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VIVIR ES REVELAR EL PROPÓSITO ESPIRITUAL

La salud vista como integridad, permite revelar que el aprendizaje, la integración es la quintaesencia de todos los procesos vitales, de todas las pruebas. El de unirse, revelarse, integrarse, es el proceso de revelar la complementariedad de los opuestos. Vivir es aprender, ¿cómo podemos realmente aprender? ¿Cómo podemos estar vivos? Porque cuando no aprendemos es como si nos estuviéramos muriendo en términos humanos. La vida es un proceso de aprendizaje, y el aprendizaje ocurre como un proceso de relación entre dos cosas que componen la vida: la información y la revelación de esa información.

Veamos la información, ¿tenemos información? ¿Tenemos un plan? ¿La vida es un programa? Hay un programa de organización de información en nosotros, podemos llamarle con diversos nombres: la mente, el propósito del alma, el Dharma o la nota que venimos a dar. No importa como lo llamemos, hay un contexto de información que todos traemos y que venimos a desarrollar en la vida.

Veamos en segundo lugar como ese programa ha de revelarse o  desplegarse sobre un cuerpo, este cuerpo es mi instrumento. El programa de información, interactúa con el cuerpo pudiendo ocurrir varias cosas: el cuerpo puede revelar ese programa o no revelarlo, o  incluso resistirse a él.

Visto en estos términos vivir es integrarse, aprender es integrar esos dos aspectos. Aprender es unirse, es realizar un misterio, el de la fusión. Eso no ocurre al exterior, ocurre al interior de nosotros. Siempre estamos o bien integrándonos, o desintegrándonos. Al movimiento de integración lo llamamos salud y por eso insistimos, la salud es un movimiento, es un proceso, no es un estado estático. Y al movimiento de desintegración lo llamamos enfermedad en todo los planos, tanto en el plano físico como en el emocional,  o el mental. Eso nos conduce a una comprensión muy sencilla, la salud es integridad y nos enfermamos cuando perdemos la integridad.

Sanar la vida es restaurar su unidad, su integridad; estamos hechos de  opuestos, el espíritu y la materia, el masculino y el femenino, la izquierda y la derecha, el plexo solar y el plexo cardíaco, las tiroides y los ovarios, es decir que estamos hechos de dipolos.

Pero vivir es revelar que no son opuestos, sino complementarios, para ello es preciso tender puentes, puntos de unión entre esas instancias que son complementarias. Y cuando revelamos en la vida que los opuestos son complementarios, ya dejamos de pelearnos con nosotros y con los otros, cesa la fricción, ya no nos recalentamos sino que entramos en un estado de coherencia, y un estado de coherencia es simplemente un estado de armonía.

Cuando estamos en un estado de coherencia ya no estamos en la periferia, sino que estamos en nuestro centro, ya no vivimos de apariencias, ni para ellas, sino que estamos en nuestra esencia, en el núcleo de nuestro ser. Somos transparentes, trans-aparentes y dejamos pasar la luz y embellecemos la luz.

¿Cuál luz? La luz del intelecto, la de la intuición, la luz que también proyecta el fuego del amor cuando amamos, la luz del alma, la luz espiritual en nosotros. Esa luz es lo que siempre fuimos, el aprendizaje, la alineación consiste en dejar de  resistimos a la luz.

Allí tenemos entonces lo esencial de nuestra salud, restaurar la integridad, restaurar la unión entre los pares de opuestos revelando su complementariedad, restaurar la unión del espíritu y la materia, restaurar la unión entre la acción y la reacción, entre el cielo y la tierra. Revelar que tenemos dos niveles que son el espíritu y la materia.

El espíritu es ese programa es ese patrón de información espiritual que en cada uno de nosotros vive y la materia es el cuerpo, pero la materia también es espiritual cuando revela la luz. Y  de la interacción entre el Padre, el Espíritu y la Madre materia, surge un elemento intermedio, ese elemento intermedio es el hijo. Y el hijo es la conciencia. Así que cuando tenemos conciencia podemos decir que estamos vivos, estamos naciendo. Lo que nace en nosotros es la conciencia, es el misterio de la conciencia.

Jorge Carvajal

Fuente: http://www.davida-red.org/editorialesview.aspx?key=872 

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