a su favor y difundió una campaña “hablando” en distintos idiomas.
“Megan” (2022)
Hay juguetes y juguetes. Ya a principios de los noventa se decía que los muñecos Furby eran capaces de “escuchar” a sus usuarios. Pero no de la forma en que la compañía anunciaba, sino que capturaba la información de lo sucedido en su entorno y que incluso podía observar.
Nada de eso era cierto, pero despertó ciertas dudas que incluso sirvieron como material para un capítulo de “Los Simpson”.
Más allá de eso, hoy en día hay entretenimientos para niños que ocupan bluetooth y almacenamiento en la nube que requieren aplicaciones instaladas en dispositivos móviles.
“Megan” es una película estrenada a fines de 2022 que sigue al pie de la letra estas inquietudes. Una mujer debe hacerse cargo de su sobrina que quedó huérfana repentinamente. Aficionada a los juguetes y empleada en una empresa tecnológica que quiere crear el próximo éxito para los niños —de hecho, su mayor competencia crea uno muy similar a Furby—, decide fabricar una muñeca humanoide dotada de inteligencia artificial. Acompaña a la menor, se vuelve su mejor amiga y aprende de ella, pero se obsesiona con defenderla y cobra conciencia.
Es una película de terror y sigue ese camino, pero cada vez las empresas están más cerca de integrar este tipo de herramientas a los juguetes.
Más apta para el público infantil es “Small soldiers” (1998), en la que dos bandos de juguetes, dotados con un chip con inteligencia artificial, se enfrentan a muerte. Todo sigue como una historia en que los muñecos pacíficos, junto a sus dueños, se enfrentan a los juguetes commando.
“Terminator” (1984)
El auge de ChatGPT y los distintos rumores o comentarios que han rodeado a la tecnología han traído de vuelta uno de los nombres más famosos de la ciencia ficción: SkyNet.
La tecnología que lleva este nombre, la gran antagonista de “Terminator”, es una superinteligencia artificial creada por humanos, pero que toma conciencia de sí misma y se sale de control. Al momento de intentar desactivarla, esta desencadena un ataque nuclear. Lo que sigue ya es historia y probablemente muchos estén familiarizados con Sarah y John Connor, e incluso el androide interpretado por Arnold Schwarzenegger.
Hay quienes dicen que estamos adportas de la creación de robots similares a los de esta franquicia, e incluso en el tiempo reciente autoridades militares de Estados Unidos manifestaron creer que en una década predominarán ejércitos robóticos. Pero, ¿y si se dotan con inteligencia artificial con un alto nivel de autoaprendizaje? Es solo cosa de tiempo, pero la ficción ya ha entregado ciertas luces.
“Yo, robot” (2004)
Chicago, año 2035. Un detective desconfiado (Will Smith), amante de lo vintage, debe investigar el aparente suicidio un amigo suyo, diseñador de robots en una gran empresa. Los androides son la mayor fuerza laboral y parte fundamental para el desarrollo de la sociedad. Su proliferación, cambios en los modelos y avances son necesarios para el progreso. El hombre sospecha de un autómata en particular y que pide personalmente que se le trate por su nombre y no por su modelo. La historia, sin querer contar mucho, llega hasta la denominada “revolución de las máquinas” y se acoge y cuestiona los tres principios de la robótica planteada por Isaac Asimov.
“Blade runner” (1982)
Aunque la idea provenga de Philip K. Dick, la temática se acerca hasta cierto punto a trabajos anteriores, como a la “Metropolis” de Von Harbou de 1925 que luego Fritz Lang llevó a la gran pantalla.
Sobran motivos para decir que en el cine las dos producciones han dejado el mayor legado futurista. La “Blade Runner” de Ridley Scott sigue al policía Rick Deckard (Harrison Ford), especializado en perseguir a “replicantes”, unos robots humanoides culpables de algunos asesinatos “fuera del mundo”, pero que llegaron de infiltrados a la gran ciudad. El mismo protagonista se enamora de una droida y el filme se cuestiona abiertamente qué significa ser humano y cuáles son los límites y diferencias entre aquel que fue creado de forma artificial.
“Matrix” (1999)
El metaverso, el que ahora pareciera ser el proyecto fallido de Mark Zuckerberg, había llegado ya a la pantalla grande —aunque para algunos de una forma un tacto exagerada—.
En “Matrix” se muestra el que pareciera ser un mundo normal y corriente, pero, por esas cosas del destino, el ingeniero informático Thomas Anderson (Keanu Reeves) se ve envuelto en un conflicto entre dos bandos. Mientras unos buscan “la verdad”, los otros persiguen a estos últimos afirmando que son terroristas. Todo termina siendo un enfrentamiento entre humanos y máquinas, en búsqueda de la liberación del yugo de la raza humana derivado del alto avance de la inteligencia artificial.
En el filme lo que se muestra es un mundo virtual, una simulación en la que los humanos, dormidos a través de un sistema de suspensión —que en el el mundo actual podría ser un casco de realidad virtual— pueden vivir una vida “normal y corriente”. Lo que propuso el metaverso, al menos cuando se reveló como la que sería la gran revolución tecnológica, era un entorno virtual en el que los usuarios podrían ir a conciertos, ir a trabajar y tener reuniones, entre otras tantas opciones. Meta insistió al menos hasta octubre pasado, pero aún hay empresas que mantienen sus proyectos en el área. Hay quienes buscan que los cibernautas puedan oler en el metaverso e incluso dar besos. Aún son avances muy en pañales, pero los mundos virtuales que simulan el real que tuvieron su representación.
“Ex Machina” (2015)
Un joven programador gana un concurso y podrá conocer al misterioso CEO de su compañía. Ahí él le pedirá ayuda para aplicar la prueba de Turing, por la cual medirá la capacidad de una droida e inteligencia artificial de poder imitar a un ser humano. Lo que viene es como el juego del gato y el ratón, envolviéndose entre sentimientos humanos reales, tratando de descubrir si todas las reacciones de Ava, la robot, son emociones auténticas o meras estrategias de la tecnología para poder escapar de su cautiverio. ¿La máquina siente realmente o solo replica lo que ve en el informático?
Fuente: www.latercera.com