Llámalo como quieras – Estrés, tensión, ansiedad o preocupación. Todo se reduce a sentirse mal, tanto física como mentalmente. La ansiedad se ha convertido en uno de los trastornos más comunes en la vida moderna y cada vez más gente se sienta abrumada y ansiosa cuando tiene que afrontar los muchos retos y problemas que la vida pone en su camino. Cuando esto sucede, no te culpes, muchos se encuentran en la misma situación. Lee esta guía y encontrarás diferentes maneras de reducir la ansiedad y tus preocupaciones.
Parte A: Síntomas
Si no estás seguro de que padeces una ansiedad desproporcionada, debes saber que puede manifestarse en tres tipos de síntomas:
Los síntomas emocionales
• Una repentina sensación de aprensión, temor o culpabilidad inexplicable.
• Sensación de preocupación durante largos períodos de tiempo sin poder detener los pensamientos que la originan.
• Pensamientos intrusivos sobre las cosas que te causan ansiedad cuando estás realizando cualquier actividad.
• Encuentras la incertidumbre intolerable, si hay un problema, necesitas saber al respecto de forma inmediata.
Los síntomas de comportamiento
• Te resulta extremadamente difícil relajarte o disfrutar de un momento de tranquilidad.
• Te sientes abrumado con situaciones cotidianas.
• Evitas situaciones que te causan ansiedad.
Los síntomas físicos
• Sientes tus músculos tensos, dolencias en el cuerpo y rigidez.
• Problemas para dormir, ya que tu mente no deja de funcionar.
• Irritabilidad y nerviosismo.
• A menudo sufres dolor de estómago y náuseas.
Parte B: El tratamiento de la Ansiedad
Paso 1: Entender lo que realmente es preocupante
A menudo sentimos que nuestras preocupaciones se generan desde el exterior. Consideramos que las personas o situaciones que nos rodean tienen la culpa de nuestra ansiedad. Pero lo cierto es que la preocupación viene de dentro.
Una vez que te descubres cuáles son tus preocupaciones y qué las desencadenan, te das cuenta que estás desperdiciando una energía muy valiosa, y finalmente puedes empezar a hacer frente a la irracionalidad de estos pensamientos. Esto significa que aprendes a enfrentar estos pensamientos irracionales y a aceptar la incertidumbre.
Paso 2: Técnicas de Relajación Física
La ansiedad es la reacción física ante el peligro. Nuestros corazones golpean en el pecho, respiramos más rápido de lo normal y con respiraciones poco profundas; nuestros músculos se tensan y nos sentimos aturdidos. Todo ello tiene sentido cuando, por ejemplo, estamos escapando un tigre enojado, pero también tiene sentido en la vida cotidiana: cuando vamos tarde al trabajo, cuando nos da verguenza hablar en público, cuando tenemos muchas cosas que hacer y poco tiempo.
Es importante que conozcas algunas técnicas que te ayudarán a relajar tu cuerpo. Lo más importante es la repetición y la práctica regular. Si le dedicas 30 minutos al día a algunas de ellas, disfrutarás de sus increíbles beneficios:
Relajación muscular progresiva
Iniciemos la liberación de todos los músculos del cuerpo. Primero hay que apretar los dedos de los pies, lo más fuerte posible. A continuación, aflojarlos. Y hacemos lo mismo con las pantorrillas. Repite este ejercicio con cada parte del cuerpo: de los dedos de los pies a las piernas, a la mitad del cuerpo, también los brazos y manos, y finalmente, el cuello y la cabeza. Con paciencia y dando atención a cada músculo a medida que apretamos. Esto ayudará a relajar tu cuerpo, y con él, tu mente.
Respiración profunda
Cuando estamos ansiosos empezamos a respirar más rápido, hiperventilando. Ello nos produce mareos y hormigueo en las extremidades. Y estos síntomas nos asustan, creando un bucle de ansiedad cada vez más alto. Al forzar la respiración proveniente del diafragma a ser más lenta y deliberada, le indicamos al cuerpo que es hora de relajarse, y te sorprenderá lo efectivo que puede ser.
Meditación
Innumerables estudios han demostrado con toda seguridad que la meditación conduce a la reducción de la ansiedad. Y no sólo puede reducir los síntomas físicos si no que con el tiempo, te ayudará a controlar el flujo de pensamientos. A medida que adquiramos más control sobre nuestra mente, seremos capaces de detener los pensamientos negativos y persistentes.
Usa tus sentidos para calmarte rápidamente
Vista:
Mira algo que tu consideres hermoso. Camina por algún lugar bonito o revisa esas fotos que te hacen sentir bien: como momentos familiares o fotografías del pasado, también las fotos de animales han demostrado tener un efecto calmante en nuestra psique.
