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Nov 29, 2010
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Viviendo en un mundo en crisis

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Sugerencias para Vivir en un Mundo en Crisis

En este siglo 21 que estamos viviendo, lo único estable es la incertidumbre, y esto, si no es comprendido y asumido por los que estamos en este proceso, puede traer serias consecuencias en nuestra salud, estabilidad emocional y calidad de vida. Hoy todo cambia y evoluciona con la velocidad de la tecnología digital, y nuestros sistemas biológicos de adaptación al medio, que como especie, se demoraron 5 millones de años en perfeccionarse, se ven sobrepasados y como consecuencia de esto, somos fácil presa del estrés negativo y de toda una gran gama de trastornos psicofisiológicos que esto trae consigo. Y estos malestares van desde los problemas metabólicos hasta la depresión.

Fuente : www.cecop.cl

“…más allá del vivir y del soñar lo más importante es despertar.”
Antonio Machado

Para aprender a tratar con estos cambios vertiginosos, que influyen poderosamente en todo nuestro entorno laboral, familiar, etc…pero principalmente en nuestra psiquis y conducta, es fundamental dominar ciertas actitudes internas y procesos mentales, a los cuales no estamos acostumbrados y menos capacitados, porque nadie nos habla de esto y menos se enseña en las universidades o colegios. (Al respecto, que interesante sería que se enseñara higiene emocional o mental en estos centros.)
Los investigadores en neurociencias recién están explorando los alcances de ciertas facultades cerebrales que antes nunca se habían estudiado, como los niveles de conciencia y sus implicancias en la estabilidad emocional y en el control del estrés.
Desde los orígenes la psicología ha estudiado el pensamiento, las emociones, las actitudes, la percepción y otras muchas facultades para ayudar a resolver problemas de adaptación y de salud en las personas, pero curiosamente nunca, hasta ahora, se había estudiado la conciencia plena, los estados de conciencia elevados, como una alternativa para enfrentar exitosamente las demandas extremas que la vida moderna nos impone hoy.

Tomar conciencia de quienes somos, de nuestro potencial, de los recursos internos que tenemos y aprender a elevar el nivel de vigilia, puede ser más potente y rentable en salud y calidad de vida, que muchas otras técnicas cognitivas y / o emocionales. Eso es lo que dice la investigación actual, y esto está avalado por pioneros en esta área como Darío Salas Sommer (SSI),   Jon Kabat-Zinn (MIT) y Andrés Martín Asuero (MBSR), solo por nombrar algunos.
Por eso las sugerencias que se hacen a continuación, para ayudarnos a vivir en un mundo cambiante y en permanente crisis, para que éstas sean efectivas, requieren de un cambio de perspectiva y de consciencia en nosotros mismos. Esto implica que no sirve de nada leer estas sugerencias y decir “ah….que interesante….” y seguir como antes con los mismos patrones, sin reflexionar, practicar y experimentar estos cambios.  Un cambio real de nuestra capacidad de atención y de alerta en vigilia, solo se puede conseguir observándonos detenidamente, tomando conciencia que como somos, como nos movemos, como respiramos y como nos desenvolvemos en todos los aspectos de la vida. Por lo tanto, lo primero para disfrutar los beneficios de estas sugerencias propuestas aquí, es tener la capacidad de observarnos y asumirnos, de comprender como funcionamos con ciertos estímulos, que nos deprime, que nos excita, que nos enrabia, etc. Conocernos en profundidad, retomar el legado de Delfos: “Conócete a ti mismo”.  Luego de saber como somos y asumirnos, debemos reflexionar en los cambios que estamos dispuestos a realizar, pues no podemos alcanzar beneficios reales, sin una práctica y un trabajo sistemático, pues no existe nada gratis en el universo y el que así lo piensa, está profundamente equivocado. El paso siguiente es comprender, y comprender no es entender algo intelectualmente, no es decir: “…si lo entiendo, tiene lógica”. No, no es eso, es llegar a hacer operativo un concepto de tal forma, QUE LO PODAMOS APLICAR A NUESTRA VIDA, siempre que queramos, que no existan contradicciones ni obstáculos de ningún tipo, que sea algo fluido, que siempre esté a nuestra disposición.  Si logramos comprende algo, aunque sea algo simple, eso ya no solo estará en nuestra memoria cerebral, estará en todo nuestro cuerpo, sobre todo en nuestro corazón, por lo tanto siempre a nuestra disposición. Para lograr esto debemos alcanzar un alto nivel de alerta cortical y mantenernos ahí el mayor tiempo posible, procesando nuestra propia realidad y las circunstancias. (2)
La clave de muchas de estas sugerencias se podrían resumir en: “Déjese un tiempo para estar solo consigo mismo, retómese, busque la paz que se encuentra en su mundo interior, pues todo lo que usted necesita, está dentro de usted mismo, todos los días busque y disfrute esa paz”.  Pero este mensaje es justamente lo contrario de todo lo que nos dice el mundo y las comunicaciones que nos rodean.

