“Tus circunstancias actuales no determinan a donde puedes llegar; solo dónde empiezas”
(Nido Qubein)
Siempre es un buen momento para comenzar. Siempre hay un instante adecuado para exprimir las experiencias, para generar nuevas emociones, para repotenciar destrezas y talentos, para avanzar con propósitos firmes y claros que contribuyan a hacernos partícipes y cocreadores de lo que hemos de vivir. Siempre habrá circunstancias que nos insinúen que, más allá de la retórica, es hora de actuar.
Invertir tiempo y energía en estos avatares para regresar a casa, para volver a centrarnos, para hacer que la razón sea alimentada desde el corazón, es enfrentar nuestras propias ausencias, retomar responsabilidades, ser conscientes de que es verdad que desde el compromiso se puede aportar para volver a empezar. Es renunciar a rendirse o a retroceder, es honrar a quienes nos antecedieron y con orgullo y templanza avivar el fuego de sus enseñanzas para proyectarnos con tesón y perseverancia, con voluntad y firmeza suficientes como para voltear la página y, esperar la siguiente, desde el optimismo y el desafío.
Reinventarnos es renunciar a la culpa o a buscarla en otros. Es sentir el viento a favor, es permanecer en el aprendizaje y mostrar gestos de cambio. Es “formatearnos” para disponer de nosotros mismos con la determinación, el deseo y la disciplina que nos permitan, con alegría, sentir que el mundo es nuestro y que es hora de liberar ataduras y dejar atrás la tiranía de los pensamientos limitantes.
Volver a empezar es reconocer lo esencial sin condicionamientos del pasado. Es entregarnos con convicción total para que las dudas no tengan lugar. Es rodearnos de nuevas formas que nos permitan ir en la dirección de los sueños. Es retirarnos en silencio y sin arrepentimientos de aquello que haya podido perturbar el camino, porque ahora hace parte de las lecciones aprendidas. Es afianzarnos en lo que nos ha permitido recuperar la identidad y reconocerla en los otros. Es levantar firmes la mirada porque siempre el nuevo amanecer nos espera con la certeza de que, el aporte de hoy, será aún más valioso que el de ayer.
Que sea el momento de encender la chispa para alumbrar el sendero de todos los que nos acompañan y que el candil de las decisiones esté ligado a la audacia, el arrojo y la osadía necesarias para que nuestro aporte sea genuino y oportuno.
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Por: Alejandro Posada Beuth