Oído: Escucha algo relajante. Música lenta o los sonidos de la naturaleza: escuchar las olas y el viento que pasa a través de las hojas aporta beneficios muy saludables para nuestra vida…
Olfato: Ciertos olores reducen la ansiedad y promueven la relajación. Un buen ejemplo es la lavanda, ideal para relajar cuerpo y mente, así como para promover el sueño.
Gusto: Cocina algo delicioso. Come lentamente tu dulce favorito pero NO abuses de ellos, ya que consumirlos en exceso crea un pico de azúcar que sólo dará lugar a más ansiedad. Además, corres el riesgo de asociar la calma con alimentos que engordan y así crear un mal hábito. Simplemente come algo lentamente, disfruta del sabor y déjate llevar.
Tacto: Toma un baño caliente y perfumado. Acaricia a tu mascota. Cúbrete con algo suave, como una buena manta. Disfruta de un buen masaje o siéntate y siente cómo el viento acaricia tu piel.
Paso 3: Conexión con los demás
Nunca debes combatir la ansiedad, el estrés y las preocupaciones solo. Una evaluación rápida y honesta de otra persona puede reducir drásticamente la cantidad de tiempo que pasamos obsesionándonos y preocupándonos de más por un problema.
Sin embargo, estar ansioso también pueden afectar negativamente tus relaciones con los demás. Puedes sentirte de mal humor, necesitado y débil. Por este motivo muchos no dan a conocer su ansiedad por temor a ser juzgados.
Construye un fuerte sistema de apoyo
Pide ayuda a los demás y apóyate en ellos en tus momentos de ansiedad.
Utiliza a las personas de tu confianza para calmarte y superar los momentos difíciles.
Habla sobre tus preocupaciones
Esto puede parecer fácil pero a muchos les resulta difícil hablar de sus más profundas y oscuras ansiedades, porque tienen miedo de hacerlas más reales. Pero lo cierto es que sucede lo contrario, y cuando compartimos con alguien nuestras preocupaciones, el problema parece mucho más pequeño.
Evita a aquellos que te producen ansiedad
Ciertas personas pueden aumentar nuestra ansiedad. Recuerda que es probable que tu ansiedad sea causada por una persona en concreto, por ello estar cerca de ese alguien puede hacerte sentir peor. Por otro lado, recuerda que también debes evitar a ese tipo de personas que te hacen sentir culpa, vergüenza o miedo.
Paso 4: Cambia tu Estilo de Vida
Una gran parte de tu ansiedad es consecuencia de un estilo de vida inadecuado.
Adopta hábitos de alimentación saludable
No te saltes el desayuno y come frecuentemente cantidades pequeñas durante el día. Pasar mucho tiempo sin comer puede generarte niveles bajos de azúcar en la sangre, lo que hará que te sientas ansioso y de mal humor. Come porciones de carbohidratos complejos, tales como frutas, verduras y granos enteros.
Limita el consumo de cafeína y azúcar
Las bebidas carbonatadas como el café y el té pueden aumentar la ansiedad y perturbar el sueño. Alimentos azucarados y golosinas elevan los niveles de azúcar en la sangre y luego los bajan, creando picos y haciendo que te sientas agotado.
Evita el alcohol y la nicotina
El alcohol puede ser utilizado por muchos para ”ahogar sus penas”, pero en realidad aumenta la ansiedad. Además, beber puede conducirte hacia el alcoholismo. Se cree que los cigarrillos tienen un efecto calmante, pero por el contrario son estimulantes y de los más potentes, por eso con el tiempo te producirán mucha más ansiedad.
Duerme lo suficiente
La falta de sueño o sueño interrumpido tendrá un efecto terrible en la ansiedad. Además, la capacidad para hacer frente a la ansiedad y los problemas en general disminuye si no dormimos.
¿Cuándo debemos buscar ayuda profesional?
Conocer la diferencia entre estar simplemente preocupado y tener una afección es difícil. Lo que parece ser una preocupación normal puede llegar a convertirse en un “trastorno de ansiedad generalizada” o TAG. Las personas que sufren de trastorno de ansiedad no pueden dejar de preocuparse, y ésto se convierte en su estado normal. El TAG es una condición muy comúnhoy en día, especialmente en la sociedad occidental. Puede ser tratada con medicación o terapia.La primera y más importante señal de que es necesario buscar algo de ayuda es el tiempo que llevas sintiéndote ansioso. Si experimentas este sentimiento por más de seis meses, es una clara señal de que algo está mal y que necesitas un poco de ayuda real.Otra señal es que tus preocupaciones están alterando significativamente tu vida cotidiana, trabajo u otras actividades sociales.Así que si no puedes dejar de preocuparte, y nada de lo que haces logra ponerle fin a tus pensamientos obsesivos. Por favor, no trates de luchar contra esto solo. Nunca temas de pedir ayuda. No es culpa tuya, es un fallo en la química del cerebro. Sé valiente y busca algún tipo de asistencia médica.
Fuente:https://goo.gl/UVLHpP