1.- Cuídese y respétese,  trátese con amor y cariño

Para poder practicar la conciencia plena, es necesario establecer una relación positiva y creativa con uno mismo; es fundamental tener pensamientos positivos y optimistas sobre lo que somos y queremos; de esta forma se adquiere la suficiente flexibilidad mental para poder cultivar una visión de la realidad más acertada y saludable.  Esta relación incorpora aceptación, amor, apertura, paciencia y diligencia, con objeto de cambiar la relación que el individuo establece consigo mismo y el entorno. Es muy bueno tener autocrítica y una visión realista de nuestro potencial y también de nuestras dificultades, pero como es normal tener defectos y problemas, debemos aceptar esto con naturalidad y con amor. La autocrítica destructiva, externa e interna, agota y estresa. Agotados y estresados nunca nos vamos a orientar bien en este mundo, y seremos victimas de un sistema que no nos es amigable. 

2.- Viva el presente, es lo único que existe, viva momento a momento

La realidad se desarrolla momento a momento, cada instante aporta algo distinto al anterior, cada momento es único:   vívalos sin dejarlos escapar pensando en fantasías sobre el futuro o en recuerdos del pasado.
Recuerde que nunca se va a repetir este momento, y si usted se evade de la realidad, que es el presente, con imágenes y fantasías que no existen, está haciendo un mal negocio, comprando fantasías con la realidad que tiene ahí delante. 
Aunque es evidente que la vida requiere una cierta capacidad de planificar y prepararse para el futuro, en ocasiones empleamos demasiados esfuerzos en anticipar el futuro explorando sin parar posibles escenarios.  Esta tendencia no es sana y suele producir ansiedad o estrés, por lo que es conveniente regularla.  De la misma forma, la reflexión sobre hechos pasados nos permite aprender para el futuro, pero dificultamos la capacidad de resolver problemas, si caemos en una excesiva rumia.  La rumia tampoco es sana, ya que facilita la depresión, por lo que también hay que regular esta tendencia. 
La conciencia plena resulta muy adecuada para prevenir la ansiedad, el estrés y la depresión porque ayuda a centrar la mente en el momento actual. Esté consciente de este momento, respire con calma, tome consciencia de su respiración y de su cuerpo,  observe que si logra un cierto estado de paz, todo está bien, si usted así lo desea y lo acepta.

3.- No juzgue tanto, no se juzgue

Todo juicio produce una cierta tensión emocional que posiciona al individuo frente al acontecimiento en uno de estos tres sentidos: a favor, en contra o indiferente.  Estas posiciones predisponen nuestras actuaciones y orientan la atención posterior.

Cultivando una cierta imparcialidad ante las situaciones, podemos suspender los juicios o evitar juzgar y así poder conocer mejor la realidad sin tener que vincularnos tan emocionalmente con ella.  Recuerde que todos los acontecimientos se producen por una serie de causas, que a su vez son producidas por otras, y así hasta el infinito.  Poder experimentar un acontecimiento sin tener que juzgarlo obligatoriamente es el primer grado de la libertad y de un estado de alerta superior.  Los juicios son una de las mayores fuentes de estrés.  La mente que está constantemente estableciendo juicios y categorías, limita la percepción de la realidad, al quedar condicionada ésta por las emociones correspondientes. Tener percepciones lo más puras posibles, es decir con un mínimo de opiniones o juicios, percepciones de alta calidad, nos prepara el camino a la paz y la conciencia de vigilia, desde donde podemos algún día comprenderlo todo.

4.- Confíe en sus capacidades, en su sabiduría y en sus recursos

Que nadie intente ser distinto a sí mismo, ni piense que la felicidad depende de factores externos.  Intente en la medida de lo posible ser usted mismo y busque la felicidad en lo que la realidad le ofrece aquí y ahora, que es la única posibilidad real.  Algunos sabios han propuesto que nuestra tarea en esta vida es simplemente llegar a ser lo que en realidad somos, liberándonos de todo lo que no pertenece a esta identidad esencial.

