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Soltar patrones, creencias y programas limitantes es amar

Los patrones son estructuras inculcadas desde la infancia, bien sea por nuestra familia, por la sociedad o por alguien más. No es fácil darse cuenta cuando algo en nosotros está mal, pero algo siempre suele avisar: tristeza, enfado, frustración, sensación de vacío o soledad. Generalmente, una emoción que suele mostrarnos que debemos realizar un cambio. Los patrones y creencias erróneas nos hacen daño y muchas de ellas se encuentran en el subconsciente. Darse cuenta y trabajar en cambiarlas duele porque generalmente provienen de un miedo. Miedo que, sin querer, nuestros seres más cercanos nos han transmitido: miedo al fracaso, miedo a la soledad, al rechazo o al abandono, miedo al éxito, miedo a no ser capaz, a no poderlo lograr, miedo al amor o a la muerte. Estos miedos solo son una creación de nuestra mente para no afrontar y sanar la herida de la cual provienen, porque al ego o a nuestra mente no le convienen, pero a nuestro corazón, a nuestra alma, le hará muy bien. Para sanar, hay que tocar la herida y cambiar el patrón mental y emocional; esto suele ser un proceso que toma tiempo y esfuerzo. Tú has venido a eso: a transformar tu mente.

¿Qué es un cambio? Transformación. Derribar una estructura sin miedo a las consecuencias, a los resultados. Particularmente, he soltado estructuras en cuanto a mostrar lo que soy, quién soy, sin miedo, sin temor. Abrirme al cambio y a la transformación: pasar de ser una empleada común y corriente a ser una profesional de libre ejercicio, mi propia jefe. Eso implicó cambiar patrones relacionados al dinero.

Soltar creencias limitantes y arraigadas relacionadas a mi crecimiento y conexión espiritual, pues, para muchos, ser espiritual es ser religioso, es como estar en una secta o estar loco.

Soltar estructuras relacionadas a las relaciones y al amor, pues creía inconscientemente que para amar en libertad y de manera incondicional a mi familia o a mi pareja debía sufrir,  callar y no expresar emociones, debía aceptar toda situación por culpa, miedo a no ser amada o aceptada o por lealtad a mis patrones y a mi sistema familiar. Me di cuenta de que ellos solo me muestran lo que debo cambiar, y comencé a trabajar en mi amor propio: quererme, cuidarme, valorarme, partiendo por expresar emociones y colocando límites claros y sinceros desde el amor, soltando la culpa, el miedo, el dolor y el rencor. Concientizando que el amor solamente me lo puedo dar YO, y que si me amo, si me lo doy, si busco cambiarme y transformarme, estaré amando a los demás sin esperar ser aceptada, valorada o tomada en cuenta por mi novio, mis amigos o mi familia, porque no pretendo llenar un vacío; pretendo hacerme cargo de mí misma y volar al infinito.

Pasé de no tener un sentido o propósito en la vida a expresar mi amor y devoción a Dios a través del yoga y de mi trabajo de servicio como nutricionista y terapeuta en sanación holística o integral. Comencé a cambiar paradigmas y a conectarme con mi ser espiritual. Y es esa mi pasión, mi motivación: ser quien soy, ser lo que soy, ser luz, ser amor.

Hoy la vida me conecta con la creatividad: la pintura, la escritura, el yoga, la música, las terapias holísticas, la sanación, y me hallo aún en la búsqueda de mi transformación.

¿Qué te puede ayudar a soltar, a liberar? Créeme que en un principio no sabía cómo comenzar, aún, en momentos, me pierdo y me detengo. Respiro, medito, me conecto. Me permito escuchar. Tengo fe en mí y en Dios que está en mí, tengo certeza, confianza y seguridad. Recuerdo que como ser de luz elegí a mis padres, a mi novio, a mi familia, a mis amigos, a mi país para que me mostraran lo que debo trabajar para evolucionar. Concientizo. Voy tomando cada aprendizaje y sigo adelante. Porque ellos solo me muestran cada una de esas creencias, patrones y programas en los que debo trabajar para avanzar con pies firmes hacia el camino de la felicidad: mi propia libertad. Liberarme de ataduras del mundo terrenal aceptando también mi dualidad: emociones, acciones y reacciones que hago conscientes día a día para mejorar, para transformar mi ser. No se trata de no sentir o experimentar emociones o situaciones; no se trata de huir o no afrontar, se trata de aceptar, con compasión y con amor, que todo es perfecto y que el cambio seguro suele ser lento.

Para lograr este trabajo interno es necesario aprender a incorporar hábitos saludables: alimentación saludable, actividad física, mover tu cuerpo, meditación, prácticas de respiración, concentración, visualización y relajación, entre muchas otras. Conectarse con cosas que nos guste hacer en el día a día, con al menos una, pues si vives por vivir, ¿para qué vives? ¿Pasas tú por la vida o la vida pasa por ti?

También es necesario aprender a conectarse con pensamientos positivos, pues los pensamientos y emociones modifican nuestra vibración energética, estimulan nuestro sistema nervioso central y hacen que se secreten hormonas de bienestar, mejorando nuestro humor, estado de ánimo, sueño, liberando tensiones musculares, dolores, afecciones y enfermedades.

Comenzar por una actividad diaria a la vez te puede ayudar. Hoy, piensa qué puedes hacer para mejorar y dar lo mejor de ti, primero a ti y luego a alguien más y a muchos más. Eso es amor incondicional. Comienza por ti. Si no te amas, ¿quién te va a amar? Con esfuerzo, práctica, voluntad, disciplina, amor, paciencia, compasión, tolerancia hacia ti mismo, lo puedes lograr. Date lo que esperas de afuera o de los demás, sin esperar nada a cambio.

¡ÁMATE! ¡Lo puedes lograr!

Fuente: www.inspirulina.com

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