Recuperando Nuestra Fuente de Poder Femenino
Una de las principales armas de control que ha usado el sistema patriarcal para su beneficio ha sido la dominación de la sexualidad y del cuerpo de la mujer. Esto nos ha hecho consciente e inconscientemente alejarnos de una de nuestras principales fuentes de poder femenino y vivenciarlo como algo impuro y amenazante. Al distanciar a la mujer de su cuerpo y de sus ciclos se la está apartando de su esencia y de la sabiduría inherente a los ciclos Universales, perdiendo con ello la conexión y respeto no solo con el propio cuerpo, sino que con toda la naturaleza y la comprensión de sus ciclos mayores.
Las mujeres hemos sido herederas de esta desconexión, ignorancia y desconocimiento sobre nuestro propio cuerpo de mujer.Durante mucho tiempo se ha estigmatizado nuestra anatomía, nuestros fluidos, nuestras emociones y se nos ha hecho avergonzarnos de una de las más concretas muestras de nuestro ser femenino: El Ciclo Menstrual y su sangre de Mujer
Vivimos en medio de un sistema que nos ha llevado a luchar con armas masculinas, negando con esto nuestra naturaleza e invalidando nuestros cuerpos. En el inconsciente colectivo cargamos con el tabú de la menstruación, asociándola a algo sucio y vivido como un periodo de enfermedad. La tendencia cultural nos invita a repudiar y hasta maldecir nuestra propia sangre y en esto negarnos como mujeres sangrantes que es parte de la naturaleza de nuestra biología, creando así una profunda cicatriz femenina arraigada en las oscuridades de nuestra psique y que se manifiesta en un sistema que no nos legitimiza como un ser válido, sano, fuerte y completo en sí mismo
Las antiguas culturas ancestrales, que aún mantenían una conexión sabia con la naturaleza y sus ciclos, veían en la Mujer la representación encarnada de la Madre Tierra y por ende ellas eran respetadas en sus diversas fases, reconociendo como la máxima expresión del poder femenino a la fase de la menstruación. Antiguamente se realizaban ritos iniciáticos que marcaban con la menarquia el paso de niña a joven mujer, ritos en los que las abuelas les revelaban a las niñas los diferentes secretos de sabiduría femenina. Así también las mujeres honraban sus cuerpos y sus ciclos y se retiraban durante su periodo menstrual a las ”Tiendas Rojas” o “Casas de Luna” lugares especialmente creados para las mujeres durante su menstruación (también para el embarazo y el parto) en los cuales podían conectarse con el poder visionario y de sanación inherente a dicha fase, así también como una forma de ofrendar a la Tierra su “sangre de Luna” devolviéndole la fertilidad y como una manera de sintonizar y hermanarse con las mujeres que estuvieran en ese mismo periodo.
Hoy se nos hace imperante recuperar nuestra fuente de poder femenino que luna a luna, mes a mes, menstruación tras menstruación nos recuerda el poder de nuestro vientre, nuestra conexión con la vida-muerte.vida, con los ciclos de nuestra naturaleza de mujer, y de nuestra gran madre tierra.
*Por Mahi, Carolina Barahona