Confiando en uno mismo, en su sensibilidad y en su sabiduría, cada persona asume su propia responsabilidad y puede vivir plenamente su vida.  Esta confianza en uno mismo es lo que nos permite escuchar y abrirnos de todo corazón a la realidad del momento. Como decíamos, debemos comprender profundamente que la felicidad depende solo de nuestro mundo interior, es un estado de conciencia, y alcanzar estas metas depende en gran parte de asumir y reconocer nuestros propios talentos. Claro, muchos pueden decir: “Pero yo no tengo ningún talento especial, que voy hacer…”. En verdad eso es absolutamente falso, cada persona en la tierra tiene un don y supera a todo el resto de la humanidad en algo, no saber y comprobar eso, es una mezcla de flojera y cobardía.

 5.- Acepte la realidad como es, conozca sus límites y aprenda a soltar

Lo que resistes persiste y lo que aceptas se transforma, dice un dicho popular.  Sólo aceptando las cosas, podemos intentar cambiar algo.  Aceptar los límites de cada cual es fundamental para ser realista en los objetivos.  Así y todo, tener límites es una circunstancia de la persona, no una característica de su identidad.  No se identifique con sus limitaciones, ni limite a otros.

La paciencia es una forma de sabiduría.  Lo contrario, la impaciencia, es querer que las cosas vayan al ritmo que uno desea, que suele ser distinto a como van en realidad.  Otra fuente de problemas es nuestro intento de cambiar a otros.  Como dijo Gandhi: si quieres cambiar al mundo, debes cambiarte a ti mismo.  Experimente dejando que algunas cosas sean tal y como son, y fíjese, mientras tanto, en qué es lo que ocurre con usted.

 Aceptar no se debe confundir con conformarse, pero hay cosas contra las que no se puede luchar y otras sólo se corrigen si primero se aceptan.  Recuerde la plegaria: “Señor, dame fuerzas para cambiar lo que se puede cambiar, paciencia para aceptar lo que no se puede cambiar, y sabiduría para distinguir entre ambos”.
Esto en el fondo es fluir y saber distinguir los matices de los acontecimientos. En la naturaleza todo fluye, nada está inmóvil, y esto mismo pasa con los problemas que a veces nos golpean, nos quedamos con la imagen primaria del problema, la fijamos en nuestra mente y hacemos que esa imagen rígida nos atormente, cuando en realidad, el problema desde que lo conocemos ha cambiado muchas veces y va fluyendo con la vida.

6.- Cultive la mente de principiante, abierta, interesada y lúdica

Prestando atención al momento presente, se evita interpretar la realidad mediante situaciones pasadas, lo que le permitirá aprovechar todas las oportunidades que se presenten.  Toda situación siempre tiene algo de nuevo, cada momento es único, aprovéchelo.  En situaciones difíciles intente cultivar la curiosidad y la creatividad en vez de dejare llevar sólo por las preocupaciones.  De toda circunstancia se puede aprender algo si tenemos suficiente curiosidad para verlo con mente de principiante. Esto es muchas veces ser como niños, inquietos y curiosos con la realidad que nos rodea, buscando nuevas formas de percepción y de aprendizaje. A veces ocurre que los moldes rígidos de nuestra mente, de percibir todo desde la misma óptica siempre, nos empobrece interiormente, y como decíamos, nos priva de descubrir oportunidades y nuevas soluciones.

7.- No busque sólo resultados, fíjese en el proceso e intente hacer lo que tenga entre manos lo mejor que pueda

Todo deseo desequilibra la mente, ya que dirige nuestra atención en una dirección y genera unas expectativas que nos ponen en deuda con el  futuro, creando cierta tensión.  Esto no significa que debamos renunciar a los objetivos, pero sí debemos poner más énfasis en el proceso, que es donde se crean las causas para que se den los objetivos que deseamos. 

Recuerde que una persona casi nunca puede alcanzar por sí misma todo lo que se propone.  Es imprescindible, muchas veces, el trabajo en equipo y que se den ciertas circunstancias favorables para todo éxito.  No obstante, una persona sí es responsable de su motivación, intención y atención a su proceso.  Por otro lado, obsesionarse con un objetivo puede impedir ver otras oportunidades que quizá sean más interesantes. (1)

Y todo es un proceso, nada está estático, las cosas, los animales, la tierra y todo fenómeno orgánico e inorgánico está en un proceso permanente de cambio, se inicia en un punto y fluye, con miles de interacciones, a veces imposibles de predecir, por lo tanto los procesos son esenciales de percibir y si sabemos atenderlos, incluso nos pueden ayudar a alcanzar mejores resultados que los visualizados en un comienzo.

 Estas sugerencias, como hemos dicho más arriba son para trabajarlas, aplicarlas y comprenderlas, de otro modo no obtendremos de ellas los beneficios que prometen, mucho éxito.

 

Ps. Antonio Estévez M.                                 

Article Categories:
Desarrollo Personal
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